No sé dónde estoy. El golpe aún me tiene aturdido; no sé cuánto tiempo llevo durmiendo; no sé si estoy soñando.
El sitio en donde me encuentro está oscuro, hace demasiado calor por la humedad concentrada aquí abajo y a lo lejos se escucha el goteo constante de una llave mal cerrada o quizás de una fuga en alguna tubería.
— ¡Mike!—. Escucho una voz muy conocida. Es Dan quien está llamando.
— ¡Mike!—. Nuevamente escucho que me llaman; en esta ocasión la voz es de Masón.
Aún sigo confundido; aún sigo aturdido. No se cómo he llegado aquí, estoy ignorando todo grito de mi nombre.
De nuevo escucho que gritan nombre.
— ¿Hola?—. Pregunto aún aturdido y con una voz muy baja que supongo no me habrá escuchado; estoy sin saber si en realidad estoy soñando o hablando con amigos imaginarios.
— ¡Mike por una maldita vez responde!— Me gritó Masón desde su ubicación.
— ¡Masón!—. Le grito y está vez ya volví a mi realidad; aún no se dónde estoy ni en dónde están ellos. Solo sé que estoy sentado en una silla metálica, lo sé por el frío del metal. Estoy amarrado sobre ella.
— ¡Dónde están!—. Les grité.
—:Al lado tuyo—. Me contestó Dan en un tono muy calmado.
Cuando lo oí mire hacia la derecha y allí estaba Dan también amarrado en esta fría silla y más allá estaba Masón de la misma forma como estábamos nosotros.
— ¡Hay que salir de aqui!—. Les grité.
Intenté moverme sobre mi asiento tratando de quitar esa cadena que me tiene atado a la silla.
— Es imposible. Ya lo intentamos todo—. Me dijo Masón—. Estamos atrapados aquí.
Me resigné a aceptar mi condición de prisionero.
— Masón. Me disculpo por haber sospechado de ti. De verdad creí que eras el traidor—. Le mencioné muy avergonzado.
— No te preocupes—. Me respondió—. Tenías pruebas. Tal vez también fui usado por ellos sin saberlo. Ahora estamos aquí atrapados y con un futuro incierto.
Fue un momento muy triste para los tres; aún no fue suficiente con que nos hayan encontrado y frustrado mi plan que para mí tenía un futuro alentador. Que equivocado estuve todo este tiempo.
— Que lindo que estén resolviendo sus problemas—. Se escuchó la voz de Tania Rodríguez en la sala pero aún no se ve en dónde está.
Miramos a todos los lados para dar con el origen de aquella voz.
— ¿Quién eres?—. Le preguntó Masón.
— Ella es la Directora del sur—. Le contesté.
Cómo no olvidar esa voz; esa maniática voz que tanto la distingue.
— Que lindo que me recuerdes—. Mencionó emocionada—. Creí que ya me habías olvidado mi niño.
Ella es tan arrogante.
— ¿Dónde estamos?—. Le preguntó Dan.
Eso es algo que todos aquí queremos saber.
— Con gusto te lo diría mi niño pero no entenderías en dónde estamos. Solo hazte la idea que es una guarida secreta—. Fue su respuesta.
Aún seguimos confundidos por todo lo que está pasando.
— ¿Qué quieres?—. Le pregunté.
Ella encendió las luces y se ve que está sentada en una silla de escritorio; nosotros estamos frente a ella.
— ¿Han visto esos programas de reencuentros familiares? Ustedes van a pasar por uno.
Ella se puso de pie y empezó a caminar por el pasillo de la sala.
— Tendrán el honor de reencontrarse con un familiar cada uno.
— ¿Vas a traer a Karen?—. Le pregunté.
Ella negó.
— Ese reencuentro será mucho mejor de lo que te imaginas. Te daré una pista. Es alguien que no haz visto por unos cinco años, desapareció sin dejar ni un solo rastro ¿Sabes quién es?
Me puse a pensar y al instante me llegó a la mente de quién podría ser. Siento que es mi tío. Lo último que supe de él es que fue secuestrado y nunca se dió con su paradero.
— Mi tío—. Le contesté y ella asintió— ¡Si le hiciste algo te la vas a ver conmigo!—. Le grité enojado desde mi asiento.
Tania dió una sonrisa cínica.
— No me amenaces mi niño. No le hemos hecho nada.
Esa puerta se abrió e ingresó mi tío. Él está usando un traje de gala.
— Mike.
— Tío. No me digas que estás con ellos.
Él dió una sonrisa.
— Exacto. También soy parte de todo esto.
Lo miré con mucha decepción. Toda una vida había llorado su supuesta desaparición y ahora me duele saber la verdad de todo.
— ¿Por qué?—. Le pregunté.
— Ya lo sabrás—. Me contestó con una sonrisa en su rostro.
Mi tío se sentó y Tania volvió a tomar el protagonismo.
— Ahora—. Dijo la directora—. Vamos a tener otro reencuentro. Este fue preparado con mucho amor para ti Dan. Es alguien que llevabas mucho tiempo sin ver. Alguien que los abandonó y los dejo solos a ti, tú hermano y a tú difunta madre ¿Alguien se te viene a la mente?
Dan se mostró muy molesto sobre la persona que está por ingresar a la sala.
— Mi padre—. Contestó de una manera muy fría.
Tania asintió ante la respuesta de Dan; al instante salió por esa puerta el padre de Dan quién también usa un traje elegante.
Él es un señor de tez morena, alto y su cuerpo es ancho. Lleva una barba en su rostro y usa lentes.
— ¿Cómo te atreviste?—. Le preguntó Dan enojado.
— ¿El de abandonarlos? O ¿El de unirme a Minsk?
— Silencio—. Interrumpió la Directora—. Aún no es tiempo para que sepan la respuesta. Ahora ahora está presentación es para ti Masón. La persona que está detrás de esa puerta es quien ha dejado un legado en toda tú generación. Me imagino que ya sabes la respuesta.
— Mi abuelo—. Contestó con un tono muy frío. Es como si Masón nunca haya tenido una buena relación con su abuelo.
Tania asintió ante su comentario. Tiene una sonrisa sobre su rostro luego resolver sus acertijos muy sencillos.
Detrás de esa puerta salió el director de Minsk norte, Ernesto Tapia usando un traje elegante al igual que el padre de Dan y mi tío.
— Ahora que están todos en la sala reunidos—. Dijo la directora de Minsk sur tomando el protagonismo—. Es hora del intercambio de palabras. Vamos a empezar con la conversación del tío perdido y el sobrino adoptado.