Enciendo la chimenea y me acomodo en el suave sillón mientras él se sienta en la silla y escucho el crepitar del fuego. Una lágrima rueda por mi mejilla mientras rescato un recuerdo caído en el olvido...
—Aquel sombrero rojo, esa conversación que pretendía sustituir el suave trinar de los ruiseñores, aún no puedo creer que...
Algo golpea la ventana y se oye una débil voz. Una voz que desearía no haber escuchado nunca
—No, no puede ser, esa voz, esa persona no...—Dije con voz trémula
—Es imposible que haya aparecido, justo estábamos recordando cómo fue que...—Se calla en cuanto oye un chasquido y una risa.
Los hermanos miraron a través de la ventana por última vez