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Como sucedió aquel desvanecimiento en medio de las clases, pues no se a que se debió esa situación inesperada.
Mis ojos se abren lentamente acostumbrándose a la luz natural, ¿Dónde me encuentro?
- Sentir esa paz es única - menciona alguien a mi atrás tomándome desprevenida.
El lugar donde me encuentro es una habitación con el techo descubierto donde observo el cielo despejado, mientras alrededor hay un enorme invernadero. ¿Es un sueño?
- Me alegra verte sonreír por primera vez sin ser fingida; te dijimos que nunca vuelvas a cohibirte a ti misma. Estamos aquí contigo.
Observo al chico que me habló, tiene cabello castaño rojizo y unos ojos rasgados que hipnotizan a cualquiera. Aquel bello chico se dirige al piano que se encuentra ahí, pasa sus delicados dedos por los teclados comenzando a tocar una melodía que me brinda mucha paz.
la, lalala laa lalala tarareo siguiendo el ritmo del piano.
Eres libre como una mariposa
de aquel capullo te liberaste
siendo hermosa a primera vista,
esa libertad del amor, brilla en ti.
Tan bella, una rosa que pertenece a este invernadero
tan única que iluminas ante todos
tan perfecta que eres para mi
una rosa maravillosa y preciosa.
Una canción que me llega al corazón cantada por el chico del piano que vuelva a repetir las mismas palabras, este es mi lugar seguro donde me siento en paz conmigo misma, estoy segura que pertenezco aquí brillando en esta ciudad; sin trabas que impidan sentirme otra persona.
- Poemas, canciones dedicadas a nuestra vida, a ti, quien nos enseñó que el amor existe y no es solo subestimado por las personas. - menciona otro chico que entra a la habitación, tiene el cabello negro y un piercing en la esquina del labio.
- Nuestro deseo fue cumplido, no lo crees Steven. - habla el chico del piano dirigiéndose al de piercing.
Entonces él es Steven, y al observarlo muerde su labio soltando una carcajada que resuena en la habitación.
- Esa es la verdadera chica, quien no le teme a nada, quien tiene mil metas por cumplir y lo háras porque nosotros creemos en ti.
Steven con esas palabras sigue acercándose hasta llegar a donde mí, levanta mi mano y la posiciona en su pecho. - Este corazón te pertenece y las canciones de mi mente es gracias a mi musa de la inspiración.
Y con esas palabras se aleja por el mismo lugar que entro. Mientras el chico del piano sigue tocando, comienza ahora con otra melodía más melancólica que siento mi corazón en pedazos. Una opresión que es difícil de detenerlo.
Todo aquel lugar se vuelve oscuro, tan rápido se volvió de noche que no veo nada a mi alrededor solo pasos aproximándose a donde me encuentro; ese dolor en el pecho me tiene postrada de rodillas es tan desgarrador que me deja sin aliento.
- Te odio, te detesto. Porque nos dejaste- es lo último que escucho volviéndose todo oscuro.
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Despierto asustada sentándome bruscamente de donde me encuentro.
- Tranquila, solo fue una pesadilla. - Menciona Jhonatan quien me hace recostar en su pecho. Lloro como si mi vida dependiera de ello, la tristeza, el nudo que siento en mi pecho es tan fuerte que emocionalmente me siento tan devastada que lloro en el hombro de mi compañero.
El dolor más fuerte no son las heridas que se lleva físicamente, esas se pueden curar, cicatrizar a lo largo del tiempo, pero las heridas psicológicas y mentales son las que prevalecen toda la vida, aquellas palabras hechas con el objetivo de herir el alma de una persona.
Es así como me siento, como si me hubieran herido al pronunciar aquellas palabras que fueron tan reales; al parecer un recuerdo que vino a mi mente. Porque estoy más que segura que aquel sueño no solo fue eso, hay muchas cosas más detrás de esto que debo descubrirlo de cualquier modo.
Después de largos minutos de soltar lágrimas, me tranquilizo y observo que me encuentro en una habitación con las paredes blancas.
- Estamos en emergencia, te trajimos después que te desmayaste. El medico nos dijo que fue tus defensas bajas lo que proporciono tu desvanecimiento- menciona Jhonatan.
Me recuesto nuevamente y entra el médico. - Como de seguro ya te menciono tu amigo tu cuerpo este débil, no tienes las defensas adecuadas, descansa un rato más y luego podrás ir a casa. Te traje comida y una bebida para que te alimentes y recuperes algo de energía.
Con unas gracias se retira el médico y aunque él es especialista en su área estoy segura que por eso no me desmaye hay más incluyendo esas heridas psicológicas y mentales que me tienen en este estado; la cual espero hallar porque razón me encuentro así en esta situación.
- Me asuste horrible cuando caíste al suelo, a todos nos dejaste fríos. Ahora serás controlada por mí, para que no vuelva a pasarte. - Jhonathan habla sentándose a un lado de la cama.
Los minutos transcurren, me alimento de lo que trajo el médico y la habitación se funde en un silencio agradable. Cada uno con sus pensamientos en sí mismos.
Después de casi una hora salimos de la habitación y justo Adelai corre hacia nosotros.
- Hitzel estas bien, me avisaron que estabas en emergencia. ¿Qué paso? - pregunta desesperada.
- Tuve un pequeño desmayo según el doctor por defensas bajas, no hay nada porque preocuparse.
- Y porque estas con él. - señala a Jhonathan
Los dos se observan como si se conocieran de algún lugar. - ¿Se conocen?
No, sí. Los dos se contradicen y ahora soy yo la que tiene preguntas en su mente hacia ellos.
- No nos conocemos, solo lo vi unas cuantas veces por la U.- menciona Hitzel.
- Bueno la dejo en tus manos, recordé que tengo cosas importantes que hacer. - y con eso último se despide Jhonathan.