Escuché la voz de la directora a lo lejos, por lo que decidí fingir que aún estaba inconsciente. Pronto, una voz masculina se unió a la de ella, juraba que la conocía pero no estaba segura de dónde. Una puerta se abrió.
—Mira, aquí tienes lo que pediste— escuché decir a la directora.
—Vaya, al parecer no eres tan inútil Acacia... Me alegro que de vez en cuando hagas algo bien— respondió la voz masculina.
—Cállate imbécil, sabes que solo hago esto porque no quiero más problemas.
—Ya linda, te creo. Muy bien, estarás libre de tu deuda en cuanto decida que hacer con la chica— sonaba tan arrogante y engreído, tenía mucho miedo.
—A ver, explícame algo, de todas las mezclas que existen, ¿porqué justamente Avril resulta tan importante para ti?
El hombre soltó una risa macabra.
—Oh Acacia, ¿tú no sales mucho, verdad? Esta chica no es una simple mezcla como las del oeste... Aún no sé qué tiene en su interior, pero sé que no es nada antes visto— explicó.
—¿Qué te hace pensar eso?— la directora sonaba algo asustada.
—Conocí a sus padres— aquella frase retumbó en mis oídos como un tambor —. Su madre fue la primera distinta de aire y su padre el primer distinto de agua, tenían más habilidades que todos los distintos, por eso eran las armas secretas de la guerra. Nunca perdían una batalla y normalmente no lograban encontrarlos, no hablaban mucho, se dice que solo se necesitaban el uno al otro, romántico ¿no? Como sea, un día se dirigían a una reunión y desaparecieron misteriosamente, jamás se supo nada del paradero de ninguno de los dos, tal vez algunos supuestos avistamientos, pero el último fue hace siete años y nada estuvo confirmado.
»Will Reyes y Jessica Steele fueron personajes muy reconocidos y olvidados en el tiempo, su único legado son sus dos hijas: Avril y Julieta, la otra no me interesa. Pero Avril, ha presentado características nunca antes vistas que debemos tomar antes de que ella misma las descubra. Evie y Tate son unos mediocres, hablé con ellos e insistieron en que no le hiciéramos nada, no tuvieron en cuenta que siempre estoy más adelante de todo el mundo— rió macabramente.
—Y-y ¿cuál es el propósito de drenarle sangre?, si seguimos morirá pronto— confirmado, la directora estaba tan aterrada como yo.
—Pues, tienes dos propósitos. El primero: debilitarla por si trata de defenderse. Y el segundo: quiero estudiar qué podemos lograr con esa preciosa sangre tan clara.
Mi interior ardía ¿acaso tengo cara de rata de laboratorio?
—Por Dios Daniel mírala, está helada, morirá pronto...
No pude terminar de escuchar. ¿Daniel? ¿Ese Daniel? ¡¿Él estaba detrás de todo ésto?! ¿Cómo rayos ese idiota sabe tanto sobre mis padres? ¿Qué piensa que hará conmigo?
—Tal vez muera, pero no aún. Descuida, no la dejaré morir hasta que ya no me sea útil.
—¿Y su amuleto? No podrá vivir bien sin su amuleto.
—Calma, también lo estoy estudiando, además podrían localizarla y no quiero eso. Debo llevarla al instituto del oeste ya que ese par de escorias Evie y Nate no fueron capaces, los ejecutaré en cuanto vuelvan... Quita esa cara Acacia sé que ésto no es lo que acordamos, pero piensa lo siguiente: si todo sale bien, tal vez logremos hallar a tu hija— la directora suspiró —. Ahora, necesito que vayas a dar el anuncio de que Avril desapareció, no quiero sospechas.
Dicho ésto, sonó la puerta indicándome que se habían marchado.
Me incorporé en la cama y no pude evitar llorar. ¿Porqué ésto me pasa a mí? Me gustaría no ser distinta y vivir normal con Julieta y Victoria, comiendo su estofado de cerdo todas las noches junto a la taza de jugo de cerezo que siempre amé. Como extraño esa vida.
Recordé las veces que Victoria nos llevaba a volar cometas o alimentar patos en la plaza... Ah, la plaza; el único lugar lindo del sur de Balmett, el único lugar con vegetación, animales, aire fresco y sol brillante. Sonreí ante mis recuerdos. Si tengo suerte algún día volveré a ver a Victoria y logre deshacerme de estos estúpidos poderes, podría comprar una casa en el campo donde viviría con Evan y nadie nunca podría hacernos daño de nuevo...
Pero, aquello solo lo lograría escapando de las garras de Daniel antes de que logre arruinar mi vida de nuevo. Abrí mis ojos y miré el espejo, mi cabello se hallaba un rubio mucho más platinado y brillante, mis ojos... Eran celestes extraordinariamente claros, casi blancos, eso combinado con mi pálida piel me hacía lucir como un fantasma.
Debía encontrar una forma de liberar mis manos.
En un lado de la aguja que tenía clavada había una especie de filo tipo navaja, era lo que la mantenía aferrada a mi brazo. Eso serviría para cortar el amarre, el problema era que estaba puesta verticalmente por lo que no podría evitar cortar mis brazos al liberarme. No me importó; traté de hacerlo lo más rápido posible, pero mis oídos se llenaron de un chillido en cuanto corté. Dolió como el demonio. Más mi falta de sangre, casi me desmayo de nuevo, tuve que sacar fuerzas de donde ni tenía.
Ahora el ambiente era aún más borroso, me costaba respirar. Me dirigí al espejo con un pequeño cajón donde busqué por unas llaves o algo útil. Mi reflejo me espantaba de sobre manera.
Encontré una pequeña llave y rápidamente la tomé. Después comencé a caminar sin rumbo en busca de una salida. Cuando ya estaba más lejos de la cama sentí un dolor en mi pecho, en la zona del corazón. Me pregunto que sería. Al tratar de seguir moviendome el dolor se incrementaba; me ardía todo, y las heridas de mis brazos parecían abrirse más. Caí al suelo exhausta. Con mi respiración entre cortada, sentí que me volvía loca cuando escuché un susurro: