Alexx empujó mi cuerpo hacia adelante, quedando más cerca de Jonathan. Volteé mi rostro para mirarlo amenazante y susurré entre dientes un traidor, él solo respondió encogiéndose de hombros, en ese momento odié al chico castaño a mis espaldas.
Miré de nuevo al frente, Jonathan se notaba relajado mientras se acercaba a su presa―yo―. Decidido a confrontarlo me paro derecho, no sé si quiera morir tan joven, pero si lo haré seré recordado por mi valentía. Me aproximo un poco más al chico de cabello negro y cuando quedamos frente a frente éste me toma del brazo para seguido jalarme y aprisionarme contra la pared ―en ese momento creí haber escuchado un chillido por parte de Cira, debe estar asustada por mi triste destino―. Cuando ya estábamos muy cerca, tan cerca que podía sentir su respiración en mi cara y lo grande que era su cuerpo, Jonathan estiró su mano en mi dirección. Me tensé en respuesta, preparado para lo que sea que me haría. Pero de manara inesperada… En su mano tenía sujeto mi teléfono, Jonathan me estaba devolviendo mi teléfono.
Alcé el rostro para encontrarme con sus poderosos ojos azules, los cuales me miraban de una forma que no pude identificar con claridad pero por alguna razón no pude evitar avergonzarme.
― Se te cayó hace más de media hora cuando saliste corriendo.― Empezó a relatar― No te encontré por ningún lado para devolverlo.
De la emoción y el alivio tomé el teléfono sin demora y no dudé en lanzarme a sus brazos para abrazarlo del cuello efusivo, por poco y lo envuelvo de las caderas con mis piernas ―si no fuera tan alto muy probable lo hubiera hecho―, olvidando el pequeño detalle de que podría incomodarle y él llegar a matarme. Aunque pensándolo en verdad, ¿qué puede hacerme alguien que solo está devolviéndome mi teléfono cuando en lugar de eso lo hubiese robado? Según yo, nada.
Tengo que decir que la escena debió de verse muy graciosa, en especial por la cara de desconcierto de la ahora mi presa. Vaya, los roles se invirtieron.
― Gracias, gracias, muchas, muchas gracias.― Empecé a repetir sin parar hasta que Jonathan me tomó algo torpe de las caderas para darme mayor estabilidad y me alejó un poco de su cuerpo sin llegar a romper el abrazo.
― Oye, me mareas.― Levanté el rostro para verlo a los ojos― Pero no es nada, solo te estoy devolviendo lo que es tuyo, además, quería pedirte disculpas por tratarte tan mal hace un rato en los pasillos, lo que pasa es que estaba un poco molesto.
Me pareció muy extraño que se disculpara, pero me pareció más extraño aún la posición en la que estábamos por mi causa. Me sonrojé violentamente. Intenté apartarme rápido, pero Jonathan me lo impidió. Sus ojos mostraban remordimiento.
― ¿Todavía me tienes miedo?― No supe cómo interpretar esa pregunta.
― Un poco, pero enserio agradezco que me devolvieras mi teléfono. Ya no te veré tan atemorizante.― Mostré un tímida sonrisa.
Podía sentir las intensas miradas de mis amigos detrás de mí. En especial la de Cira.
― Gracias, Casey.― Me tensé por un segundo.
― ¿Cómo sabes mi nombre?― Pregunté curioso, yo no se lo había dicho. Él sonrió gracioso.
― Nos vemos.― Se zafó del abrazo para emprender camino, pero, antes de lograr irse con éxito apareció Carter frente a él.
― ¿Qué es lo que estabas haciendo?― Giró a verme― La vulgar chica masculina. Cuanto tiempo.― Bromeó. Me asustó recordara lo de temprano pero eso no evitó su comentario me molestara.
― Mira, deja de meterte conmigo. Yo no te he hecho nada para que de repente vengas a tirártelas de chulo a llamarme ‘‘chica masculina’’. Que sepas tengo pene y mis pantalones bien puestos, a diferencia de ti que andas de pica flor solo porque te falta hombría.
― Vámonos.― Ordenó Jonathan, riendo un poco.
― Espera…― dio un paso al frente, supe esta vez no saldría impune pero Jonathan sin que me lo esperase levantó su brazo entre nosotros en mi defensa. Los dos se dedicaron una intensa mirada, al final, creo que ganó el pelinegro. Carter en última instancia se adelantó hasta donde estaban mis amigos, pensé les intentaría hacer daño a ellos, hasta Alexx se puso en posición defensiva, pero: ― Hola, chicas.
― No lo hagas.― Le aconsejó su amigo.
Por favor, Dios. Si es que existes y me estás escuchando ampáranos de la ira de Nerea. Ah, y si es posible, dame una cámara.
― Mira maldito, a mí no me vengas con tu “hola, chicas” tan depresivo y soso.― Ya despertó la bestia― Quiero que entiendas que ninguna de las dos está interesada en un maldito pendejo que liga con toda chica que se le para enfrente. Así que será mejor que te vayas yendo a buscar a tus putas a otro lado porque aquí no vas a encontrar a ninguna.
Nosotros cuatro estallamos en risas, también había varias chicas y chicos presenciando la escena, algunos hasta se rieron, mientras Carter se quedaba atónito en su lugar. Para mi sorpresa Jonathan también estaba riendo. Me gusta la resonancia de su risa, le hace ver menos amenazante y más se...
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Editado: 17.03.2019