Inmune a mis encantos.

12 | Demasiado tragable.

 

 

 

JANISSE

 

-¿Qué te pondrás, neni? –Pregunta Alana, mi BFF, emocionada

-Sí, ¿Cuáles son tus opciones, Jann? –Interroga mi loca segunda mejor amiga, Nox, hermana mayor de Alana

-Estaba pensando en… El conjunto de la mini falda con la cadena, de pliegues, blanca con rayas negras, el crop top negro con plateado y las medias de red. El top negro de tela suave del lacito, con su falda negra ajustada y corta de cierre, también de esa tela, con mis nuevos tacones brillantes negros, tacón de aguja. O- *Nox me interrumpe*

-Ya está decidido. Ponte el conjunto de negro con los tacones punta aguja. Te haré un delineado y te pintaré los labios de rojo. Les pondré gloss translucido y listo. El labial no se le pegará a Wallace y mucho menos el gloss –dice ella, con todo perfectamente planeado

-¿Cómo carajos lograrás eso? –Pregunto incrédula

-Tengo mis técnicas ¿Verdad, Ally? –Pregunta viendo a Alana, o Ally, como solemos llamarla casi siempre

-Ahhmm… -responde Ally, cómplice- Bueno. Hora de trabajar –dice la castaña y nosotras reímos.

 

Entre mi ropa interior, escogimos un traje erótico muy, muy transparente de dos partes, súper mega sexy. Obviamente, color negro, con un hilo espectacular. 

 

 

 

Cuarenta y dos minutos después…

 

 

Nox y Alana chillan de la emoción al verme frente al gran espejo en mi habitación.

Ese es mi look y maquillaje de esta noche. Sólo que el labial es de un rojo más intenso, llevo gloss translucido y unos pendientes colgantes de corazón de diamante negro. Y, otro outfit.

 

-Estás… tragable, neni –espeta Ally, asombrada. Nox y yo reímos a carcajadas

-Jamás me imaginé que esas palabras salieran de la boca de Alana Dubreuil Le Font –confieso riendo

-Ni yo ¿Qué hicieron contigo, Ally? –Pregunta la rubia Nox, incrédula y burlona

-Mi varón me corrompió –susurra maliciosa

-¿¡Cómo que tu varón!? –Pregunto dando un saltito

-¿¡Cuál varón!? –Pregunta la primogénita de los Dubreuil Le Font

-¿¡Brad!? –Interrogamos Nox y yo al unísono

-A-já –dice sonrojándose

-¿Cómo es eso, Ally? ¿¡Por qué no me has contado nada!? –Pregunto algo molesta

-S-se me olvidó –contesta tartamudeando

-¿Sí? No me digas –Contesto mirándola con los ojos entrecerrados- Cuéntame. Ahora –exijo.

 

El claxon de un auto interrumpe la interrogación que pensaba hacerle a Alana.

Nox se asoma por la ventana.

 

-¡Es Wallace! ¡Son las siete en punto! ¡Debes irte ya! –Dice empujándome a la puerta de mi cuarto

-¿Te tomaste la pastilla que Nox te envío conmigo el otro día? –Me consulta Alana

-¿Cuál? –Pregunto buscando recordarlo

-La anti…conceptiva. El viernes antepasado, por si acaso, cuando fuiste a la fiesta de Bennett –cuenta algo incómoda, para que recuerde

-Ah. Sí, sí. La de un mes –digo recordando a medias

-Esa misma. ¿Lo hiciste o no lo hiciste? –Pregunta Nox

-Sí, obvio –digo tomando mi coqueta carterita

-Bueno. Entonces ya estás lista. Nos vemos, neni… -me despide Ally

-Nos cuentas TODO –exige la rubia, haciendo énfasis en la palabra todo. Wallace vuelve a hacer sonar su claxon.

-Ajá, ajá. Hasta mañana –me despido y ellas chillan de la emoción. Ruedo los ojos y rio.

 

Bajo con cuidado pero rápidamente las escaleras.

 

Abro la puerta, me despido con la mano de Noah, quien está en el mueble de la sala, mirándome con incertidumbre.

 

-¿A dónde vas tan arreglada y elegante, blanca nieves? –Me pregunta usando el apodo que me tenía Nathan. Lo odio. Sabe lo que me causa

-Voy a una cena con Wallace Bennett ¿Por qué? ¿Quieres cenar con nosotros? –Pregunto haciéndome la inocentona

-Gracias por la invitación pero, tengo que rechazarla. Hoy cenaré en otra parte. –Dice sonriente y ácido- Te esperamos todos aquí a las nueve ¿No? –Pregunta y me quedo procesando

-Sí, sí –contesto  sin saber a qué demonios se refería.  

 

Cierro cuidadosamente la puerta de la casa y camino hasta pasar la cera y proceder a entrar en el vehículo. 

Al acercarme a Wallace, casi caigo de cara en el pavimento. Por suerte, él me sostiene de un poco más arriba de la cintura.

 

-Diablos, Janisse. Estás… demasiado tragable –confiesa el pelinegro, detallándome. Me recuerda a la Alana pícara de hace un momento

-Gracias. Me lo dijeron hace un rato –digo riendo coqueta

-¿Quién? –Pregunta enseriándose

-Alana –Respondo riendo mentalmente, ante su reacción tan celosa

-¿Alana? Eso sí que me sorprende –confiesa soltando una risita

-Sí. –digo riendo

 

-Ven, siéntate –dice desde el puesto del conductor, dándole algunas palmadas a sus piernas

-No pensarás que me voy a sentar ahí ¿No? –Pregunto mirándolo seria

-¿Por qué no? –Pregunta haciendo un mini berrinche. Muerdo la parte interior de mi mejilla para no reír ante la imagen tan adorable de Wallace haciendo un puchero

-Porque no –respondo seria y firme

-Jann… -suplica con cara de perrito

-No me mires así. *Se queja* No es no. Además, podrías estrellarte –advierto volteando la cara hacia un lado y entrelazando mis brazos

-Janisse… -musita suplicante, tocándome una nalga. Seguidamente espeta en voz baja un “Ese culazo es mío”

-¡Wallace! –Reprendo- ¡Está bien! ¡Sólo no vuelvas a hacer eso… y… procura no decir cosas como esas! O al menos no aquí al frente de mi casa –susurro, con mis mejillas en fuego

-Mueve su cabeza de arriba abajo, luego rueda los ojos- ¡Yupi! –chilla alegre cuando mi trasero descansa sobre sus muslos.

 

 

Emprendemos el viaje, supongo que a su hogar.




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