01/03/1.999 Sesión 13:
—¿Cómo estás hoy, Jamie?
—Mejor imposible. Estas noches estuve durmiendo muy bien. Al parecer, todo lo que aún no decía de mi padre era un peso que todavía no me sacaba de encima y el haberlo hecho me devolvió aquella sensación de liviandad que tuve en un principio. Si hasta me parece que podría levitar si así lo quisiera.
Jamie tenía una sonrisa particular. No había soberbia ni desafío en ella. Casi se leía pacífica, feliz y hasta quizá, esperanzada.
—¿Será que esa conversación te terminó por convencer de estar haciendo lo correcto?
—No; yo siempre supe que estaba en lo cierto. Y también sé que tal vez, solo es cuestión de épocas. ¿Entiende? Aún es muy pronto para que los demás entiendan mi mensaje. Supongo que: al creerme demasiado, soy uno de los pocos que vinieron a provocar un cambio. El cambio que solo podrán causar aquellos que nacieron para pensar y actuar distinto al resto del rebaño.
—¿Qué quieres decir?
—Que el fin justifica los medios. ¿Sabe? Hay algo que usted entenderá muy bien. No hay posibilidades que puedan llevarse a cabo si primero no se elimina la importancia de los riesgos que implican. Si prefiere que lo diga de un modo más simple: nunca nadie hará nada si primero no es capaz de olvidar todo aquello que podría salir mal.
—¿Crees que algún día las personas mirarán al pasado y comprenderán tus actos?
—Sé que así será. ¿Sabe, Alex? En esta vida solo encontré dos caminos. El primero me invitaba a abandonar la lucha y vivir resignado, como si todo lo que sucedió fuera solo una consecuencia de existir, y el segundo, me convenció de permanecer en mi posición, demostrarles a mis enemigos cómo enfrentarme sería su último error. Para mí, el gris de la cuestión no fue otro que haber sabido elegir las batallas. No había más opciones. Entenderá que desde muy pequeño comprendí que tarde o temprano, todos y cada uno de nosotros iremos a la guerra. Solo queda elegir si será como mártir o soldado.
—¿Qué significa? ¿Por qué creías que irías a una guerra?
—Es muy simple... El tablero y todo en él estaba dispuesto para acabar conmigo. Seguir viviendo según jugadas ajenas definía un solo posible final para mí. Dígame, Alex, ¿qué le hace pensar que de seguir soportando demonios que nunca me pertenecieron, esta conversación entre nosotros hubiera sido posible? Es muy probable que para aquel momento no estuviera muy lejos de perder la vida. Le expliqué que mi padre tenía conductas que iban migrando a la peor saña.
—Pero eso no tiene sentido —dijo Alex pensativo sobre piezas del relato de los eventos. Jamie lo observó y esperó a que él siguiese.
Más allá de comprender la lógica de su psiquiatra y por eso mismo adivinar lo que él le hacía pensar con lo dicho, quería oírlo de sus labios.
»¿Estás intentando que crea al asesinato de tu padre como defensa propia? Es decir, podría resultar creíble, pero hay tres muertes más que pueden invalidar esa justificación.
Jamie desvió su mirada. Por primera vez estaba sorprendido, pero a la vez tranquilo.
«Está tan cerca de mi motivo, mi mensaje, que si pudiera verlo sería un milagro. No hay razón por la que me deba alterar», —pensó.
—¿Algo más que pueda desacreditar mis palabras? —cuestionó el muchacho recuperando su actitud desafiante.
Alex guardó silencio. Lo que veía era que ese ser, estaba teniendo una conversación con su propio reflejo en el vidrio, más allá de la rejilla de metal. Como si esa última pregunta no hubiese sido formulada para nadie más que él mismo. ¿Analizaba Jamie su propio plan?
—Creo que estabas buscando probar algo.
—¿Y qué sería eso, Alex?
—Dímelo tú, Jamie.
—Dígame una cosa, ¿ya habló con Ed?
—No; él aún no aceptó recibirme.
—En ese caso le diré algo para incentivar su insistencia. Tiene razón, al algo que quiero probar, pero eso será todo lo que le diga de ese asunto hasta que usted hable con él.
—Está bien. Acepto que no me digas nada más de eso, pero al menos podrías decirme por qué es tan importante que hable con Cross.
Jamie se tocó el mentón mientras miraba un segundo el cielo, luego giró sonriente y regresó al diván.
—Es importante que lo haga porque así él podrá responder. Ya le expliqué que en este juego, usted solo es peón y mensajero. Si Cross sabe que ya hice mi jugada, comprenderá que llegó su turno y quedará sin efecto su estrategia de hacerse negar.
—¿Hacerse negar?
Jamie giró la cabeza para ver a Alex. Dudaba de que en verdad fuera así, que no supiera como él estaba al tanto de todo.
—¿Cree que no lo sé? Ed me dijo que usted le exigió todo el tiempo y el espacio que considerase necesario.
—¿Y tú qué tienes que ver con eso, Jamie?
—Yo se lo conseguí, Alex. ¿Me dirá que no le parece extraño que alguien como él, alguien que no quiere desconocer ni el menor evento, de pronto dejara de insistir sin más? Podría mostrar un poco más de gratitud, ¿no le parece?
—Para eso tendría que creer en lo que dices y para serte completamente sincero, es poco creíble que un paciente pueda manipular así al director de un psiquiátrico.
—Cárcel, esto es una cárcel. —Lo corrigió—. Tampoco crea que es tan así. No se trata de manipulación ni nada similar, solo lo hice entender que no tenía más opción. ¿Recuerda? «La mejor manera de mostrarle tu punto a alguien, es guiar sus pasos a tu lado y desde allí será tan fácil como señalar lo que debe ver».
—Creo que el acertijo hubiese sido más fácil de entender, Jamie.
—Otra referencia directa de un cómic. También me gusta Batman y por cierto, ya leí los que me trajo.
—No hay problema. Para nuestra próxima sesión te traeré más.
Su paciente sonrió. Esa sonrisa de agradecimiento volvía cada vez que algo parecía llegar al interior. Alex comprendía que esa era una reacción sincera, que no se fabricaba.
Editado: 29.11.2020