La alarma de Santiago sonó a la misma hora de siempre; nunca falla a la hora de sonar cada mañana.
Todos en la sala nos hemos adaptado a ese sonido y a levantarnos temprano sin importar si es día de simulación; o un día libre como el de hoy.
— ¿Está todo listo?—. Preguntó aún soñolienta Jessica.
— Si—. Le respondió Akiko—. Está todo listo. Solo tenemos que ir por comida para llevar y alistar nuestras mochilas.
— Y aún debemos solicitar el permiso de salida—. Dijo Anna—. Esperemos se nos permita salir por unas horas de este campus. Extraño ver árboles de verdad y no esos que observamos en cada simulador.
Todos nos pusimos de pie. Aún debemos hacer una última cosa antes de ser libres de este terrible lugar.
— ¿Quién hablará por todos?—. Preguntó Santiago.
— Yo—. Le respondí—. Ojalá si nos permita salir.
Salimos del edificio para ir en dirección de ese otro edificio al que ya visitamos en algunas ocasiones.
Subimos por las escaleras; está vez voy con un poco de nervios al querer que él nos permitan salir de aquí.
Estamos en la puerta de su habitación y aún no nos atrevemos a tocar la puerta.
— Buen día—. Dije luego de unos segundos mientras tocaba la puerta de su oficina.
— ¿Qué desean?—. Preguntó—. Pasen.
Ingresamos a su despacho un poco intimidados; nos quedamos de pie en frente de él.
Santiago me hizo señas para que hable.
— Queremos solicitar un permiso—. Le dije por fin.
Él se enfocó en nosotros sobre todo al no ser tan directos.
— Un permiso—. Empezó a hablar— ¿Para qué?—. Nos preguntó.
Me quedé en silencio para ordenar mis ideas; todos están esperando a que hable.
— Un permiso para poder salir del campus y disfrutar un poco de la naturaleza. Ya sabe, un día de relax fuera de estos edificios. Disfrutar de la naturaleza. Para eso queremos el permiso—. Le dije.
— Claro que pueden salir.
Todos nos miramos sorprendidos debido a que fue un permiso rápido de conseguir.
— Todos en día libre pueden salir sin ningún problema—. Empezó a decir—. Solo que deben seguir las condiciones. Primero, para salir deberán pagar diez puntos; segundo, no deben irse tan lejos de lo limitado; tercero, no deben llegar pasado de las cinco; por último, está prohibido traer algo del exterior.
Todos nos miramos y nos mostramos de acuerdo ante las condiciones de salida.
— Como ustedes son mi grupo favorito van a poder salir sin necesidad de pagar puntos; van y dicen que yo les permití salir totalmente gratis. Tomen eso como un regalo de mi parte.
Nos mostramos emocionados mientras salíamos de ese despacho. Avanzamos hacia las escaleras y por último a la salida. Estamos tan cerca de salir de este infierno aunque sea por unas horas.
— Buenos días—. Le dije a la persona que está en la entrada—. Solicitamos un permiso para poder salir está mañana. Nos envió el Director y dijo que no nos van a cobrar puntos.
La supervisora tomó su teléfono y empezó a llamar al director; ella no cree nuestra historia.
— Pueden salir—. Nos dijo mientras abría la puerta—. Solo no olviden los requisitos que deben cumplir.
Salimos por esa puerta y por fin estábamos fuera. Dimos una mirada al campus y allí estaba amurallado con una enorme pared de concreto, la enorme puerta de metal y las pocas plantas que habían allí fuera.
Empezamos a caminar en ese carretero en el que fuimos traídos hacia las instalaciones de Minsk.
Nos desviamos en el primer camino de tierra que encontramos y estamos listos para empezar la aventura de este día.
El camino esta en buenas condiciones. Tiene muchos árboles y algunas plantas en todo el camino; lo mismo del sonido de la naturaleza. Es bueno salir al aire libre luego de tanto tiempo encerrados dentro de ese enorme campus.
— Anna—. Le dije mientras avanzamos por ese largo trayecto con la esperanza de ir en el camino correcta hacia una enorme cascada—. Nunca entendí lo de Maxi ¿Es real?
— Si lo es—. Contestó—. Me dijeron que él está con vida si yo sigo viva o si alguien mantiene mi recuerdo. Lo único es que no debemos temer de Maxi, yo lo puedo controlar.
Si es interesante la vida de Anna; solo que no creo que él sea tan real como para que viva mientras Anna o su recuerdo se mantenga con vida.
Seguimos avanzando. La idea de seguir este camino fue de Santiago y es demasiado tarde como para dar marcha atrás.
— Debemos caminar un tramo más—. Mencionó—. Y por fin vamos a llegar a nuestro destino. Estamos tan cerca—. Dijo con una voz de emoción.
El camino hacia nuestro destino es maravilloso. Primero nos toco caminar por ese camino de piedras, al lado de nosotros había un riachuelo que nos acompañó en todo el trayecto; aparte de eso hay muchos árboles bien altos que nos protegen del fuerte sol. También se escucha el hermoso sonido de cientos o quizás miles de pájaros de diferentes especies.
— Me encanta este lugar—. Dijo Anna sorprendida de todo lo que estamos viendo.
Nosotros estamos sorprendidos. Esta es la primera vez que conocíamos este lugar y vaya que nos mantiene en expectativa el final; cómo siempre dicen el final es lo mejor.
Seguimos caminando hasta que por fin empezamos a oír la caída de agua producida por la enorme cascada a la que íbamos a llegar.
— Quién llega de último es un perdedor y no tendrá almuerzo—. Dijo Santiago mientras se adelantaba para llegar primero.
— Ahora está actuando de manera infantil—. Mencionó Akiko.
Yo me preparé para correr detrás de Santiago.
— No estoy dispuesto a ceder mi almuerzo—. Les comenté y corrí detrás de él.
Las chicas empezaron a reírse por nuestra actitud de niños.
— No voy a arriesgar mi almuerzo—. Dijo Anna quién también se alistó para correr detrás de nosotros.
— Allá les voy—. Dijo Jessica y también empezó a correr.
Akiko se quedó ahí sola.
— Si no puedes con el enemigo—. Mencionó—. Debes unirte a ellos—. Eso último lo dijo antes de emprender una carrera hacia la cascada.