Inmunes

8

Lacey

El día fue como cualquier otro.

Lo sentía lento, como solía hacerlo cuando estaba en las aulas; tenía que vigilar el generador, limpiar la casa y sentir curiosidad por revisar algunas de las cosas de Gerald y Beverly.

La casa tenia demasiados cuartos al igual que sótano y ático que me podía ofrecer las mismas sorpresas que una sala de espejos; cada día encontraba algo nuevo y hoy no fue la excepción, la única diferencia era que estaba vez no encontraría algo de Gerald o Beverly.

Sino de Hunter.

—Wow —el había dejado su iPad sobre el mueble de la sala que adornaba la ventana principal.

Quien diría que con todo lo que teníamos ese iPad nos podía ofrecer algo distinto a la música que Hunter solía escuchar en su Uber, como una película o quizás juegos.

—Rayos —una sorpresa que simplemente vi destruirse luego de ver que el iPad estaba protegido.

Hunter era un hombre precavido. Y la verdad eso hablaba bien de él. A menos de que fuese lo bastante estúpido como para ponerle la fecha de su cumpleaños como contraseña.

Pero no iba a perder mi tiempo en eso.

Todavía tenía un mueble repleto de cajones que no había revisado y estos no estaban protegidos por una contraseña.

—A ver que tienen —ni siquiera estaba cerrado con llave.

Gerald y Beverly no tenían alguna cerradura protegiendo sus pertenencias, quizás era porque vivían muy apartados de la civilización o...

—¡Vaya! —...porque solo guardaban cosas con valor sentimental.

El primer cajón estaba repleto de sobres con fotografías. En algunas de ellas estaban en blanco y negro y otras a color en diversos formatos, como los de cámara instantes y digital.

El primer paquete tenía a un grupo de jóvenes que hoy en día tendrían la edad de mis abuelos, divirtiéndose en fiestas o carnavales y en la mayoría se veía a la misma pareja. Un hombre con traje militar y una mujer portando vestidos, como la madre de Marty McFly en su juventud.

Supiese que ellos debían ser Gerald y Beverly cuando tuvieron mi edad.

—Increíble —había diversas fotos.

Bailes, cenas con amigos, despedidas, entre muchas y en todas estaban los dos juntos.

Cuando terminé de revisar el primer sobre encontré otro y este tenía fotografías a color...

—No puede ser— ...que demostraban el verdadero fruto de su trabajo.

En mis manos estaba la fotografía de una pareja adulta usando los uniformes de la atracción y junto a ellos se encontraba el actor de How I Met Your Mother que le daba vida al persone Barney Stinson, Neil Patrick Harris.

Era imposible de creer.

Esto tenia que ser un montaje.

Pero era demasiado real.

Neal posaba detrás de la esfera junto a su esposo David Burtka y sus hijos, cuando apenas eran bebes. La foto no tenía alguna fecha, como las fotos que te toman en las montañas rusas, y al reverso había un autógrafo escrito por ambos actores.

La perfecta evidencia de que esto no era un fraude.

—¡¿Qué?! —y había más.

Cientos de fotos.

Y en todas había diversas celebridades.

Hugh Jackman y su familia, Kristine Stewarth y Robert Pattinson (cuando eran pareja), Ellen DeGenneres y Portía de Rossi, Chris Colfer junto con su novio, la banda One Direction, el grupo coreano Super Junior y el elenco completo de Jackass.

Todas las fotos estaban autografiadas al reverso, las celebridades usaban camisetas o recuerdos de la tienda y parecían felices.

Quien diría que un fraude como ese pudiera atraer a demasiadas personas.

Y había mas sobres...

Beep Beepp ...pero mi curiosidad tuvo que ser interrumpida luego de escuchar la bocina del auto sonando.

Una señal de alerta...

—¡Oh por Dios! —...que solo me bastó con verla para sentirme sin palabras.

Levi estaba en el conduciendo porque Hunter se encontraba sentado sobre el asiento del copiloto haciendo presión a su pierna derecha y sujetando una pañol-eta con la mano izquierda mientras que en el asiento trasero estaba April a lado de dos desconocidos.

—¿Qué ocurrió? —uno de ellos se veía muy mal herido.

—¡Muévete! —un hombre de piel afroamericana con una profunda herida de bala en la pierna derecha— ¡Déjame pasar! — al que April ayudó a bajar del auto— ¡Ayúdame a subirlo!

—¿Quién es él?

—Eso no importa. Tiene una herida de bala —y al otro lado se veía a una pequeña niña—. ¡Vamos! ¡Hay que subirlo al segundo piso!

—¡Pero!

—¡No hay tiempo! ¡Debemos llevarlo a mi cuarto!.

—¿Y Hunter?

—¡Levi se encargará de él!

—¿Qué?

—¡Ya le dije qué hacer! ¡No puedo atenderlo si debo primero solucionar esto! ¡Ayúdame!

—¡Esta bien! —Y tuve que ceder.

Tome al tipo de su brazo izquierdo y con la ayuda de April lo llevamos a la habitación de April.

—Cuidado —ella me sugirió soltarlo al momento de recostarlo, por temor a empeorar su herida.

—¡Oh por Dios! —la cual ya era demasiado grave— ¿Qué le paso?

—Es una larga historia y no tenemos tiempo para eso.

—¿Por qué?

—Debo sanarlo.

—¡Eres una enfermera!

—Pero se qué hacer. Así que rápido. ¡Tráeme toallas, un balde con agua, unas pinzas medianas y cualquier medicamento que encuentres!

—Esta bien —Lamentablemente todo lo que teníamos era un botiquín de primeros auxilios que estaba en el baño.

April deshecho casi todo, excepto las botellas de alcohol y las pastillas para dolores musculares. También le traje un pequeño estuche de cosméticos que encontré en mi habitación.

—¿Hablas en serio? —ya que Gerald no tenia pinzas para cortar cables —Estas pinzas sirven para depilar cejas.

—Es eso o las de pan, tu decides,

April entendía la situación en la que estábamos.

El hecho de que Gerald y Beverly viviesen en el siglo pasado no garantizaba que tuviesen lo que necesitásemos para una situación como esa.



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En el texto hay: apoyo confianza, virus, uber

Editado: 17.10.2020

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