Hola!! Vuelvo con otro capítulo. Disculpen las tardanza, entre el bloqueo y responsabilidades diversas, se me hace difícil. Pero hay Juegos de Sangre para rato. 🤭
Disfruten!!
Elena
Inhalo con pesadez tratando de que el aire llegue a mis pulmones y así como entra sale. No me sentía muy bien, pero de esto dependía la vida de mi hermano. No debía fallar. Si yo caigo, él cae conmigo y sabrá Dios quién más.
El casco me pesa en los brazos mientras espero ver al menos a James o a Matt, me encuentro a lo lejos a Felipe. El entorno era raro, ya que era una fiesta como cualquier otra, pero rodeada de gente peligrosa. Me hace una señal para acercarse y le niego rotundamente. Ya éramos muchos los involucrados, no necesitaba más sangre de gente inocente en mis manos. Él solo me miró confundido y se quedó en su lugar.
Casi a los empujones me llevan a una zona donde se escuchaba un bullicio de la gente, alentando algo. Al pasar por allí, la imagen me desgarra el alma, era una pelea de perros y uno de ellos ya estaba muerto en el suelo, bañado en sangre. No me dejaron detenerme.
Al seguir más al fondo del lugar, más oscuro se ponía. Nada había cambiado en estos lugares. Gente sin conciencia en el suelo. Intercambio de sustancias. A lo lejos uno que otro disparo y humo, mucho humo. Sentía el miedo, pero también la adrenalina y la emoción de volver a pisar una pista. Era algo muy confuso. No lograba entenderme.
— Carter, llévala donde los chicos. Tengo algo que arreglar — ordenó. Este sin chistar me jaló del brazo. Mañana tendré muchos moretones.
Si es que vivo al final de la carrera.
James
La picazón en mis puños no me dejaba tranquilo, la contractura en mi cuello por otro lado me estaba matando. No podía parar de pensar en que Elena no estaba cuando volví, en cómo la traté luego de su confesión. Había actuado como un completo idiota. ¿Cómo es que no lo vi venir? Estábamos en el mismo problema mucho antes de convivir siquiera. El hecho de saber que cargaba con algo que podría alejarme de ella, me enojaba y me frustraba. Me hacía temer. Seguí golpeando el saco que estaba dentro del cuartito.
— Su celular está en mi departamento — informó de mala gana Matt cuando entró. Golpeé con más fuerza el saco, lo que tensó mi brazo y mi hombro.
— Llama a tu padre, seguro tiene algo que ver — tomé mi toalla y me seque el rostro, si seguía golpeando al saco, estaría muy cansado para la pelea.
— No me responde — comentó sin mucha importancia, como si de verdad no le preocupara.
— ¿Realmente no te importa no? — dije con poca paciencia.
— Claro que sí, más que a ti, pero…
— ¿Más que a mí? — solté con ironía — Nunca pensé que llegaría el día en el que te importe alguien más que tú mismo — el veneno en aquella afirmación se podía palpar a kilómetros.
— Me importa, pero no por eso hago un escándalo, yo al menos hago algo ¿Tú que has hecho por ella James? — levantó su mirada del celular y me prestó atención — Según recuerdo, ella está metida en esto por tu culpa.
Me acerqué peligrosamente a su espacio, ya me estaba sacando de quicio con su constante sarcasmo y preguntas que me quemaban por dentro. Haría caer el mundo en llamas para encontrarla.
— Era tu trabajo traerla. Todo esto es tu culpa — escupí — Si algo le pasa, si tiene un solo rasguño encima, verás que hasta ahora he sido bondadoso.
— Inténtalo, así sabrás lo que es sufrir de verdad — contestó del mismo modo amenazante.
Antes de que pasara algo, la puerta del cuartito se abrió, dejándome ver a una Elena llorosa, asustada. El alivio recorrió cada parte de mi cuerpo, pero el orgullo se hizo cargo de la situación. No podía evitar estar enojado porque me había mentido, pero tampoco era un detalle que cambiará mucho la historia. No parecía ser motivo suficiente para el enojo dentro, había algo más que no podía identificar. Estoy confundido, no podía descifrar muy bien lo que pasa por mi cabeza. Aunque estaba seguro de una cosa, tenía miedo, mucho miedo.
— Dios hasta que apareces, pensé que el lobo te había comido — bromeó Matt yendo a su encuentro — ¿Estás bien? — solo asintió sin decir nada. Sus ojos con rapidez se posaron en mí. Sus hermosos ojos verdes. Noté en sus brazos el casco y el miedo de perderla, se volvió a apoderar de mí. Me sacudió por completo.
— Bien, estamos completos, es hora de irnos — interrumpió Carter en la habitación.
Sin decir nada lo seguí. En el camino podía oírlos murmurar cosas que no lograba entender. Odiaba a Matt por meterse con ella, pero más me odiaba a mí mismo por dejarla sola en esta situación. ¿En qué estaba pensando cuando la dejé allí con Tyler?
El lugar estaba bastante lleno de gente y con una iluminación muy deficiente. Me desvestí de mi camiseta dejando al descubierto algunos moretones viejos y mi reciente tatuaje, que ocupaba toda mi columna vertebral, de manera vertical. No era la gran cosa, pero me había gustado y como tenía dinero y tres copas de más lo hice.
— No la pierdas de vista — miré a Matt, quien estaba tomando la mano de Elena, que me observó burlón y volví mi atención al ring. Lo hacía a propósito, estaba seguro. Luego de la última conversación absurda que habíamos tenido, no dejaba de fastidiarme con lo mismo.
No hace muchos días que había estado en el mismo lugar. Carter me ayudó con las vendas y antes de subir susurró a mi oído.
— Esto será rápido, por el bien de ella, será mejor que ganes.
No entendía por qué sería tan rápido. Nunca lo era. Siempre quedaba a medio morir, pero al observar a mi adversario, encontré la respuesta. Era un niño, con no más de dieciocho. Era el nuevo de Tyler. Mi reemplazo.
Me recorrió la culpa y el arrepentimiento por el cuerpo. No iba a hacerlo. Voltee a ver a Carter quien amenazante me mostró el arma dentro de su chaqueta. Llevé mis ojos a Elena quien entre tanta gente me observaba preocupada, o quizás me pedía que no lo hiciera. Cerré los ojos y me volví hacia el niño, no parecía estar muy preocupado para enfrentarme.
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Editado: 07.12.2024