11 Años antes...
"Su actitud despreocupada y su sonrisa tímida hacía que cada vez que las personas del pueblo la veían, los alterara más de lo que estaban.
Hacía años de la última fiesta de juegos, pero aún se sentía el temor en las calles. Gracias a eso el pueblo ya no era como antes ya nadie podía confiar en los demás, por el hecho de que creían que alguien podía estar aún en ese juego y podía llegar a traer más terror de nuevo.
—Buenas tardes, jefa —entró normal al trabajo.
—Buenas tardes, Vanessa —contestó tranquila.
A diferencia de los demás, ella parecía ser la única persona que no se incomodaba por la actitud de su empleada. Muchos la miraban extrañados pero nadie se atrevía a decir ni "A".
—¿Mucho que hacer hoy? —dejó sus cosas en un pequeño mueble de color crema, donde guardaban sus cosas los empleados.
—Hay que organizar los libros escolares, por ahora eso.
—Iré de inmediato —agitó su cabello acomodándolo hacia atrás mientras iba a hacer su trabajo.
Por un tiempo llamó la atención, pero con el tiempo... se volvió más preocupante. Ella casi no aparecía. Había rumores de que era porque entraba y salía del pueblo, otros decían porque ella no era muy social ya que era nueva, y otros porque solo quiere estar sola y estudiar tranquila. Era estudiante de abogacía, sólo le faltaba un año para terminar.
Pero nadie se imaginaba que podía crear conflictos y romper con el poco silencio que reinaba en cada rincón del lugar..."
—...hasta que me animé a hablar con ella —dice Agar.
—¿Cómo sabías de todo lo que hacía? —aún me queda esa duda.
—Me dediqué un tiempo a observar la nueva. Todos murmuraban sobre ella.
Suspiro mirando hacia la calle.
Después de el largo recorrido que tuvimos por elegir un nuevo lugar para quedarse un tiempo indefinido; decidimos ir a una cafetería para poder descansar un poco y que me contaran la verdad, lo que yo no sabía y no tenía la menor idea.
—¿Por qué dices que era mi gemela? —otra cosa que tampoco me cierra.
Me contó un poco de como era esa chica... pero no me lleva ningún indicio sobre que sea mi hermana, mi gemela.
—Es muy parecida a ti. No sé si gemela pero... —tuerce la boca.
—¿Vanessa...? —pregunto pensativa.
—Vanessa Vázquez —dice Sonia con una mueca de desagrado—. Nunca me cayó esa mujer, aunque sólo la conocí cinco años.
Los miro atónita.
—Jana... Jana —chasquea varias veces los dedos cerca de mis ojos—. ¿Qué sucede?
—Es... es mi tía —los miro preocupada.
—¿Tu tía? —frunce el ceño Agar.
—Sí. Ella se fue cuando era chica. Mi familia se desvincularon totalmente de todos, pero mi madre y mi tía no, ellas no —era ella...
—Jana —llevo las manos hacia la espalda jugando nerviosamente con mis dedos—. Dinos la verdad.
—Esa es la verdad, Sonia. Mi madre era española, igual que toda su familia, pero mi padre no.
Nunca más supe de ella. Un día estuvo en mi casa comentando, compartiendo, y al otro día ya no estaba.
—Dinos la verdad —vuelve a insistir.
—Esa es la verdad —desvío la mirada.
—Sonia, ya lo dijo. ¿Qué más...?
—Di la verdad —muerdo mis labios y agacho la cabeza.
—Mi nombre no es Jana —susurro—. En realidad es Carla. Carla Hudson.
—¿Por qué mentiste? —Agar se levanta un poco para agarrar mis brazos y traerlos hacia arriba de la mesa y sostener mis manos.
—Todos van a ese pueblo con la intención de cambiar y dejar todo en el pasado. Eso hice —muerdo mi labio pensativa.
Eso hizo la mayoría.
—Sí, lo sabemos. Pero nosotros no cambiamos nuestros nombres ni apellidos ni nada de eso. Tampoco hay que ser extremista si no es necesario —suena dura, pero es verdad lo que dice.
—Mi madre lo consideraba necesario —me encojo de un hombro.
—Para tu madre, pero no para vos.
—Yo no podía opinar siquiera si estaba debajo de su techo. A parte —miro a Agar con el ceño fruncido—, en una salida que hicimos dijiste que ya sabías todo de mí.
—Así es —arquea levemente las ceja asintiendo.
—¿Entonces para qué me preguntas? —no lo entiendo.
—Quería confirmar, es todo.
—¿Entonces podemos confiar en la sobrina de Vanessa? —ahora está más tranquila Sonia.
—Sí. Dice que nunca más la volvió a ver, así que estamos seguros.
—¿Por qué hablan de ella como si hubiese sido la persona más peligrosa que han conocido? —suelto las manos de Agar, me ha transmitido inquietud y mucho.
Me siento peligrosa... otra vez.
—Porque ella era una persona dañina. Si se fue de tu familia seguro que fue por sus actitudes o su manera de pensar y ver las cosas —la mirada de Sonia es seria.
—Recuerdo que ella a veces llevaba la contraria a mi madre —me quedo pensando esas veces que habían pequeñas peleas en la casa porque ella no coincidía con las opiniones de los demás—. Pero pudo haber sido normal como sucede muchas veces, ¿no?
Quiero creerme eso.
—¿De dónde crees que saqué la leyenda? —la miro sorprendida—. Sí, de ella.
—¿O sea que los juegos son un invento por parte de la imaginación de mí tía?
—No has entendido, Jana —me mira tenso Agar.
—Es que eso me están dando a entender —suspiro acomodandome algunos mechones de cabellos sueltos.
—Lo que quiere decir Sonia es que cuando ella me contó la leyenda, Vanessa ya la había conocido. Le contó sobre la leyenda y así sucedió después.
—Algo voy entendiendo.
Suena inseguro.
—Lo que nosotros pensábamos, y dejamos esas ideas de lado porque no le encontrábamos mucha relación, era que a lo mejor ella conoció a Lawrence —se rasca la nuca algo preocupado.
—Pero si nadie se relacionaba con él. ¿Cómo es posible? —muerdo mis uñas y frunzo el ceño.
—Eso también lo pensamos, por eso dejamos las ideas de lado.
Vuelvo a suspirar mirando la calle. Ya está un poco más ajetreado todo porque es casi la hora de que cierre el comercio.
Mirar a todos como caminan y visten, hace que comience a pensar y ver de otra manera las cosas. No sé cómo ni por qué, todo parece ser en cámara lenta. Y pienso... y pienso... y...
Editado: 11.02.2021