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Goku y Vegeta fueron deslumbrados por la técnica del Taiyoken realizada por Black, mientras este último aprovechaba la oportunidad para teletransportarse.
Sin embargo, minutos antes de que todo eso sucediera...
—¿Todavía no lo entiendes? Soy inmortal, no me puedes derrotar.
Zamasu se paró firme y arrogante frente a un Goku en posición de batalla. Incluso a pesar de que los separaban varias decenas de metros, Trunks pudo notar como una sonrisa torcida aparecía sobre el verduzco rostro del dios. El joven empuñó las manos, deseándole mentalmente todo el éxito al señor Goku.
Una brisa agitó el logo de la Corporación Cápsula de su manga mientras la voz del saiyajin mayor llegaba a sus oídos con nitidez y fuerza:
—¡Inmortal o no, esta técnica va a vencerte de una vez por todas, Zamasu!
Alrededor de Goku, comenzó a juntarse energía, la cual se trasformó en un resplandor azulado que se esparció por todo su cuerpo y tiñó sus cabellos de azul. Trunks aún quedaba boquiabierto al ver como se manifestaba ese inmenso poder, pero de inmediato supo que Zamasu pensaba lo contrario ya que este reemplazó su sonrisa por una mueca de desprecio.
—¡Toma esto! ¡¡Mafuba!! —gritó Goku colocando las palmas de las manos hacia delante.
De repente, ráfagas de ki verde golpearon el cuerpo del dios con violencia. Zamasu abrió mucho los ojos y la boca. Sus botas blancas se desprendieron del suelo. Zamasu empezó a gritar. Goku alzó los brazos haciendo que se formará un remolino alrededor del dios. El aprendiz de supremo kaio se transformó en una especie de estampilla gigante.
—Qué... ¡¿Qué demonios es esto?! —silbó la voz del dios mientras su rostro se deformaba por la compresión de las ráfagas de ki entorno suyo así como su propio horror. Debe sentirse increíblemente humillado girando sin control y sin entender lo que pasa, pensó Trunks.
Después de todo lo que nos has hecho, es lo mínimo que te mereces, infeliz.
Una gota de sudor recorrió la sien de Goku, antes de que él, con otro grito, mandara el Mafuba directo a la boca del recipiente. Cuatro espectadores contuvieron el aliento ese momento.
Goku fue el primero en reaccionar:
—¡¡Lo logré!!
—¡¿Tuvo éxito?! —dijo Trunks ansioso.
Goku corrió hacia el jarrón, y mientras colocaba un pedazo de tela encima, llamó a Trunks para que le ayudara a amarrarlo.
—¿Así está bien? —Trunks preguntó.
—¡Si! Ahora, para el toque final —Goku buscó en su ropa—, ¡sólo hay que ponerle el sello mágico encima!
Goku colocó un papel pegado a un costado del recipiente. Trunks arqueó una ceja mientras leía el sello.
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—Eh, disculpe señor Goku pero... ¿Esto realmente es...?
—¡¿Qué?!
El recipiente se tambaleó violentamente, mientras Goku lo dejaba en el suelo y volvía a buscar en su ropa a toda velocidad.
Una luz tan fuerte envolvió el jarrón que Trunks tuvo que cubrirse los ojos con el antebrazo.
—¡Señor Goku!
—Espera Trunks... ¡Aquí está! —nuevamente se abalanzó para colocar un nuevo sello a su Mafuba. El brillo automáticamente disminuyó de intensidad, pero solo fue cuando el ki de Zamasu desapareció por completo del ambiente, que ambos guerreros se miraron aliviados.
—Fiuu... eso estuvo cerca —rió Goku a la vez que alzó el jarrón del suelo— No me fije que uno de los dos sellos que traje era otra cosa ¡Lo siento!
—No, señor Goku, lo importante es que al final todo resultó bien.
—Tienes razón. Aunque me siento un poco agotado. Creo que no me voy a poder transformar en super saiyajin blue de nuevo.
—¿Tan complicado es el Mafuba?
—Algo por el estilo... —se rascó la cabeza, sonriendo con resignación—. Es una lástima tener una sola semilla del ermitaño, pero mientras Vegeta derrote a Black no creo que haya problemas.