Madre adoptiva androide e hijo humano caminaban por el supermercado, haciendo compras como de costumbre.
El pequeño Brad, ya tenía 7 años y cada vez iba entendiendo más cosas, y ése día entendió algo nuevo al voltear a ver a otro lado.
-Mami, mami, mami.- dijo el niño, llamando la atención de su madre.
La androide lo miró, con su habitual mirada inexpresiva.
-¿Qué pasa, pequeño Brad?- pregunto, queriendo saber qué quería su niño humano.
-Mira la niña, la niña que está en el carrito.- dijo Brad, señalado a un lado.
En un carrito, una madre llevaba a su traviesa hija que parecía ser muy consentida.
-¿Quieres subir al carrito de compras?- pregunto la rubia.
Nunca dejó que Brad se suba para que no adquiera ésa costumbre, así que obviamente se negaría a ésa petición.
-¡No, no es éso!- dijo el niño, no queriendo que su madre lo trate como a un bebé.
El ya era grande y casi aprendía a leer sin confundirse tanto.
-¿Entonces qué?- pregunto la androide.
-Es muy linda.- respondió el pequeño, con una sonrisa mientras veía a ésa niña que se percató de que era mirada y ahora le sacaba la lengua.
Jennifer, al oír tales palabras de parte de su niño humano, se puso a procesar todo.
¿A qué edad los humanos empezaban a ser conscientes de los demás como seres lindos?
¿Sí su niño humano se enamoraba de ésa niña, entonces se volvería rebelde, se iría de casa y la dejaría sola, para que se oxide en el olvidó?
Las niñas humanas eran peligrosas, no podía permuta que le roben a su niño.
-Bradford Kelvin One, ¿qué quieres decir con éso?- pregunto la androide, con su habitual mirada inexpresiva pero sintiendo su sistema muy raro.
Dependiendo de la respuesta de Brad, podía atacar con todo su armamento ocultó a ésa niña humana.
-Sip, ella es linda pero mami le gana.- respondió el niño, mientras le sacaba la lengua a la niña.
Era linda pero su madre le ganaba y por mucho.
Su mamá era la más linda del mundo.
-Me preocupa que seas un Casanova de grande, así que recuerda, mami es la única linda.- dijo la androide, sintiendo sus sistemas funcionar de manera normal nuevamente, pero preocupándose por su niño.
-¡Sí, mami es la más linda!
Y Brad abrazo a su madre, quien desde ya iba archivando un protocolo para mantener alejada a cualquier potencial amenaza humana que quiera alejarla de su niño humano.
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Jennifer One, una androide creada con el propósito de desarrollar sentimientos como un ser humano, creada principalmente por la gran científica Juana One hace ya 20 años, veía con frialdad como Brad, el huérfano que adoptó hace 16 años y ahora ya era un adolescente de 17 años, estaba en la sala, haciendo un trabajo en equipo de la escuela con dos compañeras de clases, estando sentado una en el sofá de dos cuerpos, a su lado.
Una chica era rubia, de ojos azules y su parte delantera destacaba un poco, mientras que la otra era una chica morena, con rulos, cabello negro y ojos marrones, viéndose muy carismática.
Según reviso la información de cada una, eran buenas chicas, pero la rubia una vez, cuando tenía 8 años, fue sacada afuera de clases por pelear con una compañera y la morena tenía cinco amonestaciones actualmente por pinchar la rueda del auto de un profesor.
Estaba totalmente denegado que ésas delincuentes estén cerca de su chico.
-Brad... ¿es necesario qué tu mamá nos vea?- preguntó la rubia en un susurro, viendo como la mujer estaba de pie, en un rincón algo oscuro, con sus brazos cruzados, mirada amenazante y sus ojos levemente brillosos.
El chico dio un suspiro y miró a la androide.
-Jenn, ¿podrías dejarnos hacer nuestro trabajo de biología?- preguntó el muchacho de manera amable, con una sonrisa forzada.
La dueña de la casa al oír éso, se acercó a los jóvenes, empujó un poco a su chico para que se aleje de la rubia y se sentó en medio de ambos.
Biológica tenía educación sexual integrada, no dejaría a ésos pubertos solos.
-Resulta que soy buena en biología y tengo tiempo libre, así que les voy a ayudar.- exclamó, agarrando la carpeta del chico para ver qué tenían que hacer.
Brad se cubrió los ojos con una mano y nego avergonzado mientras que sus compañeras de clases se veían algo fastidiadas.
Y ellas que querían aprovechar la oportunidad para acercarse a Brad, pero resulta que su madre era muy sobreprotectora con él.
No les quedaba de otra que intentar acercarse a él en la escuela, a pesar de que era tan popular y siempre andaba rodeado de personas.
La morena pensó en algo y sonrió antes de ver a la dueña de casa que tenía una mirada sin expresión.
-Señora One, ¿usted sabe qué su hijo es muy popular en la escuela?
Siempre está rodeado de chicas que lo admiran.- dijo la morena.
Y en ése momento, la carpeta de Brad fue separada en dos y muchas hojas salieron disparadas por los aires, asustando a todos, sobre todo al chico que tendría que reescribir mucho.
Las dos chicas quedaron pálidas al ver la fuerza monstruosa de ésa mujer que miró a su hijo adoptado que parecía querer llorar.
-Tienes prohibido tener novia, no te voy a entregar a nadie hasta que seas mayor de edad y aún cuando lo seas, ésa persona debe ser más fuerte que yo.- dijo la mujer con seriedad.
Sí existía una chica con la fuerza suficiente para detener un auto de carrera, entonces le daría a su chico.
-¡¿Estás loca?!
¡¿Sabes todo lo que tengo que escribir por tu culpa?!- gritó Brad, juntando las hojas del suelo, buscando que no todo esté perdido.
-No me levantes la voz.- dijo la androide mientras se cruzaba de brazos.
Y así, las dos compañeras de Brad, no quisieron volver a acercarse a él por su propio bien.
Todos los compañeros de Brad siempre lo notaban y les hacía raro.
¿Por qué la madre adoptiva de su compañero parecía nunca envejecer y tenía tanta fuerza a pesar de verse tan delgada y frágil?