“Buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro”
Platón
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Me estiro en la cama mientras dejo ir un bostezo que hace que me acorrale más entre las sábanas, me siento cansada, tanto que me es difícil poder abrir los ojos, levantarme de la cama y poder comenzar con mi rutina diaria; necesito de unas buenas vacaciones, pero recuerdo que estás comienzan hasta en enero del otro año, por tanto, no puedo hacer nada por lo que me toca ir a trabajar.
Suspiro para ir abriendo poco a poco los ojos, me los rasco y termino por tirar las sábanas a un lado para levantarme; paso mis manos por la parte de mis antebrazos hasta irlas deslizando por mis hombros llegando a los pechos; por Dios, creo que necesitare también un masaje; bueno es de menos que me sienta casi destruida internamente cuando ayer tuve un día difícil en el trabajo.
Quien hubiera dicho que la posición de gerente sería algo sencillo cuando sólo es el comienzo de mi nuevo cargo luego de que el señor Josip me lo dejará cuando terminó por jubilarse; últimamente he tenido que ir de un lado a otro, reuniéndome con otros departamentos de la empresa y teniendo que estar pendiente con toda la parte de logística, que incluye mi área para desarrollarla de una forma correcta sin haber un desequilibrio entre el labor y los empleados; a mitad de año todo se vuelve más cargado, tanto que no puedo perder de vista todo y cuando menciono todo, hablo de las ofertas de servicio, el manejo de materiales, producción, inventario, transporte y almacenamiento del producto, evaluar las competencias de Kavala’s Industry, involucrarme en el desarrollo del plan de marketing y la planificación y control de los productos y servicios que vendemos.
Por Dios y ahora tengo una reunión con la junta directiva para darle al jefe el reporte del área de logística de los últimos quince días; que bueno que me ocupe ayer de detallar y describir lo que han sucedido los últimos días, si no, no hubiera sido capaz de dormir tranquila luego de darme cuenta que está es la sexta reunión que tengo con el jefe y su equipo que lleva trabajando un largo tiempo con él.
Me doy una buena ducha con agua fría para despertarme y luego lavarme los dientes, termino por vestirme usando una falda negra, medias, una blusa blanca y una chaqueta en conjunto que termino por doblarme las mangas hasta por los codos. Sé que la apariencia a veces no define todo de una persona, pero en estas ocasiones debo de ir bien presentable ya que las reuniones son importantes y más si quiero demostrar que soy una mujer ordenada, cuidadosa y delicada con los detalles.
—Te he hecho el desayuno y en el termo, va tu café recargado. —Rade me entrega una lonchera al ver que no puedo quedarme a desayunar.
Es extraño poder ver a Rade encargarse a veces de hacer el desayuno o la cena en casa, últimamente parece estar más centrado en sus obligaciones en el hogar antes de salir corriendo a ver a sus amigos e invitarlos a jugar una partida de cartas; está vez es de sorprenderme porque no creí que en serio se tomaría la responsabilidad en ayudarme un poco en casa, sin añadir que a pesar que su nuevo trabajo no nos provea mucho dinero, al menos sirve para ir pagando poco a poco los gastos que se recolectaron luego de haber ido por última vez al casino y perder una alta suma de dinero.
—Gracias. —Le digo con una sonrisa.
—Quería decirte que ayer me dieron los resultados del semiograma que me hice hace dos semanas. —Comentó mientras agarraba unas tostadas y se las preparaba con jalea.
Le di una mirada e intenté evaluar su estado de ánimo desde la poca distancia en que nos encontramos en la pequeña cocina; no lo veo tenso, pero tampoco emocionado, no es que Rade sea de las personas muy expresivas, pero del tiempo que estamos juntos sé cuándo le sucede algo o no, pero por lo visto las noticias que tiene no exactamente suelen ser malas si no, su humor por la mañana fuera diferente cuando por el momento se mantiene tranquilo y ha preparado el desayuno sin haberlo imaginado.
—Y, ¿cuáles son los resultados? —Le pregunto.
Se da la vuelta y pone sus manos en la encimera mientras me da una mirada, doy gracias que las terapias con el psicólogo y el tratamiento farmacológico para su infertilidad le estén abriendo un poco más la mente, ya que he podido ver un cambio en él en los últimos tres meses que a veces me preocupo tanto que pueda tener una recaída, debido a que me siento bien sabiendo que él poco a poco va progresando y también está viendo los intereses del uno hacia el otro, no solo en su propia conveniencia y bienestar.
—Son buenas noticias —deja ir una sonrisa que me parece tierna —, el semiograma mostró que ocho mil de mis espermatozoides están en movimiento. —Suspire sintiéndome alegre de escuchar eso.
Desde que llegamos a saber que tiene un problema de infertilidad ambos hemos tenido que cambiar ciertos hábitos personales en la casa, entre ellos, la alimentación. Lo bueno es que a pesar que a Rade le gustaba fumar y beber alcohol, nunca lo considere como un adicto en ambas cosas, más bien, solo lo hacía cuando se encontraba estresado o ansioso, pero al tener que dejar el cigarro y el alcohol a un lado, también me ha hecho un favor en ya no tener que estar soportando el olor al tabaco y por supuesto, sus desarreglos cuando se emborrachaba.
Por tanto puedo decir, que los últimos tres meses han sido los más juiciosos y tranquilos que he tenido por parte de Rade, lo cual me hace sentir bien y a la vez, orgullosa de él al saber que se ha comprometido en poder ajustar su vida y adaptarse a los cambios que hemos tomado; porque en sí, nunca consideré a Rade como un marido que ya se encontraba totalmente perdido en sus propios placeres, más bien, lo bueno es que siempre él se ha dado cuenta que aunque no le guste que le pueda decir sus verdades, tienen un propósito y no exactamente es para molestarlo sino que, para mejorar las condiciones en su vida.
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Editado: 22.07.2021