Jamás me volvería a casar contigo.

Las segundas coplas en el canta bar "La Rana Rosa"

Alfonso y Dulce María jóvenes y solteros 1987, parte 3. 
Viernes 12 de noviembre.  
Realidad original.  

Y después de un rato de estarse riendo juntos, ella dijo, mientras una chica cantaba en el escenario con el micrófono del grupo.  
  –¡Yo también quiero! 
Dice Dulce María y Juan Carlos se levantó para hablar con los del grupo y conseguirle un turno en el micrófono a su amiga. 
 –¿A poco si te vas a tirar un palomazo? –le  pregunta Alfonso. –Y te apuesto lo que quieras a qué  vas a cantar una de la D’alessio.  
Dulce María dudó un poco al escucharlo, porque sí pensaba cantar la de mudanzas de Lupita D’alessio, pero se sintió como adivinada, como descubierta, como algo predecible, y por llevarle la contraria a aquél muchacho que tan bien le estaba cayendo, le dijo.  
 —Pues te equivocas, batito, cantaré una de Yuri, y luego sigues tú.  
 —Yo no canto ni cuando me baño, cosita hermosa. 
Le contesta Alfonso al tiempo que ella se levantaba para ir al escenario.  
 –¡Maldita primavera de Yuri, por favor! 
Le dice a los del grupo, e inmediatamente comenzaron con sus acordes. 
 —¡Ya valió madre, Juan Carlos, se me hace que anda más herida que yo! Nada más con que no quiera cantar la del osito panda, porque en la madre! 
Dice Alfonso y se acomodó en su silla, pues cada minuto que pasaba, le gustaba más aquella chica, que arriba del escenario le daba un mejor ángulo para admirarla y escucharla, pero nadie supo si por introvertido, o simplemente por estrategia, trató de no ponerle más a atención de la debida.  
*** 
Fue más o menos así 
Vino blanco, noche y viejas canciones 
Y se reía de mi 
Dulce embustera 
La maldita primavera 
Que queda de un sueño erótico si 
De repente me despierto y te has ido.  
*** 
Siento el vacío de ti 
Me desespera 
Como si el amor doliera 
Y aunque no quiera 
Sin quererlo pienso en tiii.  
*** 
Ella se lucía en el escenario, bien entonada, aparte de su juventud y belleza, pero se molestó un poco al darse cuenta que aquél chico estaba de media espalda, platicando con su amigo que sí la miraba de frente. 
*** 
Siii, para enamorarme ahora 
Volverá a miiii,  
la maldita primavera.  
*** 
Que importa siii 
Para enamorarme pasa una hora 
Pasa ligera 
La maldita primavera 
Pasa ligera 
Me hace daño solo a mi.  
*** 
Ya para estas frases de la canción, Alfonso ya se había sentado a manera de verla y escucharla de frente, por recomendación de Juan Carlos, porque le dio pena de que ella se dio cuenta de que casi la estaba ignorando, por educación y porque en realidad aquella bella chica se estaba adueñando del escenario con su actuación, ya que todos los presentes en aquel bar de poco más de 30 mesas, le estaban poniendo atención. 
*** 
Lo que a su paso dejó 
Es un beso que no pasa de un beso 
Una caricia que no 
Suena sincera 
Un te quiero y no te quiero 
Y aunque no quieras 
Sin quererlo pienso en mi.  
*** 
Siii, para enamorarme ahora 
Volveraaa a mi 
La maldita primavera.  
*** 
Que importa siii 
Para enamorarme pasa una hora 
Pasa ligera 
La maldita primavera 
Pasa ligera me maldice solo a mi.  
*** 
Déjame amarte 
Como si el amor viviera 
Y aunque no quiera 
Sin quererlo piensa en mi.  
*** 
Que importa si 
Para enamorarme pasa una hora 
Pasa ligera 
La maldita primavera 
Pasa ligera 
Para ti y para miii. 
*** 
—Pues si que canta tu amiga. 
Le dice Alfonso a Juan Carlos en lo que ella seguía cantando y acaparando la atención de todos los presentes en aquel bar a media luz, y para compensar un poco su desatención, él continuó aplaudiendo hasta que ella regresó a la mesa.  
 —¿Y tú que tanto aplaudes si ni me estabas poniendo atención? —le dice Dulce María a Alfonso para increparlo.  
 —Es que, es que. —le contesta Alfonso.  
 —¡Ay ya! Mejor me voy a cambiar de lugar para que ustedes puedan platicar a gusto.  
Dice Dulce María interrumpiéndolo y cambiándose de lugar para dejar a Juan Carlos en medio, demostrándole molestia.  
Alfonso solamente se encogió de hombros mirando a su amigo, que se reía de la situación, y asegurándose de que ella lo escuchara, le dijo: 
 —Chales con tu amiga, la discípula de la Yuri; ¿Pues que le hicieron?  
Y tomando su cuba se levantó de la mesa para irse a la barra y platicar con unos amigos.  
 —No le hagas caso a mi amigo, es buena honda, nada más que como está de mal de amores, pues se saca de honda con cualquier cosa.  
Le dice Juan Carlos a la chica y continuaron platicando de sus cosas. 
 –A ver, platícame; ¿Cómo está eso de que tu amigo está de mal de amores?  
Le pregunta y Juan Carlos le platicó de todo lo acontecido en la Escrúpulos justo antes de que ella pasara por ahí en el taxi.  
 –Luego vemos lo de esa canción que compusiste, Alfonso.  
Le dice uno de sus amigos con los que estaba platicando en la barra, pasaron los minutos y Alfonso se terminó su cuba, y antes de pasar a su mesa a prepararse otra, se metió al baño, y cuando se enfilaba hacia la mesa en la que había dejado a su amigo con la cumpleañera, ésta le salió al paso, diciéndole.  
 —Hola batito, aquí está tu vaso, me di cuenta que ya casi te la terminabas, espero que me haya salido como a ti te gustan.  
Alfonso dudó un poco en sí aceptar la rendición de aquella chica que se veía tan aguerrida como él, o contraatacar haciéndole un desplante, pero como su naturaleza era caballerosa, no quiso ser grosero con ella y sólo le preguntó, aceptándole la cuba, con agradecimiento.  
 —¿Y Juan Carlos?  
 —Fue a la barra, creo que a pedir otra botella.  
Y pasándole el brazo por la cintura, enganchándole a la vez un dedo en una de las presillas del pantalón, la dirigió a la mesa en la que habían estado sentados, ella se apartó deshaciendo el abrazo al sentirse tomada por la cintura, aunque no se sintió ofendida o acosada por el ademán de aquél muchacho que acababa de conocer, no le pareció bien el dejarse llevar por aquel muchacho algo torpe y tosco que acababa de conocer, aunque ya le empezaba a encantar.  
Alfonso sintió su rechazo pero no le dio importancia, al contrario, se sintió apenado por su atrevimiento. 
Y ya re acomodados en la mesa, ella se puso al lado de Juan Carlos, dejándolo en medio de los dos, y él, volvió a lo suyo, sumergirse en pensamientos y letargos de ausencia, pero no era actuación, ni estrategia, simplemente se sentía raro, como si todo eso ya lo hubiera vivido antes.  

Y en la misma línea de tiempo, pero en el año 2006, Melina, Joshua y Paloma, que ya habían perdido el miedo por las luces que habían entrado a su casa, y el movimiento de la puerta dibujada en la pared del cuarto de Melina, aunque se durmieron juntos y encerrados en el cuarto de Joshua, ya había amanecido el día del miércoles 25 de abril y los 3 se tuvieron que ir a la escuela; Dulce María no había llegado aún a la casa, y nunca contestó el celular.  

Y en 1987, en el canta bar “La Rana Rosa”, Dulce María comenzaba a sentirse peligrosamente atraída por aquel muchacho que le parecía simpático, pero no guapo, agradable pero le caía gordo, le gustaba su voz pero le parecía que decía puras tonterías que solo la hacían reír, misterioso pero algo extraño, atractivo pero tan joven que le parecía inmaduro, y aunque quería estrechar lazos de amistad con él para conocerlo mejor, y ver si le podía quitar tantos peros, no le gustaba ser el bálsamo de consuelo para un corazón herido, estuvo tratando de ignorarlo y mostrarse indiferente, pero inconscientemente, se volvió a sentar al lado de él, comenzó a disfrutar de su compañía, bueno no a disfrutar, era un verdadero placer para ella tenerlo tan cerca, se sentía estremecer con cada roce de sus manos, y se dispuso a hacerle plática para sacarlo de sus letargos, hasta que terminó por pedirle que la sacara a bailar.  
 –Me debes una canción.  
Le dice Dulce María cuando aún se encontraban en la pista.  
 —¿Y yo desde cuando te la pedí prestada o qué? –Le contesta Alfonso, haciéndose un poco el gracioso.  
Dulce María puso el gesto serio mientras seguían bailando, y él, al verla enojarse otra vez, le dijo.  
 —Mira cosita hermosa, ya van dos veces que te me enojas, si te molestó que te agarrara por la cintura, discúlpame, no fue con malas intenciones, pero para que veas que no quiero ver esos lindos ojos demoníacos echando chispas de furia, en cuanto  acabe de tocar el grupo, te canto una, pero nada más para que ya no estés de trompuda, pidiendo beso.  
La chica se sorprendió por la arrogancia de su pareja de baile, pero solo siguió bailando, como si no hubiera escuchado lo que le dijo.  
 —Ahora sí te toca a ti.  
Le dice Dulce María ya después de un rato de que se habían sentado en la mesa, y de que había logrado sacarlo de su marasmo.  
 —Y después te toca a ti. –le réplica Alfonso, parándose para ir a cantar.  
 —¡Pero si yo ya canté! –le vuelve a replicar.  
 —No me refiero a que cantes.  
Le replica Alfonso y se dirigió al escenario, dejándola con la duda de lo que le tocaba hacer a ella, después de que él cantara.  
Alfonso dudó en el escenario, porque no sabía que canción pedir, aunque cuando se subió y tomó el micrófono, tenía las intenciones de cantar la de “Toda la vida” de Emmanuel, pero no le pareció apropiada para dedicársela a la cumpleañera, porque de alguna manera, quería que fuera una contestación para la de la maldita primavera.  
 –Bueno si, les iba a cantar la de toda la vida de Emmanuel, pero no me parece apropiada para decirle aquí a la linda cumpleañera que yo quiero ser su próxima maldita primavera, y de repente me vinieron a la mente unas palabras que más que una canción, son las letras de un poema, y la verdad es que no recuerdo si alguien ya lo haya escrito, porque al parecer sus letras aun se están acomodando en mis pensamientos, de todas maneras, si se les hace conocido, me lo dicen al final, porque no quisiera ser el pirata de nadie. 
 –Y a propósito de tu maldita primavera, mencionaré la parte donde preguntaste que; ¿Qué queda de un sueño erótico si? Y si de repente te despiertas y me he ido, pues esto es lo que quedará después de un sueño erótico así,  claro, en el caso de que estés soñando conmigo. 

*** 
Se acababa el día 
y pretendías dormir 
Cerrando tus ojos 
Sin poderlo conseguir. 
*** 

Alfonso se detuvo por unos momentos, como reacomodando aquellas palabras que salían de su mente, palabras de un poema que aún, nadie había escrito. 

*** 
Tal vez pensabas 
O tal vez buscabas. 
La comprensión en tus almohadas.  
*** 
Entonces yo entraba sutilmente  
por tu ventana.  
*** 
Y mientras te relajabas 
Tu cabello acariciaba. 

*** 
Entre espasmos somnolientos 
Te arrullaba y te mecía 
Con mis más sutiles besos 
Y cerrar tus ojos veía, 
Cual si fueran dos hermosos lienzos. 
Mientras tu piel, 
Con mi aliento se humedecía. 
*** 
Ya el guitarrista del grupo lo acompañaba con un requinto ligero, acorde al ritmo de las palabras de aquel poema que estaba siendo improvisado. 
*** 
Navegando por tu piel mojada 
A la deriva en aguas desconocidas, 
Y sin temor 
a la tormenta que se avecinaba, 
*** 
Me aventuré mar adentro, 
Dejándome orientar por este sentimiento 
Y esa noche fuiste mía. 
*** 
Desorientado 
en la inmensidad de tus abrazos. 
*** 
Navegué hacia el Sur de tu bravura, 
En medio de una tormenta de besos 
Se desató un huracán de locura, 
Con rachas de poderoso viento. 
*** 
Que apaciguaste  
Con el  vaivén de tu cintura  
Al entregarnos en 
cuerpo, alma y sentimiento. 
*** 
Navegando por tu piel mojada, 
En medio de una tormenta de besos, 
Y cuando creí que más profundo dormías.  
*** 
Desplegaste tus hermosos lienzos. 
Y al mirarme ahí  
A punto de naufragar. 
*** 
Abriste tus aguas 
Para dejarme entrar.  
*** 
Y juntos encontramos así, 
La calma después de la tempestad. 
*** 
A éstas alturas de la recitación, Alfonso tuvo que esperarse un momento, porque la mayoría de los presentes, si no es que todos, se levantaron a aplaudirle, menos Dulce María, porque al ser el centro de atención de aquel poeta en el escenario, no sabía si aplaudir, levantarse o esconderse debajo de las mesas, ante aquellas eróticas rimas, que aunque sutiles, eran subidas de tono.  
*** 
Yo no sé si volveré a tenerte, 
Ni siquiera se si seré lo suficiente 
Como para merecerte.  
*** 
Tampoco sé si te amé, 
Desde antes de conocerte, 
En un pasado, en un futuro 
O en este presente.  
*** 
Tan solo sé que te amaré por siempre, 
*** 
Más allá de la muerte. 
*** 
La gente seguía aplaudiendo y Alfonso no podía salir aún de aquellos letargos de ausencia que estaba experimentando por los dejá-Vus que estaba sufriendo, se quedó viendo hacia las luces y Juan Carlos al darse cuenta que algo le estaba pasando, subió por él al escenario. 

 –¡Qué bárbaro, batito! Se ve que te está pegando duro el amor por la que te acaba de poner el cuerno.  
Le dice Dulce María ya cuando estaba sentado al lado de ella, con la intención de sacarle plática, para regresarlo a la realidad.  
Alfonso la escuchó muy bien, y se le quedó mirando a Juan Carlos como reclamándole el haberle contado que andaba herido por la traición de su ex novia, y enseguida le dijo a Dulce María.  
 –¡Ya la cagaste toda! Que tengas un muy feliz cumpleaños.  
Y tomó su vaso de vino para irse a la barra, dejando a aquella chica consternada por no saber el por qué aquel guapo e intensamente romántico muchacho, la había insultado de una manera que en aquella época, nadie insultaba a una mujer, y menos en la primera vez que la conocía. 
Juan Carlos estaba distraído, pero si captó la mirada de reclamo y escuchó la grosería que le dijo Alfonso a Dulce María, y le preguntó que, qué le había dicho que lo había alterado tanto, y después de escuchar su explicación le dijo que si, que en realidad había metido la pata, y que a él lo había dejado como un chismoso. 
Alfonso fue a la barra, pero dándole el último trago a su cuba, checó la hora en su reloj de pulso, y viendo que marcaba apenas las 11:38 de la noche, pensó que era temprano para irse a otro antro, y dejar de estar dando lástimas ahí, así que dejó el vaso sobre la barra, y sin decirle nada a nadie, abandonó el lugar, ya cuando Juan Carlos lo fue a buscar, solo le dijeron que lo vieron salir. 
En ese momento en el que Alfonso cruzó el umbral de aquel canta bar, y salió a la calle, una luz lo deslumbró por un par de segundos, y pensando en que había sido causado por un mareo debido al alcohol que se había tomado, se subió al primer taxi que vio, y se retiró del lugar.  

 




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