Samara
- ¿Que?
- ¿Estas sorda o tonta?, te dije que pierdes el tiempo. - Me dijo con voz de hastió y malhumorada. Todo lo que tenia de hermoso lo tenia de borde, evidentemente este tipo no era un simpático total.
- Vine a hablar con la señora Fitsheral, y la voy a esperar aquí.- Le dije cruzando los brazos sobre mi pecho, ¿quien se creía este idiota para hablarme de esa manera?
- Lo único que conseguirás aquí,sera una revolcada. - Su voz gruesa y su ceja levantada era sinónimo de burla hacia mi. Este tipo enorme de casi dos metros quería ser amenazante y no sabia que con esta pequeña gitana no podría.
- Vengo a buscar un trabajo, sea el que sea.- Le dije y el sonrió de medio lado- No me asusta ninguno.
El se carcajeo y negó con la cabeza, de no ser un idiota molesto que se esta burlando de mi; su sonrisa seria hermosa y deslumbrante.
- Necesitamos una bailarina para entretener a los borrachos. - Me dijo con burla.
- Puedo hacerlo, sé bailar y soy muy buena. Soy gitana.- Le dije con seriedad y el dejó de reírse para mirarme a los ojos, me escaneó por unos segundo de cuerpo entero y me hizo una señal con la cabeza para que lo siguiera.
- Vamos a mi despacho.
Pasó por una puerta que estaba detrás de la barra y lo seguí por un largo pasillo hasta llegar a una puerta de madera, la abrió con una llave que tenia guardada en su bolsillo, se adentro y sin decirme nada entré junto a el. Era una estancia sencilla que contaba con una estantería llena de carpetas y libro, un escritorio viejo y corroído, y varias fotos en blanco y negro de algo que no lograba distinguir.
- Siéntate. - Me dijo cuando tomó asiento frente a la silla que me correspondía a mi- En realidad era una broma, pero me diste una buena idea.
Asentí con la cabeza y me quedé quieta en mi lugar. Este tipo me estaba viendo con una necesidad y no era bueno para mi integridad física que estuviera sola con el. Pero no podía desconfiar de todo el mundo porque tuve una mala experiencia con Ilay.
- Necesito el trabajo realmente, haré cualquier cosa en el bar.
- ¿Porque viniste a Tusayan? - Me preguntó de repente dejándome sorprendida.
- Porque me gusta el pueblo, ¿porque más seria?
- Es un pueblo fantasma, una mujer tan hermosa no viene a lo perdido por Dios para vivir aquí. - Me dijo analizando mis respuestas, debía tener una muy buena excusa.
- Gracias por lo de hermosa, pero me gustan los pueblos tranquilos, soy una gitana contemporánea.- Dije con una sonrisa para hacer más creíble la excusa.
El pareció creerla porque no objetó nada, me volvió a analizar el rostro y al cabo de un largo y tortuoso minuto, relajo los hombros y hablo.
- Es un pueblo pequeño, donde los viajeros pasan a comprar provisiones y pasan por este bar. Todos los hombres del pueblo vienen a escondidas, por lo tanto aquí reunidos podrás ver a más gente que en todo el pueblo. Pero últimamente estuvimos cayendo en las deudas, y un nuevo espectáculo nos vendría bien.- Explicó claramente.
- ¿Que clase de espectáculo?- Le pregunté y el hizo un gesto con el rostro como si fuese algo obvio- No voy a prostituirme.
El alzó ambas cejas y volvió a reírse a costas mías, era alguien muy lindo pero un completo idiota que me estaba proponiendo un trabajo indecente. Me levanté de mi lugar dispuesta a irme y dejar toda esta estupidez del bar, buscaría trabajo en otra tienda o algo con lo que me pudiera mantener hasta que Dylan volviera. Antes de cruzar la puerta, sentí una de sus grandes manos tomar uno de mis brazos para detenerme el andar.
- Lo siento, no quise decir eso.- Me dijo y pude verlo realmente arrepentido.
- Necesito el trabajo, puedo cocinar y limpiar; incluso puedo bailar para tus clientes. Pero no me voy a prostituir.- Le dije y de un tirón me solté de su agarre, estaba muy ofendida por su insinuación y quizás me cueste el único trabajo aquí, pero tenia dignidad.
Si no quise ser la prostituta de Ilay, si huí de todo ese mundo y me puse en peligro por ello, no lo haría ahora después de todo lo que tuve que pasar para llegar hasta acá.
- Espera por favor...- Me dijo y volvió a tomar mi brazo, lo soltó cuando vio mi gesto de odio infinito- Dijiste que eras gitana y que podías bailar, quiero solo eso. Nada sexual.
Lo miré unos instantes, su oferta era tentadora. Solo debía bailar para los clientes de paso que tenia este pueblo, y como lo mejor que sabia hacer era bailar, no era un problema en absoluto.
- Antes de contratarte, tengo que ver una muestra.
El quería ver un poco de mi baile, no iba a negarme a bailarle al jefe. Asentí con la cabeza y el fue hasta su asiento nuevamente y lo giró para sentarse y dejarme un lugar frente a el.
- ¿Necesitas música?- Preguntó mirándome de arriba a bajo. Negué con la cabeza y el se extrañó.
- Solo aplaude a un ritmo.
El asintió y con sus palmas marco un ritmo suave pero firme, era lento y entre palma y palma había un segundo. Levanté mis brazos a la altura de mi cabeza y me di la vuelta para comenzar a mover mis caderas, las balanceaba en movimientos circulares como si hiciera un ocho imaginario con ellas. Mis manos se giraban de afuera hacia adentro, y mis ojos buscaban la mirada de Damian.