Intento de poeta

Quinto intento

"No hay amor como el primero”

—Nicholas Sparks.

 

Ya se acercaba la fiesta de graduación, así que este sería nuestro último año. Bueno, si seguía en las sombras sí lo sería, y no quería que todos mis intentos quedaran en el olvido. Todos se preparaban para conseguir a su pareja de baile. Incluso Darel estaba emocionado, porque le pediría a Violet ir con él.

¿Me animaré a invitarte?

¿Aceptarías ir conmigo al baile?

Tenía nervios en hacer esa pregunta, podía tener muchas respuestas.

Veía a Darel practicar para el campeonato, ya su equipo estaba en las finales. Miré la hora en mi reloj, aún estabas en clase, pero mi amigo no terminaba de hacer ejercicio y no podía seguir esperando por él.

Mi poetisa, mi musa amada. Han pasado meses desde que este sentimiento empezó a crecer en mí, esa tarde lluviosa de septiembre. Cuando te vi llorando porque tu gato Rumrum había muerto, yo no sabía qué hacer para calmar ese llanto que torturaba mi corazón. Te abrí mis brazos y te refugiaste en ellos, toqué cada hebra mojada de tu cabellera tratando de calmar esos sollozos. Y la verdad no sé si lo recuerdes...

Como dice Mario Benedetti: “Cuando uno se enamora las cuadrillas / del tiempo hacen escala en el olvido / la desdicha se llena de milagros / el miedo se convierte en osadía / y la muerte no sale de su cueva // enamorarse es un presagio gratis / una ventana abierta al árbol nuevo / una proeza de los sentimientos / una bonanza casi insoportable / y un ejercicio contra el infortunio // por el contrario desenamorarse / es ver el cuerpo como es y no / como la otra mirada lo inventaba / es regresar más pobre al viejo enigma / y dar con la tristeza en el espejo”.

Y quisiera creer que aún me recuerdas.

Saqué de mi mochila mi cuaderno y el lápiz para escribir lo que mi corazón me decía.

 

Mi querida poetisa:

Eres mi primer amor, la primera ilusión que sentí, quiero que me permitas ser ese amor que hace todo por ti. Te dedico versos, ya que besos no puedo.

Con amor, tu intento de poeta.

 

Cerré mi bolso, caminando hacia donde estaban los casilleros. El pasillo estaba despejado, así que me acerqué a su casillero y dejé caer la nota. Me volteé dispuesto a alejarme, cuando de repente ella salió de uno de los salones. Entonces nos observamos sin decir nada. Solo parpadeé varias veces, para que la ilusión desapareciera, pero era real. Estaba delante de mí. Ella apartó la mirada y siguió caminando, y yo seguí también mi rumbo hacia mi última clase.



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En el texto hay: humor, romace, sentimientos

Editado: 27.01.2023

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