Salgo de la cama, tomo el paquete de chocolate que compré esta tarde y voy hasta la puerta, salgo para después de dos pasos encontrarme frente a la habitación de Elisa. Llamo con los nudillos un par de veces y escucho un suave adelante.
Entro y me encuentro con una habitación naranja y blanco del mismo tamaño de donde me hospedo, la cama es pequeña y en esta se encuentra una joven pelirroja sentada abrazándose las rodillas y con los ojos hinchados de tanto llorar. Al verme allí se limpia rápidamente los ojos mientras trata de sonreír, pero esto se le hace imposible y enseguida veo como agacha la mirada y comienza a sollozar en sus brazos. Cierro la puerta y me acerco a su cama, una vez allí siento el impulso de abrazarla, por lo cual, me siento a su lado mientras la rodeo con mis brazos y la traigo a mi pecho.
Me recuesto a la cabecera de la cama y estiro mis pies sobre ella. Siento en todo momento el sollozar de Elisa en mi pecho, en este momento no se qué decir ni que hacer por lo cual me dispongo a subir y bajar con cuidado mi mano por su espalda, y espero que con esto, ella sepa que aquí y ahora, cuenta conmigo. No sé que me ha hecho esta mujer pero saber que sufre por algo ocurrido en su pasado me hace sentir extraño.
Desde que entré creo que han transcurrido unos 10 minutos y ninguno de los dos dice nada, Elisa ha dejado de llorar y no sé si se durmió en mis brazos, así que lo único que se me ocurre es hacer un comentario que me dirá de momento que tal se encuentra:
-Traje el otro paquete de chocolate que compré esta tarde si te dormiste tendré que hacer el sacrificio de comerlo solo. Digo en voz baja y al hacerlo ella se incorpora.
-Estoy despierta. Dice mirándome a los ojos.
-Aaah. Digo fingiendo pesar y ella medio sonríe y baja la mirada, así que llevo mi mano a su cara y la subo a la altura de mis ojos.
-Solo haré una pregunta que contestarás...¿Estas bien? Ella me mira a los ojos y me he dado cuenta que ya no me incomoda como antes, de hecho me hace sentir que puede ver dentro de mí.
-Estoy bien. Dice y dicho esto ambos nos incorporamos, saco el paquete de chocolate mientras lo abro la observo que está expectante como un niño pequeño y esto me causa gracia. La detallo mientras abro el paquete de chocolate y veo que efectivamente esta como un niño pequeño.
-Calma pequeña saltamontes. Digo y ella sonríe.
-¿Cuál es tu favorito el blanco o el marrón? Pregunta y yo me debato entre sí decir o no, sobre que este dulce no me llamaba la atención, hasta que me fijé en la forma en cómo lo miraba esta tarde y fue esa misma razón por la cual compré dos paquetes de chocolate, así que digo lo primero que se me viene a la cabeza
-El marrón es mejor. Digo
-¿Verdad que si? Es el mejor aunque el blanco también es delicioso.
-Toma. Coloco un trozo en su mano y enseguida veo como ella se lo lleva a la boca, cierra los ojos mientras saborea el chocolate.
Mientras lo hace, la detallo completamente, desde sus labios, cejas y pecas, es hermosa. Sus facciones son delicadas y dejan ver el rostro de una mujer dulce y amable. Sin querer esta mujer se metió dentro de mi ser y sinceramente quiero que nunca salga de ahí. Me quedo embobado viéndola hasta que poco a poco no sé cómo me he acercado a ella.
-Perdón. Susurro y enseguida ella abre los ojos y la tengo a centímetros de mí.
Lentamente, me acerco y sé que se dió cuenta de lo que haré por la forma en cómo se le acelera la respiración, así que sin pensarlo dos veces rozo mis labios con los de ella. En ese instante, siento que mi corazón late muy de prisa. Cierro los ojos y me abandono frente a todo este sentimiento nuevo y extraño que me asecha desde que la conocí.
Ella tímidamente acepta y continúa el beso, sus labios son suaves y su beso es dulce. Noto el sabor del chocolate que acaba de comerse y decido que a partir de ahora, mi nueva forma favorita de comerlo será de sus labios. Llevo mi mano a su mejilla y la beso profundamente deseando que el tiempo se congele en este preciso instante. Siento sus manos en mi rostro y enseguida ella está debajo de mí y en los siguientes minutos nos besamos en total sincronía
Me gustas muchísimo.
No sé cuanto tiempo llevamos allí, diciéndonos tantas cosas con un simple beso, cuando de repente nos sobresaltan unos golpes en la puerta. Ambos abrimos los ojos y su brillo en la mirada me dice que sería capaz de matar a cualquiera que este afuera en estos momentos, pero enseguida desechamos la idea cuando escuchamos una voz que hiela la sangre.
Su Padre.
-¿Eli puedo pasar?
-¡NO!...Digo espera un momento. Dice ella mientras me observa.
-No te puede ver aquí. Susurra contra mis labios.
-¿Y que hago?
-Tienes que esconderte. Dice mientas se levanta de la cama y aquí veo que tiene una especie de pijama en forma de vaca, entre puntos blancos y negros.
-Linda pijama. Confieso y veo que ella se detiene de caminar de un lado para el otro.
-Calla estoy pensando... Me acuesto en su cama mientras la miro divertido.
- Ya sé donde te ocultarás. Dice en voz baja.