Juego Del Destino.

52-Reconciliación.

Minutos después salimos del lugar en su camioneta, recorremos parte de la ciudad hasta que llegamos a un reconocido bar a ocupar una mesa, pido una botella de ron y al servir el primer vaso, lo tomo tratando de apagar toda la rabia por lo sucedido. Roberto no dice nada sino que me acompaña con un vaso de soda e hielo.

Está conmigo una vez más.

 Solo con saber que está a mi lado en este momento, hace que no vaya en este mismo instante y acabe con esa pila de delincuentes.

Pienso en Elisa y en su rostro al verme allí, se que estaba sorprendida de que la haya visto con su primo, pero lo que más me sorprende es su actitud, entre los dos ella fue la que faltó y no sé por qué al final me dejó allí solo en ese lugar. 

Desde que estoy con ella he experimentado todo tipo de sentimientos que antes no había experimentado y los celos son uno de ellos, la otra noche con el Doctorcito fue la primera vez que quise apartarla de su lado, pero esta vez es diferente, Hugo Lievanov la quiere para él y es un maldito enfermo.

Ya va siendo hora de que se entere quien verdaderamente eres.

Recuerdo sus palabras y solo de pensar que Elisa sepa por otra persona, que soy un funcionario policial hace que me ponga mal, enseguida lleno otro vaso de ron y me lo tomo para tratar de eliminar esa posibilidad. Si Elisa Villasmil se entera que soy policía de Inteligencia y que pude estar involucrado en la muerte de su hermano, todo entre ella y yo se habrá acabado.

De eso estoy seguro.

-Creo que está bueno por hoy. Escucho que dice Roberto cuando me dispongo a ordenar otra botella de ron y así eliminar la idea de Elisa sepa a lo que verdaderamente me dedico. Pero si va a ser mi esposa tiene que saberlo cuanto antes...

Los siguientes días son una mierda, Elisa no me contesta el teléfono y no responde mis mensajes. Después de beber esa noche hasta quemar la rabia, Roberto me llevó al apartamento y al día siguiente con una resaca del tamaño del Warairarepano fui a trabajar. Efectivamente el informante notificó al cuerpo que mi altercado con un Lievanov trajo una disputa entre la cabecilla y Hugo quienes son madre e hijo respectivamente.

En este preciso momento y al cumplirse una semana después de ver a mi prometida por última vez voy camino a la casa de Roberto, Victoria está de cumpleaños hoy y por más que quisiera quedarme en el apartamento, mi rol como su tío no me lo permite. Entro a la casa y veo a Vanesa saliendo al jardín por lo que me dirijo hacia allí y me encuentro con algunas niñas y niños en la piscina, veo a otros corriendo por el lugar, además de algunos adultos sentados bajo un toldo dispuesto para la ocasión.

Victoria al verme sale de la piscina, toma una toalla para secarse y viene a mis brazos, por lo que sin importar si empapa mi ropa le doy un sincero abrazo y le entrego su regalo.

-Me alegra que estés aquí. Dice rodeándome con sus brazos.

-Eres mi sobrina favorita.

-Soy la única. Agrega la niña de cabello castaño y ojos claros como los de su madre. La veo abrir la pequeña caja de regalo y levanta su mirada hacia mi sonriendo.

-Feliz Cumpleaños. Y le doy un beso en la mejilla.

-Es hermosa. Dice a la pulsera con dijes que le compré.

-Me alegra que te guste.

-¡Me encanta! Gracias Tío. Te quiero mucho.

-Y yo a ti. Digo esta vez sin cohibirme al expresar mi cariño. Desde que estoy con Elisa es más fácil mis muestras de cariño hacia los niños y sé que es gracias a ella.

Victoria sale corriendo a mostrarle sus regalos a algunas compañeras de clases y yo me dirijo a un lado, preguntándome donde está Roberto o Rodrigo.

-Hola. Dice de repente una mujer a mi lado y al voltear veo que es alguien a quien no he visto nunca en mi vida.

-Hola. Respondo a su saludo.

-Un placer. Soy Margarita. Y la veo extender su mano por lo que se la estrecho y me presento.

-¿Como Caín y Abel?

-Aja. Digo a la referencia de mi nombre con alguna historia bíblica o algo por el estilo, que nunca me he molestado en buscar.

-Interesante, aunque algo me dice que no eres muy religioso. Y ante su comentario finjo una sonrisa no queriendo continuar esta conversa con ella.

Mi cuerpo me avisa enseguida de su presencia.

 Y es que sin siquiera haberla visto sé que está aquí. Mientras deslizo la mirada por el lugar, me doy cuenta que efectivamente en la puerta por donde hace momentos entré se encuentra mi novia. Mi prometida. Al pasar a mi lado veo que lleva una bandeja con algunos aperitivos para los niños, la observo detalladamente y al tener una semana sin verla, mi corazón parece que estallará. Con esa simple reacción, sé que el Efecto Elisa está haciendo presencia. Lleva un vestido marrón claro con zapatillas bajas y al pasar a mi lado ni siquiera me observa, lo que me confirma el estado de nuestra relación.

-¿Margarita verdad? Bonito nombre. Digo un poco más alto para asegurar que ella me haya oído.

De alguna forma tendré tu atención.

Finjo prestar atención a lo que quiera que esté diciendo esta mujer, sobre parques acuáticos y sonrío cuando puedo ver que Elisa viene de nuevo con una bandeja en sus manos.

-Quizás yo pueda ayudarte... Me das tu teléfono y te aviso con tiempo.

-Me par...

-Disculpe. ¿Me puede prestar a MI prometido un momento?

¡Bingo!

Elisa se encuentra en ese preciso momento a mi lado, y Marina o como se llame está sorprendida por la presencia de ésta. Tentaré un poco más, y cuando le hago saber que después de terminar la charla con mi acompañante iré, puedo ver en su mirada algo más que celos.

-¡Si claro! Aún necesitamos elegir el lugar de nuestra luna de miel. Y con esto se aleja del lugar y entra en la casa grande.

-No sabía que era tu novia.

-Es mi prometida. Le aclaro.

-...Si me disculpas. Digo dejándola sola y camino a la casa. Una vez allí me encuentro al matrimonio Marchán quien viene cada uno con una bandeja en las manos.




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