Hola a todos, siento tanto retraso, pero, como muchos ya sabéis, ando bastante mal de tiempo. También quería mencionaros que, como comenté, ha finalizado la posibilidad de descargar Domadores con el contenido extra en Amazon. La verdad es que me ha sorprendido muchísimo el número de descargas, espero que lo disfrutéis mucho y os pido/recuerdo que, por favor, no olvidéis dejar vuestra valoración con estrellitas y comentario en Amazon. En este fin de semana ha habido más de 200 descargas, así que, por favor, no olvidéis la valoración, que es gratis y se tarda menos de un minuto. Aunque os pueda parecer una tontería, para mí es muy importante para así estar mejor posicionada y darme a conocer y que, de esa manera, pueda hacer más sorteos y demás. Porque, como sabéis, el libro es autopublicado y yo corro con todos los gastos, por lo que me es difícil sino hacer estas cosas. Espero que lo entendáis y que todos los que tengáis cuenta en Amazon dejéis allí vuestra opinión sobre el libro. Un besito y disfrutad del capítulo!
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Bea observaba atenta la escena sin terminar de dar crédito a lo que estaba apunto de suceder. Nicole, la chica a la que siempre había considerado una estirada y a la que había estado tratando de molestar de forma insufrible durante todo ese tiempo de prisión, estaba tratando de rescatarla. ¿Por qué? No entendía sus intenciones. Ella, desde luego, la hubiese dejado allí presa sin sufrir ningún tipo de cargo de conciencia. No eran amigas. No se debían nada. Y, entonces, ¿por qué la iba a salvar?
El cristal no tardó mucho en caer y Nathaniel ayudó, a disgusto, a Bea a bajar hasta ellos. No entendía por qué ese cambio de actitud. La pelirroja los había traicionado a todos, ¿por qué arriesgaban su vida por ella? Sabía que para su hermana era importante, pero aún así, él no estaba dispuesto a olvidar todo lo que había pasado en el internado con los repudiados por culpa de la Natura.
Por su parte, Clo y Bruno hicieron lo propio con el chico, pero un leve y rápido escalofrío en la nuca de Domador hizo que este frenase en seco y girase hacia la puerta. Con todo el calor del momento había algo que se le había pasado por alto. Dejó de lado al chico y a Clo y avanzó hacia Nathaniel.
—¿Dónde está María?
Su voz sonaba tensa y preocupada al mismo tiempo.
—Yo qué sé —respondió Nate tratando de sonar natural.
En verdad, no tenía ni idea de dónde estaba, solo sabía que había tenido que irse a hacer no sé qué. No había prestado demasiada atención. Lo que sí que recordaba era que la Ignis le había pedido que la cubriese con Bruno, así que iba a tratar de darle el mayor tiempo posible.
Bruno dio un par de pasos en dirección hacia su mejor amigo. Su rostro estaba serio y evidenciaba que no estaba para juegos.
—Antes de llegar aquí estaba contigo —Hizo una pausa—. Nate, no quiero repetirlo, ¿dónde está?
Nicky se adelantó un par de pasos para situarse junto a su hermano. No era del todo consciente de qué estaba pasando y por qué Nate no respondía a la pregunta de su hermano, pero lo conocía lo suficiente como para confiar ciegamente en su criterio.
La Domadora colocó su mano derecha sobre el pecho de su hermano para tratar de tranquilizarlo.
—No es el momento —le advirtió.
Bruno apartó el brazo de su hermana y avanzó hacia Nate.
—Nate, dime dónde está María.
La voz del Domador se había tornado oscura y autoritaria. Sus gestos evidenciaban su nerviosismo y parecía que no iba a tardar demasiado en perder los papeles.
—No lo sé —respondió Nathaniel tranquilo—. Se ha ido antes de que entrásemos a esta sala— añadió al ver que su mejor amigo comenzaba a descontrolarse.
—¿Cómo que se ha ido?—Hizo una pausa—. ¿Y me lo dices tan tranquilo?, ¿cómo has sido capaz de dejarla aquí sola?
Bruno cada vez subía más y más su tono y sus gestos se incrementaban y se volvían cada vez más agresivos.
—Sí, te lo digo tan tranquilo porque ni soy su niñero ni tengo ningún tipo de responsabilidad con ella. Es tu novia, no la mía. Preocúpate tú de ella y no nos culpes a los demás porque la hayas perdido de vista —sentenció provocando que todos abriesen se quedasen sin saber muy bien qué decir.
Nada más escuchar las palabras Nicole se colocó entre los dos domadores para interponerse en el camino de su hermano que avanzaba hecho una furia.
—¡Apártate! —le ordenó este.
Nicky negó con la cabeza a sabiendas de cómo era su hermano.
Clo corrió hacia ellos para tratar de destensar la situación.