Después de que Raiza y yo comiéramos los grasosamente deliciosos churros y tomáramos agua, nos dirigimos al lugar donde quedamos con Matthew y Evan. Como los caballeros que son, ellos llegarón antes.
-Bien, ya estamos todos- dijo Matthew-. Es hora de dar comienzo al plan.
-Correcto- prosiguió Raiza-, hay que ir a la oficina de Daniel.
Esa oficina solo estaba a dos pisos y un par de pasillos. Antes de doblar la esquina, nos detuvimos para comprobar que el guardia estaba ahí como un halcón vigilando la puerta.
-Bien Avril, ya sabes qué hacer- me dijo Raiza.
Me aproximé hasta donde estaba el guardia.
-Lo siento señorita, no puede estar aquí. Tendré que pedirle que se valla- me dijo cuando estuve frente a él.
-Lo sé- respondí- Quieto- dije mirándole a los ojos. Después, tome su rostro e invadí su mente, esto era un poco más difícil considerando que no estaba teniendo contacto afectuoso con él, aún así logré averiguar el paradero de la llave.
Raiza y Matthew vinierón corriendo y sin esfuerzo, lo aturdierón.
-¿Y bien?- dijo Raiza- ¿Donde está la llave?
Aclaré mi mente y rebusqué aquel recuerdo.
-En... El otro lado del instituto, en el aula cerrada de física bajo una caja llena de zapatos- respondí con mis ojos cerrados.
-Bien, puede que tardemos un poco, así que vigílenlo bien.
Dicho esto, se fuerón corriendo y Evan y yo nos quedamos solos. No quería que se formara una escena incómoda, y mucho menos quería hablar con él así que solo tomé asiento enn el piso cruzanado las piernas. Él imitó mi acción. Como era de esperarse, no pudo quedarse callado.
-Avril, yo...
-No hables- le espeté.
-Tienes que dejar que te explique- volteó a verme.
-Yo no tengo que dejarte hacer nada ¿quieres explicar? Bien, hazlo; pero no esperes que te crea- dije rápidamente.
-Avril- suspiró-, tal vez mis palabras no tengan validez, pero ¿qué hay de mi mente?
-¿Qué quieres decir?
-Que si no me crees si te lo explico, puedes invadir mi mente.
-¿Y como sé que no vas a distorsionar tus recuerdos?
-Solo podría hacerlo si no hay contacto afectuoso.
-¿Así que esperas que te bese?- solté una leve carcajada.
-Avril por favor, no se me ocurre ninguna otra forma de explicarte- me suplicó.
A pesar de que en este momento estaba más que furiosa con Evan; la forma en la que me miraba hizo que no me pudiera resistir.
-Está bien, lo haré. Pero ten en cuenta que esto no cambiará nada- le dije.
-Lo sé- dijo con tranquilidad.
Me puse de pie y me acerqué a él, no podía mirarle a los ojos. Cuando nuesros labios se tocarón, él no puso ningún tipo de resistencia para dejarme invadir su mente.
-Evan por favor, te extraño mucho- decía Ava.
-Lo siento Ava, pero lo nuestro no duro ni dos semanas y fue hace mucho tiempo, debes superarlo- le respondió Evan.
-¿Qué te detiene Evan? ¿Acaso no extrañas lo que tuvimos, como te hacía sentir?- empezó a pasar los dedos por el brazo de Evan.
-Escucha- retiró la mano de Ava-, no quiero que me tomes a mal, si te quise, pero encontré a la chica más perfecta que he conocido en mi vida y me enamoré por completo de ella.
-Oh no mientas Evan, ven aquí- en cuanto Ava dijo eso, lo tomó del cuello y lo besó. en eso aparecí yo.
-Avril, no es lo que crees- salí corriendo-. Mira lo que haz hecho- le dijo a Ava. Ava puso mirada de superioridad.
Acabé con el beso. Mi mente estaba confundida y a la vez por fin respiraba en paz. Evan se me quedó mirando y mi respiración iba muy rápido.
-¿Y bien?- me dijo con ternura.
-Yo...- no pude hablar, ya que el guardia reaccionó.
Me acerqué a él inmediatamente, lo miré a los ojos y le ordené:
-Duerme- y obedeció.
Volví a mirar a Evan, su mirada era expectante, quería una respuesta, y yo tenía varias solo no sabía cuál era la correcta. El silencio era lindo y poder sentir paz estando con él por fin era el doble de lindo. Le sonreí y él me sonnrió de vuelta, eran de esas sonrisas que lo dicen todo. Me le acerqué lentamente y lo abracé muy fuerte. Quería hacer más pero mi corazón recién se estaba reparando, debía esperar a que estuviera en toda su capacidad.
-Lo siento- le dije suavemente.
-No tienes porqué- me dijo en el mismo tono.
-Sí, sí tengo porque- dejé de abrazarlo pero mantuve mis brazos en sus hombros-, no te dejé si quiera explicar y nos hice daño a los dos, todo esto es mi culpa.
Suspiró.
-¿Te hice mucho daño?- me preguntó. Me mantuve en silencio-. Bueno, es claro que han sido pésimos días para ambos.
-¿Para ambos?- pregunté.
-Sí, yo también sufrí- me resultaba difícil de creer, pues todo este tiempo había visto a Evan como el malo-. Okey, veo que te resulta algo poco creíble, pero quiero que veas.
Me besó y me dio paso a su mente, de nuevo. La imágenes eran muy claras, podía ver cómo sufría casi tanto como yo. Lo veía a ratos llorando en su cama, no comía bien, solía quemar muchas cosas era como si le dieran ataques de rabia o impotencia y sintiera lo necesidad de destruir. Sus recuerdos me hacían sentir pésimo así que los abandoné.
-No sabes cuánto lo siento- le dije.
-No hay problema, lo importante es que ya sabes la verdad y eso para mí es suficiente.