(sueño que está teniendo Chloe cuando Antonio le lanzo el hechizo)
Chloe se encontraba cerca de un acantilado, el agua salpicaba de todas las formas posibles, en donde sea y como sea, el vestido que llevaba puesto era blanco, las gotas la mojaban haciendo que su piel se volviera más visible.
- es hermoso, hermoso- exclamaba Chloe.
Del árbol salió un niño de ocho años, la miraba con interés, él nunca había visto a una niña de su edad, mucho menos una que tenga una sonrisa, como la de aquella niña. El niño llamado Mario, bajo del árbol. Preguntándose que hacía ella aqui en su hogar interrumpiendo su dulce soledad, sin compañía, que al verla le hacía extrañar los momentos de felicidad que tuvo con su familia, mucho antes de que se lo arrebataran.
- ¿quien eres?- le pregunto Mario.
La niña voltio rápidamente al escuchar la voz de un desconocido.
- me llamo Chloe- dijo la niña.
- yo me llamo Mario- comento antes de que le preguntará.
- no sabía que vivías aquí, lo siento, la verdad es que no tengo familia. No recuerdo nada sobre mi niñez, solo desperté, entre todo esas flores- apunta con su dedo índice a las flores- y luego no se nada más.
- ¿tienes magia?- pregunta el niño.
- creo que sí, espera- dice y mira a su alrededor, encuentra una flor marchitado, pone sus manos encima de la flor y desea con toda su voluntad que renazca.
-¿ya esta?- pregunta Mario.
Ella saca su mano, pero la flor no hizo efecto en nada, más que una flor es un tronco de un árbol, que al marchitarse se formó como una flor.
- parece que no tengo poderes.- dice Chloe.
- yo te enseño- dice Mario.
- si- da un saltito, pero al caer de pie su tobillo se tuerce.
Empieza salir lágrimas de sus pequeños ojos, al rededor de ellos se vuelve rosado pastel.
Cuando su lágrima cae al tronco marchitado, empieza a resurgir. Se forma otro árbol al lado del árbol de Mario.
- vaya- se alegra Chloe.
- lo hiciste- dice el niño.
Los dos se abrazaron, sintiendo la calidez del cuerpo de ambos. Tenían la esperanza de volver a ser una familia otra vez. Mario con su magia, construyó un puente entre los dos árboles, decoradas con preciosas flores, sus árboles brillaban con esplendor, la felicidad que tenian se demostraba en la naturaleza.
- hagamos una promesa- dijo Mario.
-¿como cual?- pregunto Chloe.
- primero entrelaza tu dedo meñique con el mío, luego prometeme que jamás me olvidarás y después lo haré yo- dijo Mario.
Ella hizo lo que le pidió, ella confiaba en él tanto como él en ella ya había pasado un año desde que se conocieron y hace los hacia felices, tal vez se había enamorado, pero no lo tomaban de ese modo. Aunque pronto se darían cuenta de lo que sentían.
Chloe entrelazó su meñique con el de Mario y dijo las siguientes palabras.
- jamás te olvidaré- ella le miraba para que el también lo prometiera. En cambio cuando le toco el turno de prometer, no se contuvo más de aquella hermosa niña de nueve años y la beso, ella lo tomo con calma e hizo lo mismo. Sus labios se unieron necesitados de amor, habían vivido solos por muchos años y ahora el mundo se los recompensaba, al encontrar a su pareja perfecta.
Los dos se alejaron un poco, sosteniendo la mirada cada uno en el otro, su respiración era agitada.
- te juro que jamás te olvidaré y te quiero que te aprecio como nunca antes lo hice con otra persona, gracias por estar en mi vida- dijo Mario y se abrazaron, como tratando de refugiarse en sus cuerpos.
Mario le había enseñado a Chloe a utilizar su magia, poco tiempo después ya lo dominaba bien, a veces Chloe y Mario, salían de sus territorios para ver el mundo, pero un día mientras recorrían el lugar de los vampiros, Chloe conoció a un vampiro de su edad.
-¿hola?- se pregunto, su voz hacia un eco en todo la zona.
Con rapidez un joven se acercó a Chloe y la mordió, inyectándole su veneno, estaba convirtiéndose en un vampiro, se revolcaba en el suelo, gimiendo que dolía.
-¿ que me hiciste?- dice con una sonrisa malévola.
- no lo deduces- dice el joven David.
- ¿me estás convirtiendo en un vampiro?- dijo Chloe, a penas formulando las palabras.
- correcto, ahora me presento, me llamo David, edad pues 12, soy un vampiro puro- le dice.
- esta bien, ¿David que me harás luego de esto?-pregunta Chloe.
- jugar contigo- dijo y se rió.
Leyó la mente de David y no eran buenas cosas, utilizo su magia de soñar, apunto con la mirada a su oponente y lanzó el hechizo. En instantes cayo sobre el piso, dejando ver un libro de hechizos. Ella se precipitó en sacarlo de sus brazos, fue corriendo hasta un lugar pacífico en la naturaleza, luego se teletransporto a su árbol.
- lo siento, Mario- dijo ella.
Él se acercaba a pasos lentos temiendo lo peor.
- Chloe ¿estas bien?- pregunto Mario.
- no, pero toma el libro y por favor no te acerques, no quiero hacerte daño te lo pido- rogó para que no se acercara pero el amor que sentían mutuamente hizo que Mario se acercara sin importar las consecuencias.