Invierno en Verano

Capítulo 8

-No volveré a ir a una fiesta Dae-Min.

-¿Estuvo tan mal? Bueno... pues claro que estuvo mal...fue mi culpa.

-Esta bien Dae, tú solo fuiste a divertirte, y yo, supongo que fui una carga... te dije que no sería una "genial" idea.

-Esque quería que te divertieras aunque fuese una vez en tú vida.

-Dae... pero yo siempre me divierto.

-No es así, siempre estás ocupado, pensando en los demás, nunca piensas en ti, nunca piensas en las cosas divertidas que podrían haber más allá de...ya sabes.

-Así esta bien Dae, así es mejor...

Dae-Min conocía muy bien a Tae-yang y sabía que era lo que sucedía.

Después de todo cuando sus padres murieron él se había negado a sí mismo a ser el niño al que todo le decía que si, al que amaba tanto la diversión, el precioso niño que siempre sonreía, el niño que vivía sin miedo, el niño que amaba hacer amigos, aunque no siempre fue bueno para ello, ya que los demás niños veían a Tae como un "bicho" raro, pero él no era raro, el era único y su difunta madre le había dicho que ser único era bueno y muy bonito.

Bueno y bonito...

Sí, su madre le había enseñado a siempre ser un niño bueno y bonito. Pero ella no se refería a ese "bonito" del físico, no, ese no.

Si no, bonito de corazón, bonito de sentimientos,  al bonito Tae-yang al que todos iban a amar y nunca olvidar por su gran corazón.

Claro, Tae-yang tenía un gran corazón y por eso muchos se aprovechan de él, y su madre temía que eso llegara a pasar a más, así que también le enseñó a que no todo lo bonito es bueno.

Y a pesar de que hayan pasado años desde el fallecimiento de sus padres, Kim Tae-yang sigue siendo bonito, aunque dentro de lo más profundo de su corazón se haya negado a ser el niño feliz de antes, él seguía y seguirá siendo "bonito".

Pero se culpaba por la muerte de sus padres y Dae-Min muy bien lo sabía.

-¡Chicos! - gritó Woo-Seok a lo lejos agitando su mano de un lado a otro.

-Seoki, Hola

-¿Cómo están mis dos queridos amigos?- dijo Woo-Seok abrazando a ambos chicos.

-¿Porqué tan cariñoso? - le preguntó Dae levantando una ceja.

-Ay ¿qué? Si yo siempre soy un amor. ¿No es así,Tae-yang? -Woo-Seok lo volteó a ver, pero Tae-yang estaba algo distraído.

Si, Sun-Wook iba pasando justo a su lado, junto a aquella linda chica.

-Tae...

-¿Creen que me odie?- preguntó mirando al pelinegro alejarse.

-Después de esa bofetada que le diste,pues yo creo que sí. -le dijo entre risas el castaño.

-¡Woo-Seok! -le llamó la atención Dae-Min haciéndole un gesto mientras negaba con la cabeza.

-Yo quise decir...- carraspeó- Sun-Wook es así Tae, es todo un odioso, pero cuando lo conoces bien es tan solo un niño sensible.

Cierto, después de aquella noche al día siguiente Tae-yang había recibido un gran susto. Levantarse y que alguien lo estuviera observando no era algo a lo que estuviera acostumbrado. Y mucho menos levantarse semidesnudo, en una cama que no fuese la suya, en una habitación que no fuese la suya...no no, definitivamente no, entonces se había asustado tanto que se levantó de golpe y le dio una bofetada a Sun-Wook.

¡A Sun-Wook!

¿En qué estabas pensando Kim Tae-yang?, se preguntó a sí mismo durante todo ese día justo despúes de haber sido sacado de aquella gran casa.  

Pues claro, Sun-Wook se molestó tanto que lo hizo echado, pero tampoco a como lo están imaginando. Si no que, dejó que se vistiera y luego se aseguró de que se largasen ambos de su casa. 

-No te preocupes por él TaeTae, no es como que te fuese a molestar después de lo que le hiciste...o si? - le preguntó Dae-Min algo inquieto a Woo-Seok.

-Nah, él no es tan inmaduro como para hacer eso...

Oh pues vaya madurez la de Sun-Wook, si se la pasó molestándole toda la semana.

En la cafetería había chocado con él al propio para botar su comida.

En los pasillos lo empujaba con el hombro.

En las clases, cuándo le tocaba hablar, él simplemente lo interrumpía.

Pero...

¿Porqué le había molestado tanto que Tae-yang lo hubiera abofeteado?

Oh por supuesto, había tan solo una razón...

La razón por la que odiaba tanto a su padre...

...
 


Después de largas horas de clases a Tae-yang le habían sobrado varias horas de tiempo, así que decidió ir a la biblioteca de la misma Universidad.

Aquella biblioteca era enorme.

Por lo menos sería una linda tarde para él, ya que  no hay nada que Tae-yang amara más que leer, siempre llevaba consigo un libro, su libro favorito:
 


 

"Cuando la tormenta pase"
 


 

Lo leía una y otra vez, el amaba estar metido en su mundo de fantasía y como buen fan de aquella novela nunca se cansaba de leerla.  
 


-Disculpe, ¡Buenas Tardes.! - dijo Tae-yang con un tono suave sonriendo.

-Buenas Tardes muchachito, ¿que se le ofrece?- le preguntó la anciana.

-El área de historia.

-Oh si, está justo al final del pasillo, ya nadie lee libros de allí, así que deben de estar muy enpolvados.

Por supuesto que Tae-yang sabía que ya nadie leía libros de allí, por eso había preguntado por esa área, porque estarían él y su libro, solos. Y no habría nadie ni nada que lo molestara.

-¡Gracias!- agradeció el castaño con una leve sonrisa y se dirigió a aquel oscuro pasillo.

Tae-yang caminó por unos segundos.

Y ya estando en el último pasillo observó como aquellas luces parpadeaban, mientras caminaba su dedo índice se iba deslizando por los libros enpolvados y entre más se adentraba al pasillo, mucho más libros amontonados en pilas encontraba.

Tomó varios libros que habían en una pila y los colocó en una fila de dos, haciendo un asiento, los sacudió y se sentó.

Por fin tiempo para él, sin que nadie lo molestase, pensó.

Por un momento había tenido un poco de paz hasta que un ruido peculiar se pudo escuchar.



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En el texto hay: romance juvenil, amistad, lgbt+

Editado: 28.08.2023

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