Ada se quedó mirando al hombre que, hacía lo propio con ella, pero con una expresión más confiada, y tuvo la sensación de ser una débil presa ante la presencia de su depredador. Una presa no podía hacer nada contra quien estuviera sobre ella en la cadena alimenticia.
—Está usted verdaderamente loco, es un acosador. No sé cómo ni porque sabe tanto de mí, pero si le voy a advertir, déjeme salir o tendré que presentar cargos en cuanto salga…
—No se altere señorita Demir, no hay necesidad de estar tan tensa. Yo vengo a solucionar su vida o más importante aún, la de su familia—abrió uno de los cajones cerca de la cama sacando un sobre de donde tomo varios papeles que comenzó a mirar detenidamente. —Ciertamente su entrega y amor por su familia me tienen muy conmovido, dejo su brillante carrera universitaria de lado para conseguir dos trabajos mal pagados, rechazo una beca al extranjero para ahorrar dinero y enviar a su hermano a estudiar. Y ahora es usted quien lleva toda la carga familiar aun con una madre moribunda, por cierto, aparte de todo es celestina, por una madre como esa yo no movería ni un dedo.
Lanzo todos los papeles sobre la cama y Ada pudo distinguir varias fotos de ella y su familia en ella.
¿Desde cuándo este enfermo la había estado vigilando? Tenía razón al sentirse amenazada por este hombre, su intuición no le fallaba.
—Eso no es asunto suyo. ¿De dónde saco eso?
—Eso no es lo importa señorita Demir, ya se lo dije, lo importante es lo que yo puedo hacer por ustedes. La posición en la que esta no es la mejor de todas—se tomó de un trago lo que quedaba en su vaso. —Le repito que no le voy a hacer daño, pero quiero que me escuche. Después de hacerlo si usted no está de acuerdo en nada de lo que le diga, yo le prometo que podrá salir tranquilamente por esa puerta y no la molestare más.
Ada miro hacia la puerta y luego al hombre desconfiada.
—¿Está usted seguro?
—Le doy mi palabra y se lo juro por mi honor, y de dónde vengo no hay nada que valga más que el honor. Tome asiento donde más le guste, esto llevara algo de tiempo.
—Luego de esto quiero que me deje ir.
La puerta se abrió y un hombre vestido de negro entro dejando una bandeja con dos tazas de té, al salir se despidió muy respetuosamente del hombre frente a ella. Ada no se atrevió a beber nada a pesar del ofrecimiento del hombre de las diez.
—¿Por dónde empezar? — se recostó hacia atrás en su asiento. —Primero debería empezar presentándome, me disculpo por mi descortesía. Mi nombre es Kerem Özdemir, soy de la provincia de Mardin específicamente Midyat, soy el próximo jefe de mi familia. En Midyat nos regimos por las tradiciones, es un pueblo lleno de historia y de cultura, hace muchos años en estas tierras estaban al mando de cinco grandes familias reunidas para gobernar, tenían un consejo para nombrar un jefe al mando del pueblo. Lamentablemente una a una fueron desapareciendo, al final solo dos familias han perdurado hasta el día de hoy y el ultimo jefe perteneciente a la última familia en desaparecer falleció hace más de veinte años. Desde entonces la familia Korkmaz y Özdemir se han enfrentado por el poder, no hay manera de decidir arbitrariamente al jefe.
Ada miraba al hombre atentamente, se sirvió otra copa de coñac.
—Esta pelea se ha alargado por bastante tiempo, cobrando muchas vidas y a pesar de los años la situación muy lejos de enfriarse está a punto de llegar a su punto más crítico—Se rio pareciendo divertido. —No estoy aquí para darle una clase de historia señorita Demir así que iré al grano. Hace veintiséis años exactamente mi tío mayor el actual jefe de la familia logro concebir a su primer y única hija, mi prima Derya. Así fue como luego de tantas desgracias se acordó un compromiso entre ella y el hijo mayor de los Korkmaz, fue la solución el unir a las dos familias, nuestro linaje se volvería uno solo y no habría necesidad de luchar por el poder así que firmaron un acuerdo de paz que duraría 25 años exactamente. Por mucho tiempo la paz regreso a Midyat y ese sería el desenlace de la historia, sin embargo, el día de la boda llego y sucedió una desgracia. Derya escapo de su boda, en medio de los preparativos no sabemos cómo, escapo y el auto en el que pensaba irse fue encontrado en un acantilado. Ella murió.
Ada estaba asombrada por la maravillosa historia que escuchaba, digna de una novela. Al ver suspirar tristemente al hombre de las diez, Kerem, por un momento sintió empatía con por él. Sabía que aún había pueblos muy herméticos en algunas zonas de Turquía en las que la ley no llegaba porque ya existía otra muy superior presente, pero escuchar una historia así…
—Mi pobre prima no quería casarse, lo sé y no la culpo, el hijo de la familia Korkmaz es un hombre de carácter fuerte, déspota, irracional que no admite ningún fallo a las tradiciones, aun si estas dañan a los demás, alguien verdaderamente despiadado. Derya nos suplicó para no llevar a cabo el enlace, pero no pudimos hacer nada por el bien de la familia, y no hay día que me culpe por no haber hecho nada para ayudarla. Era tan joven.
Juraría ver un atisbo de melancolía en su voz con la mirada perdida como si recordara todo lo que estaba narrando.
—Lo lamento por su prima, es muy triste lo que le paso y todo lo que me cuenta, pero no entiendo ¿Qué tengo yo que ver con eso?
—Justo a eso me dirigía, en tres meses se cumplen los 25 años acordados del acuerdo de paz. Exactamente el 15 de abril el día del aniversario de la boda fallida con Korkmaz, este día ha sido el más esperado los últimos siete años porque al vencerse el acuerdo, no habrá impedimento para que la sangre bañe a todo Midyat.