Estos sucesos ocurren a la par con los eventos del jueves seis de agosto…
Un hombre de cuarenta y cinco años se dirige a su trabajo vestido con un pantalón casual, saco, corbata y zapatos negros. Su porte denota seguridad, confianza y frialdad al caminar. Sus ojeras no pasan desapercibidas pues se desveló toda la madrugada, a pesar de que se quedó a “descansar” en un hotel la anterior noche. Después de dieciséis horas de vuelo cualquiera pensaría que el cansancio lo dominaría al tocar la cálida cama, pero no fue así.
Por su mente vagan distintos pensamientos a causa de las decisiones que planea tomar. No quiere que su hija corra más riesgos. En ese instante una voz en su cabeza comienza a acusarlo de forma repetitiva por los errores que ha cometido.
Finalmente llega a su lugar de trabajo y saca una credencial del bolsillo en su saco. Una mujer le sonríe en recepción y le cede el paso asintiendo amablemente con una sonrisa en su rostro e indicándole que puede ingresar con total normalidad.
Él le sonríe a la mujer que lo recibió y continúa su camino dirigiéndose a un elevador, ingresa en él y su dedo índice se dobla al apretar el botón de la planta baja. Suspira y saca una foto de su bolsillo. La fotografía esta desgastada por los dobleces y el pasar del tiempo, sin embargo, visualiza a su familia y una lágrima logra escapar de sus ojos recorriendo las comisuras del rostro. Luego se encuentra viéndose a sí mismo en el espejo del ascensor y pasando la mano por su cara vuelve a tomar un semblante de seriedad.
Después de un rato descendiendo se abren las puertas emitiendo un ligero rechinido. Él sale mostrando frialdad haciendo que el sentimiento de melancolía que anteriormente manifestó desaparezca.
Llega a su oficina y esta irradia un aspecto deleitable. Una cabeza de venado colgada en la pared le da un toque de elegancia y sofisticación. Observa todo a su alrededor con fastidio. Arrastra la silla y se sienta de sopetón, luego enciende una laptop y comienza a revisar unos documentos almacenados en una nube de respaldo.
Mientras la información carga, pasa su dedo por la fina madera que conforma la mesa y el polvo se adhiere a él, parece como si no la hubieran aseado en muchos días.
En ese instante el intercomunicador en su mesa emite un ruido blanco señal que predice que su secretaria le hablará. Luego le notifica que una mujer solicita hablar con él de forma urgente. Recostándose en su asiento y bostezando le indica que la deje pasar.
Minutos después ingresa una mujer a su oficina y de forma casi inmediata le comienza a informar sobre los acontecimientos que han tenido lugar en las últimas horas. Él alza las dos cejas y le pide a la dama que investigue con detalle la situación y que no haga nada si él no lo autoriza.
Esta mujer sale de la oficina y él se queda pensativo. Se pregunta ¿Quiénes son esos jóvenes que han hallado en la cueva? ¿y por qué Cooper los protege?
Después continúa revisando los archivos en su ordenador y abre un documento que contiene una ficha detallada de unas personas. Fotos, tipo de sangre, edad, y demás información. Él lee los nombres, Andrea, Enrique, Luciano, Sabrina, Mario, Sonia, Orlando.
Se salta las descripciones de estos jóvenes y lee una nota al final del documento que dice “deben ser raptados en octubre treinta del 2015”.
Luego de revisar las fichas de cada uno de estos jóvenes decide imprimirlo, envía el documento a la impresora y esta se tambalea ligeramente sobre la mesa al introducir las hojas y expulsarlas con la información plasmada.
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Pasadas unas horas Alicia llega de nuevo a su oficina con unas hojas en la mano que a Duane le conviene leer.
Él la observa guardando absoluto silencio y ella coloca unas hojas en el escritorio. En estos papeles están los nombres de los chicos, dirección de residencia al igual que los nombres y números telefónicos de sus padres.
Duane frunce el ceño y hojea rápidamente los documentos y corrobora que la información en los papeles que le dio Alicia coincide con la de los archivos en su computador. Se trata de las mismas personas. Rasca su cabeza y revisa el calendario en su escritorio para cerciorarse de la fecha en la que están pues no debían ser raptados aún.
Traga en seco —¿Dices que a estos chicos los encontraron ayer cerca de las instalaciones?
—Así es —asiente —uno de los dioses le ordenó a Cooper matarlos, pero él se negó y ahora los tiene prisioneros en un cuarto dentro de las instalaciones del sector A.
Mantiene la mano en su mentón —entiendo Alicia. Asesina a Cooper y procura traerme a esta chica sana y salva —señala repetidamente el nombre en la hoja de papel.
Ella toma la hoja de papel, arruga la frente y lo observa —¿Cuál es el repentino interés en esta chica?
Junta las manos en el escritorio y acomoda su posición —eso no te incumbe, soy tu jefe. Así que no te tomes atribuciones que no te he dado —la señala con el dedo índice.
Voltea los ojos —ok. ¿Y qué hago con los otros?
—Mantenlos en esa habitación, luego te daré instrucciones para que sepas lo que harás con ellos.
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Editado: 20.10.2022