Inquebrantable

Capítulo 2

Jacque

—¡Merde tu m'as fait peur Karl! —exclamo al notar a la pelirroja que me observaba mientras dormía—. ¿Qué haces ahí? —pregunto mientras me incorporo colocándome una camisa.

«¡Maldita sea, me asustaste Karl!»

—Te veía dormir —responde con un tono de voz dulce e inocente.

—¿Por? ¿Si notas lo psicópata que es? Ni si quiera sé cómo llegaste aquí, ¿Por dónde entraste? —le pregunto exaltado.

—El otro día que vine, me aseguré de dejar sin seguro la puerta trasera. Solo fue entrar por ahí discretamente sin ser vista por tu familia. ¿Sabes lo hermoso que te ves durmiendo? Pareces un ángel, te vez tan pacífico y....

—¡Karluones! Creí que no podrías cruzar más la raya, pero esto —hago una seña circular con mis dedos—. Ha roto cualquier límite, ha superado mis pensamientos respecto a ti —digo toscamente—. El amor que dijiste tenerme en algún momento, se ha vuelto obsesión, me tienes en un trono idolatrándome, y eso, no es sano. Creo que necesitas ayuda —esto último lo digo crudamente.

—Me llamaste por mi nombre y no por mi apelativo —responde dolida.

—Te he hablado de algo serio, ¿Y en eso es lo que te centras? ¿Escuchaste si quiera algo de lo que dije? —bufo—. Karl, te pediré amablemente que te retires de mi habitación y luego que salgas de mi casa para continuar a desaparecer de mi vida —le digo muy serio.

—Jacky... N-no pued-es... pedirme eso —responde mirándome con los ojos llorosos—. Yo te necesito, tú me necesit...

—No Karluones, no me necesitas y yo a ti tampoco. Lo que necesitas es un psicólogo, alguien que te pueda ayudar a superarme. Rompimos hace 4 meses, comprendo las circunstancias y sé que ha sido difícil para ti, pero Karl, te haces más daño, porque yo no te amo —termino de decir abriendo la puerta—. Esto puede ser contado como acoso y para ahorrarte un problema más no acudo a autoridades, porque sabes que no es la primera vez que irrumpes en mi casa. Pero si hay una próxima vez, dejaré la compasión de lado —le hago una seña en indicación de que salga.

Se queda perpleja mirándome unos segundos más, hasta que parece reaccionar y responde:

—Si.... Creo que tienes razón —dice en medio de un llanto—. Perdóname Jacque, pero.... Es que yo te amo y.... Me niego a dejarte ir a ti también —solloza cubriéndose la cara con sus manos—. Intentaré mantenerme alejada —se pone en pie y me da un beso en la mejilla, me da una última mirada hasta salir por la puerta.

Suelto un enorme bufido mientras sobo mi cabeza. Me quito la bermuda que tenía puesta para ponerme unos jeans y salir del cuarto.

—¿Por qué acaba de salir la loca Klara de tú habitación? —dice Layve, mi hermana, cuando nos encontramos en el pasillo mientras come una manzana.

Ruedo los ojos.

—Puedes decirle Karl —tomo su manzana y le doy una mordida—. Se metió infraganti —me encojo de hombros.

—¿Cómo? —pregunta enarcando una ceja.

—No preguntes porque tampoco sé y no quiero imaginarlo.

—¿Mamá sabe?

—Noup y tampoco le digas –le devuelvo la manzana.

—¿Por?

—No molestes Layve, voy a salir un rato por si mamá pregunta –digo sobándome la sien.

—Hay tiempo de lluvia gargamel —comenta burlona.

—No me demoraré —chasqueo la lengua—. Sólo necesito caminar un rato y despejar la mente, vendré a cenar.

—Eso si no te encuentras con alguna tormenta antes de regresar y te retiene.

—Ruega al cielo entonces para que eso no pase, no querrás que tú hermanito preferido pesque una gripa y luego te la traiga —le doy un leve golpe en el brazo.

—Tonto —pone los ojos en blanco—. Cuídate y si empieza a llover asegúrate en algún lugar, así nos haces un favor y no contaminas la casa de gripe, ya que tus defensas no son capaces de hacer su trabajo bien —se apoya en la pared cruzada de brazos.

—Muy chistosa Layvenelli —rueda los ojos—. Te amo hermanita —le doy un beso baboso en el cachete.

—¡Iu! Asqueroso —se queja poniendo una mueca—. Me caes pésimo.

Le tiro un beso en el aire y me dispongo a salir de casa. Al poner un pie a fuera confirmo lo que Layve decía, hay tiempo de lluvia, en el ambiente se percibe el respectivo aroma, el cielo se contempla con tonalidades lóbregas. Espero que no llueva hasta la noche.

Empiezo a caminar sin rumbo fijo, dejando que mis pies sigan su propio camino mientras por mi cabeza pasan millones de pensamientos sobre Karl.

Karl es una pelirroja muy bonita, no se puede omitir ese aspecto, pero lo que llamó mi atención en ella fue su forma de ser. A pesar de tener una belleza natural, no era la típica chica vanidosa que se creía por ser bonita o por tener privilegiadamente un cabello pelirrojo con ojos claros, ella era espontánea, inteligente y nada superficial.

Nos hicimos novios a los 3 meses de conocernos. Nuestra relación duró 8 meses, pero por problemas de compatibilidad y personalidades, terminamos. Al mes y medio sus papás murieron en un accidente de avión.

Haberlos perdidos le creó esa obsesión por mí, era un ser que quería y cercano, por lo que el dolor hizo que confundiera los sentimientos.

Sus acosos empezaron como una búsqueda de refugio en mí, reflejado por este dolor. Pero de repente ya parecía que éramos novios otra vez y yo no podía permitir eso, habíamos terminado y no había posibilidad de que volviéramos. Tenía muy claro que no habíamos funcionado una vez, una segunda vez sería igual o peor.

Una gota.

Dos gotas.

Tres gotas.

Miles de gotas empiezan a caer.

—Merde.

Empecé a caminar más rápido mirando alrededor para encontrar un lugar de refugio, solo había casas hasta que recordé un lugar donde podría estar hasta que la lluvia cesará, corriendo me dirigí ahí.

Al llegar sentí como un calor me inundó, cada movimiento que realizaba dejaba caer miles de gotas de mi cuerpo de lo mucho que me había mojado. Fui al baño a buscar toallas de papel para poder secarme un poco.




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