Los días pasaron rápidos. Hicimos todo lo que nos pidieron aunque es en vano. Con Sonia seguimos con esa esperanza de que ganaremos, pero el destino puede cambiar cuando menos lo esperemos y de ser así, caeremos.
—Acuérdate, actúa como siempre —le susurro a Sonia.
—Es un poco difícil lo que pides pero... lo intentaré.
—Ahí vienen —habla Jana, miramos adelante y unos colaboradores vienen hacia nosotros.
—Yo lo arreglo —dice Sonia.
Habla con ellos y nos dejan pasar. En la puerta aparece Agar con su máscara negra, nos hace una seña y los tres asentimos. A contar la versión que nos obligaron para que él se lo crea.
—Jana, ven un rato —ella niega y retrocede—, dije que vengas, es una orden.
Nuevamente niega y lo mira serena. La observamos confundidos, ella no es así. De seguro iría a abrazarlo y llorar como todos esperábamos... pero no ocurre.
—Quiero escuchar todo —suspira rendido y se sienta en la silla detrás del escritorio.
—Quería buscar respuestas. Por eso me fui, lo lamento —Jana agacha la cabeza "apenada".
—Nos perdimos esa noche que fuimos a buscarla, estaba muy oscuro y no pudimos seguir. En la mañana retomamos la búsqueda. Todo el día. Hasta encontrarla desmayada.
—¿Tantos días desaparecidos, ustedes? —pregunta entrecerrando los ojos.
—Como te dije, nos perdimos y el bosque es muy grande más de lo que pensábamos —asiente muy poco convencido pero no replica.
—Vayan a prepararse, hay que seguir con los juegos.
—Sí, señor —respondemos los tres.
Salimos y cada uno va a su habitación. Jana está en la habitación de en frente. Sigue igual, fingiendo... o eso creí.
Abre la puerta y entra, cuando está por terminar de cerrarla al todo, puedo ver que me mira y sonríe macabra...
Esperen... ¡¿Qué?!
No. Tal vez fue mi imaginación, ella no es así.
—Me estoy volviendo loco —rio y entro a mi habitación.
Enserio extrañaba todo esto aunque no lo crean, pues yo si.
Que diga lo que quiera Agar, yo me demoro en la ducha. Tantos días sin poder disfrutar de esto.
Me quedo pensando en lo que vamos a hacer, lo que nos han obligado porque es la vida de Sonia y Jana, o la mía. Obvio que la de ellas primero, haré todo lo posible para que, si sale todo lo planeado, no las toque. Tendré que negociar o hacerlo a la fuerza, no me importa lo que me pase, pero intentar lo vale todo.
Otro punto también es Jana. Me sigo diciendo lo mismo, ella nos entregó porque cuando estábamos allá, escuché decirle que sí éramos nosotros los que él necesitaba. ¿Qué le ha sucedido a Jana?, o ¿es que nunca la conocimos bien? Tal vez se mostraba como una persona pero en realidad era otra. Eso tiene más lógica.
Después de un largo tiempo, salgo de la habitación. Un colaborador me espera afuera y me conduce con los demás jugadores. Ya están todos esperando a que comience el siguiente juego.
—Lo siguiente consiste en que deben elegir algún compañero para el baile —todos lo miran confundidos—. Pueden mezclarse los grupos, eso no importa. Ahora les dirán cómo son las reglas.
Marcia, una de las colaboradoras, pasa hacia adelante. —Yo elijo a un compañero, él será mi pareja de baile en esto. Deben hacer una coreografía en ocho minutos. Una vez lista, los llamaremos y comenzarán a mostrarlo para todos. La pareja que mejor haga esto... serán los que pasarán al siguiente nivel, el nivel seis.
¿Nivel seis?, entonces han avanzado mucho desde que desaparecimos los tres.
Elijo como compañera a una jugadora del otro equipo. Hablamos sobre lo que hay que hacer. Yo no soy buen bailarín (tantos años y sigo igual), ella me da unos consejos y comienzo a seguirle el ritmo, es un vals simple, pero debe ser perfecto.
—Creo que estamos listos —dice ella.
—Lo mismo digo —le hago una seña a un colaborador y este nos conduce adentro.
—Espero que les guste.
—Les encantará.
—No quiero ser eliminada del juego —la miro de reojo y observo que se limpia unas cuántas lágrimas.
—Yo menos —nunca seré eliminado... o eso espero.
—Sabes... vine creyendo que era la fiesta como muchos creyeron aquí.
—Una fiesta de juegos resultó ser al principio.
—Y de muertes.
—En parte —hago una mueca de disgusto.
—¿Cuándo crees que terminará esto? —pregunta con la mirada perdida.
—De seguro, pronto.
Ni yo me lo creo a eso. Hace años que estoy aquí atrapado, no puedo salir. Y ahora con lo que nos pasó, peor. No tengo salida... bueno, si la hay, la muerte.
No quiero dejar a Sonia, la quiero mucho y me es imposible alejarme de ella. Hemos pasado por tanto que no... puedo alejarme así de la nada.
Unos cinco colaboradores pasan corriendo hacia otra sala. Esto da mala espina. Todos comienzan a correr para la sala de donde vinimos.
—¿Qué sucede? —pregunta alterada.
No salió lo que esperábamos.
—Lo siento —me mira con terror, sabe lo que haré, intenta correr pero soy más rápido y la alcanzo.
—¡Ayuda! —tapo su boca y en movimiento rápido, quiebro su cuello.
Detesto hacer esto, pero no hay de otra.
Mi celular comienza a vibrar, lo saco del bolsillo y leo el mensaje que mandaron.
"Ignis" (fuego)
Sonia:
3... 2... 1. Vuelvo a jalar pero no hay caso.
3... 2... 1.
—¡Sube! —tiro con fuerza la cadena que sujeta la caja fuerte que pende del techo.
Estoy hace rato aquí intentando poder subir la caja fuerte al piso que estoy. Es curioso este sótano, parece ser normal, pero no lo es.
Como era de esperarse, está llena de cámaras toda esta habitación, pero "gracias" a un hacker, las imágenes que muestran las cámaras están congeladas. Gano tiempo extra pero no del todo. Y yo haciendo esto sola, tratando de subir una caja fuerte de un gran peso, esto no pinta nada bueno.
—Sal de ahí, vuelve después.
Suspiro frustrada y suelto la cadena. Todo este esfuerzo a la basura.
Editado: 11.02.2021