El noviazgo entre Elisa y yo cada día va mucho mejor, después de hacer el amor por primera vez, ninguno de los dos puede vivir sin tener las manos lejos del otro. Confieso que luego de esa primera noche me contuve algunos días más para hacerle el amor. La decisión la tomé, esa mañana después de terminar de hacer el desayuno, cuando vi como hacia un pequeño gesto de dolor al sentarse y mentalmente me maldije por ello. Por lo que que decidí que nada de relaciones sexuales hasta que se sintiera mejor, pero eso no sucedió porque una de las noches siguientes terminamos en su cama, y es que ninguno pudo resistirse. Puedo decir que Caín Baptista se ha vuelto adicto a estar con ella, a dejar descubierto una parte de mi que ni siquiera sabía que existía.
Los días han transcurrido, y hemos compartido juntos ya sea una cena, un almuerzo o una salida al parque. Menos hoy. Es viernes en la noche y mientras la veo colocarse un vestido para su salida de chicas por más que traté de convencerla con mucho sexo, no pude evitar que saliera con su prima Ruth, esa mujer loca, bebedora y muy liberal que hace dos días llegó a la capital. En este momento la veo venir hacia mi, y es que me encuentro desnudo la cintura para arriba en su cama, mientras ella se mide varios vestidos.
-Ese está muy corto. Digo señalando el vestido color verde que le llega un poco más arriba de las rodillas.
-Exagerado. Este me gusta. ¿Puedes ayudarme con el cierre? Pregunta mientras viene hacia mí. Me siento en la cama y la ayudo para después traerla a la cama conmigo.
-¿Entonces te vas y me dejarás solo? Digo rosando sus labios mientras ella se libera de mi agarre y me rodea el cuello con sus brazos.
-Es solo una noche Caín, además no estaremos sola. Vanesa también irá.
Cierto.
Una de estas noche cenamos en casa de los Marchán y Elisa les habló de su prima, de más está decir que Vanesa está ansiosa por conocerla, y por eso ambas planificaron esta maldita noche para salir y conocerse, mientras Roberto y yo nos quedamos en casa. Por más que le dije que se negara el muy idiota no lo hizo alegando que "Confía en su esposa".
-Se hará tarde además ya deben de venir por mí.
-¿No hay nada que pueda decir ni hacer para que te quedes?
-No. Nada. Soy tuya los fines de semana y las noches. Mañana nos veremos, no se por qué te pones así. Dice acariciando mi cabello un poco más largo de lo normal, y me he dado cuenta que le gusta que lo lleve así, y no bajo como normalmente lo uso.
-Está bien, que sepas que no me gusta esta idea. Si por mí fuera siempre estarías conmigo.
-Basta con la conversación, me arrugarás el vestido y aún no se que hacer con esto. Dice señalando su cabello rizado y rebelde que tanto me gusta.
-Algún día de estos lo cortaré.
-Ni lo sueñes.
-De eso hablamos luego... Así que por favor mi amor, tu preciosa novia no puede andar como una loca en la calle, deja que termine de arreglarme.
Sin protestar, ella sale de debajo de mi y se sienta frente al espejo con plancha en mano para alisarse el cabello. Esta hermosa de todas las formas posible, pero cuando lleva su cabello recién lavado y en su aspecto normal es mi momento favorito. Después de 40 minutos aproximadamente y luego de nuestra despedida, la veo subir al auto de Vanesa mientras me encuentro en mi camioneta.
Veo desaparecer la Tucson color blanco y antes de seguirlas mi teléfono suena, veo que es Roberto quien llama y contesto.
-¿Listo para una noche de Hombres?.
-¿No estás preocupado de que tu esposa salga de fiesta un viernes en la noche? Pregunto y lo oigo reírse en voz alta detrás de la línea.
-No. Hay algo llamado confianza, así que no veo por qué el problema.
-Vete a la mierda. Digo preparándome para colgar porque sé, que se ríe de mí.
-Caín no cuelgues ven a casa. Hay resumen de MMA esta noche y los niños se quedarán en casa de unos amigos de clases. Ante su proposición, y de pensar que estaré solo en mi apartamento pensando si Elisa está o no bien, suspiro y acepto.
-Bien te espero entonces. Trae cerveza.
-En 20 minutos estoy allá.
Conduzco hacia la casa de Roberto pero antes de llegar, paso a una licorería y me armo con algunas desechables para la noche. No quiero tomar mucho por si Elisa necesita de mí. Después de algunos minutos entro a su estacionamiento y lo veo salir a recibirme.
-¿Tan pocas? Dice señalando las cervezas en la bolsa.
-No hay que tomar mucho por si las mujeres nos necesitan.
-Estarán bien Novato, entremos que Mashida dará una entrevista para la pelea del domingo.
Y es así como Roberto y yo terminamos un viernes en la noche viendo resumen de peleas MMA, y entrevistas de boxeadores con peleas para este fin de semana. Mientras estamos frente a su pantalla plana no puedo evitar pensar en mi novia, ¿Estará bien? Espero que no tome mucho y menos ese bendito tequila que la deja con lagunas mentales al día siguiente. Un rápido pensamiento de su familia materna me inunda pero estas semanas no han mantenido ningún contacto con ella.
-¿O no?
-¿Qué? Pregunto a lo que Roberto me dice.
-Si que estas en otro lado amigo. Dice tomando el resto de cerveza en su botella.
-Ven.
-A donde vamos. Pregunto mientras lo veo tomar una chaqueta y las llaves de su auto.
-A echarle un ojo a nuestras mujeres para que te quedes tranquilo.
Es por lo cual, en este preciso momento vamos camino a donde quiera que nuestras mujeres estén, confieso que por más que le pregunté a Elisa no quiso decirme, porque según ella terminaría buscándola y no se equivoca pero con lo que no cantaba era que Roberto quisiera venir conmigo.
-Están en El Elixir. Me hace saber y reconozco el nombre de la discoteca donde solía pasar algún tiempo con mujeres.
-Gracias por traerme, la verdad es que no me confío de esa prima loca de Elisa.