Dejo el auto junto a los demás. Bajo tomando mi teléfono, dirigiéndome hacia la cabaña. Se supone que hoy viernes es el último día de mi chico de ojos únicos en el país y que lo pasaría con él, con mucha más razón ya que le había cancelado los planes de ayer por lo sucedido con mi viejito, pero es que no me sentía suficiente bien como para ver a alguien marcharse de mi lado. En estos momentos era lo último que quería. Entro a la cabaña, encontrando a Dan y Brayden en una partida de videojuegos muy emocionante
— ¡Hey chicos! — saludo tomando su atención por una fracción de segundos, cuando Dan parece percatarse que soy yo se incorpora, acercándose a mí con expresión seria ¿Qué me falta ahora? ¿Otro lio más? Estoy muy cansada…
— Necesitamos hablar de algo sumamente importante Liee.
No me da tiempo para hacer alguna pregunta por qué Adalyn aparece arrastrándome con ella al sótano, doy una mirada de disculpa al pelinegro. Abajo se encuentra Diego y un desconocido atado a la pared como una estrella de mar
— Por fin llegas Liee, sé que tomaste un pequeño curso de medicina así que te cederé los honores — habla con su tono frio mientras me acerco a la mesa curiosa por lo que está pasando por su macabra mente — Ese cabrón que ves ahí se ha tragado un microchip de suma importancia para los Evans, lo sedare para infórmate del asunto — conforme se acerca me comenta cuanto me pagara por el favor y lo agradezco porque necesito dinero más que nunca. Dinero que nunca pensé que aceptaría viniendo de esa forma.
Observó a unos pasos de ellos con los brazos cruzados como interactúa con el desconocido; lo que sucede a continuación nadie se lo esperaría y todo trascurre en cámara lenta, como si lo peor de la película está por pasar. Se acercase a el hombre este inserta la inyección que era para él de forma anormal en el cuello de Diego, quebrando la aguja y haciéndolo caer en un charco que se forma con su propia sangre en instantes, al mayor de los Evans cae derrotado. De inmediato Adalyn y yo corremos en dirección a Diego, dándole la oportunidad al hijo de perra de soltarse y correr hacia la salida, de instinto tomo una de las armas en la pared y le disparo sin pensarlo dos veces. No dejo vivo al imbécil de tantas balas que utilizo en él.
— ¡CHICOS! ¡AUXILIO! — no duran en aparecer con ellos Angie que llega a nosotras, mi cuerpo entero tiembla ante la escena que acaba de pasar, como su novia es fuerte y no entra en pánico. Angie es un ejemplo de valentía completamente.
— Hay que llevarlo al hospital
— Eso es muy peligroso
— Tengo contactos que me ayudaran, Daniel y Brayden ayúdenme a subirlo al auto.
El temor a través de la voz de Angie es tan obvio como la alteración en todos mientras salen del sótano, me quedo atrás observando a Adalyn en el suelo llorando y murmurando “¿Qué seremos sin Diego Evans?” Es la pregunta que nos cruza a todos, jamás será lo mismo si lo llegamos a perderlo como líder. Nadie quiere eso. Y quiero hacerme creer que hoy como nunca “hierba mala nunca muere”.
Minutos después, cuando logro calmar un poco a la rubia subimos a la primera planta donde todo es un silencio aterrador y Angie da indicaciones exactas de la situación que enfrentaremos. La crisis.
— Iré sola chicos es muy peligroso aparecernos todos en un hospital, Kendall los espera en la disco de siempre para vigilar los pasos del SR. León, él estará a cargo — con lágrimas en sus ojos, se marcha.
Los nervios juegan conmigo e inicio a caminar de un lado a otro hasta que Brayden, Dan, Matt y Lillian entran todos con esa expresión sombría. Matt que al parecer es el más cuerdo nos pide ir arreglarnos, suspirando estoy por ir hacerlo a la habitación correspondiente cuando Daniel me arrastra a la suya, recordándome el asunto importante que menciono antes del cual desea comentarme.
— ¿Qué pasa Evans? — masajeo mi cabeza, sintiendo un dolor en ella, hay muchas cosas sucediendo me está destrozando interiormente
— Dije que tenía algo importante — toma lugar frente al ordenador que de seguro es de su novia, por la cantidad de cables en la mesa; con su mano me pide que me acerque — Estuve investigando a ese noviecito tuyo… — suspiro, Demonios ¿ahora que escondes Ryan? Quiero decirle que nada de lo que me diga me hará que algo entre nosotros cambie, pero no me deja hacerlo solo comienza con vomito verbal
— No me interrumpas y escucha, su nombre Ryan Collins, 22 años, nacido en New York el 30 de agosto, su hermana menor Reece Collins se suicidó, pero realmente tú la mataste…
— Detente Daniel, no me estás diciendo nada nuevo y no sé a dónde quieres llegar y lo que sea no me importa, no nos separó ni la muerte de su hermana no lo hará cualquier otra cosa — digo enojándome
— ¡No puedes continuar con lo que tengan! — se incorpora enfrentándome ¡Diablos! Doy un paso en frente para defender el jueguito que tenemos con Ryan, pero se me adelanta nuevamente — ¡Tienes que parar, él es un agente del FBI, Liee entiéndelo!