Alizee.
Cuando desperté me sentía agitada y estaba llena de sudor, aunque no fue un sueño tan trágico, de hecho, ha sido el más leve que he tenido durante este último tiempo; no deja de afectarme de cierto modo y remover fibras dentro de mi ser, recuerdos y tormentas que yo sola tuve que aprender a calmar, a saber, sobrellevar ya que nadie estaría dispuesto a tener que luchar con mis propios demonios.
El chico que me ayudaba en el sueño lo vi tres días después en el centro comercial, fue raro.
Era la primera vez que soñaba con un desconocido y luego me lo encontraba en persona. Lo más extraño fue que volví a encontrarme con él horas después. Y no solo a él, también al chico que había chocado conmigo el día que pintaba. Todas estas coincidencias en mi mente no tenían sentido, no las comprendía, parecían irreales.
Porque por más que todos deseamos que las coincidencias se terminen convirtiendo en un hermoso cuento mágico con final feliz, yo había dejado de soñar con ser la pueblerina que un príncipe venía a rescatar y liberaba de una vida sufrida. Ya tenía la certeza de que mi papel en cualquier historia no terminaría color de rosa y viviendo felices para siempre en el paraíso, sería algo mucho más trágico.
🌈
El teléfono en mi oreja vuelve a timbrar una vez más, si no contestaba, no tendré oportunidad de hablar con él hasta el otro mes, una vez más. Cierro los ojos desesperanzada.
—Alizee... —una voz ronca y débil suena a través de la línea telefónica.
Mi corazón se emociona, pero a la vez se quebranta.
—Papá —respondo en un jadeo y con mis ojos amenazando soltar lágrimas en segundos—. ¿Cómo estás? ¿Estás comiendo? ¿Por qué te demoraste en responder? —ataco con preguntas.
—Bien princesa, estaba en el baño cuando me dijeron que llamabas —tose—. ¿Tu cómo vas?
—Bien papá, estoy bien. ¿Estás enfermo? No te oyes bien. ¿Por eso no contestaste el mes pasado?
La preocupación invade mi ser y empiezo a morder mis uñas.
—Estoy bien pequeña... Solo es una gripe —suspira—. No contesté porque me prohibieron el derecho a mi llamada.
—¿Por qué hicieron eso?
—Tuve problemas con mis compañeros, ya sabes diferencias.
—Papá, sabes que cuando te portas mal te quitan la única llamada que tenemos al mes. ¿Por qué lo haces? Sabes que yo vivo para poder escucharte cada mes, que eres lo único que me mantiene a flote, lo único que me pudo salvar... —las lágrimas ya caen por mis mejillas como lluvia.
—Lo siento, mi vida.... Es que fue muy difícil mantener autocontrol, si no hubiera sido algo extremadamente complicado sabes que no lo habría hecho. Yo... Yo te amo con todo mi ser y.... sabes que tú eres lo único que me mantiene vivo de igual manera. El poder volver a verte, ver esos 2 hermosos ojitos que tienes —solloza.
—No llores papá —hago una pausa—. Yo también te amo con todo mi ser, te amo más que eso y sé que si estás ahí es por mi culpa y....
—No Alizee, te lo he dicho mil veces, no estoy aquí por t....
—Amber me consiguió una entrevista de trabajo —digo para cortar el tema.
—¿En qué princesa?
—Mis pinturas tú sabes... te he contado sobre ellas, las vendió y.... al parecer llegaron a manos del dueño de una galería. Me reuní con él y quiere que haga obras exclusivas para él y quizás exponerlos más adelante —digo nerviosa.
—Eso es fantástico amor, me alegra mucho por ti. Sabes que te mereces esto y más —tose una vez más—. Ten mucho cuidado, no te confíes de nadie y ya sabes...
—Si papá, lo sé. Gracias, esto lo haré por ti, para poder pagar la fianza, para que puedas ver mis pinturas, para poder estar juntos.
—Lo sé mi preciosa —hace una pausa—. Alizee... —dice mi nombre con un tono nervioso.
—Dime papá.
—¿Has hablado con... Amaliz?
—No —respondo secamente.
—Alizee...
—No papá —lo corto—. No me hables de lo mismo una vez más. No me pidas que la llame, porque no lo haré. No me pidas que la perdone, porque tampoco pasará. No me nace, simplemente no quiero.
—Alizee, me vas a escuchar porque soy tú papá y punto —me regaña—. Tienes que perdonarla tarde que temprano, porque eso te va a pesar tanto, que un día no vas a poder cargar con eso. Te va a enfermar y va a empezar a matarte. La falta de perdón y resentimiento cobran y muy cara es su factura. Primero se llevarán tú luz, te van a apagar, te van a llenar de irritación, de sentimientos malos y feos hasta acabar completamente contigo. —se queda callado unos segundos y vuelve a hablar—. Prométeme algo Alizee.
—¿Qué papá? —respondo con irritación.
—Si me llega a pasar algo, lo harás, la perdonarás.
—Papá yo no....
—Alizee —advierte.
—Yo... —hago una pausa y cierro los ojos—. Lo haré cuando esté lista, pero... no será hoy ni mañana. Todavía es algo con lo que lucho y duele, ahora no puedo. Igual no te pasará nada malo, no por ahora ¿cierto? —sollozo alejando los pensamientos de que algo malo le pueda ocurrir.
—Alizee, escúchame. Esta vida es prestada, yo no sé si vaya a estar mañana, pero no quiero irme sabiendo que no eres capaz de perdonar a tú madre. La única parte de las que te dio vida que queda aquí. Esté o no esté, necesito que lo hagas, no por mí, hazlo por ti. Porque sé que algún momento se convertirá en una carga pesada y no te dejará avanzar. Yo la perdoné, te hará bien hacerlo a ti también.
—Intentaré hacerlo cuando me sienta lista papá, te lo prometo. Pero ahora cuéntame algo bueno —le pido para cambiar de tema.
—Estoy aprendiendo a hablar inglés para cuando...
—Para cuando tengas que venir a vivir conmigo —termino por él—. Te amo papá, enserio lo hago. Gracias por dar tú vida por mí y te prometo también, que saldrás de ahí para estar conmigo.
—Yo también creo en eso princesa —dice en inglés.
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Editado: 16.07.2021