"Que me perdone el tiempo… por querer detenerlo cuando te miro”
—Autor desconocido.
Sentí que fueron los minutos más gloriosos de mi vida mientras te veía explicar lo importante que es cuidar la naturaleza. Aunque creo que no fui el único que se hipnotizó con tu belleza, porque mis compañeros estaban tan sumergidos mirándote que sentí celos.
¡Oh, mi musa, qué me haces sentir!
Tu charla concluyó regalándonos una hermosa sonrisa que atesoré en mi corazón. Tomaré tus palabras para proteger cada planta que exista en tu alrededor, para regalarte cada una de ellas para que vivan con tu belleza.
La clase había terminado, pero aun así me quedé unos minutos más; mirarte me ha devuelto la inspiración que me hacía falta, mi poetisa. Siento que aun llamarte por tu nombre es una falta de respeto, así que hasta que no tenga la osadía de decirte quién soy, para mí siempre serás mi musa de amor.
Tomé una hoja de mi cuaderno y el lápiz que uso para escribirte.
Mi querida poetisa:
Eres la flor más hermosa que brilla en mi jardín, los tulipanes y los claveles sienten envida al verte. Porque saben que con tu belleza le robas la atención de todas las abejas.
Con amor, tu intento de poeta.