Caroline se sorprendió tanto de mi reacción como yo misma, pero no preguntó dos veces, seguramente porque era consciente de que si lo hacía me lo pensaría de nuevo y todo el plan se iría a tomar por culo. Le convenía más callar y ver hasta dónde era capaz de llegar.
Y era capaz de llegar hasta la fiesta, eso tenlo por seguro.
La música estaba sorprendentemente baja —las voces de las personas se entienden perfectamente, cosa que nunca pasa— y la mayoría de la gente estaba en la zona de arriba, a la que yo me había negado por activa y por pasiva a subir pese a que nos habían invitado.
El motivo: nada bueno pasa en las zonas VIP. Solo subes cuando quieras colocarte o echar un polvo, y yo no quería ninguna de las dos, así que la zona de abajo era perfecta aunque no hubiera casi nadie conocido.
Caroline consiguió mantenerse sobria y a mi lado durante un tiempo récord —una hora— cuando decidió que se aburría y fue a buscar su primera copa. No la detuve, al fin y al cabo ya la conozco y yo soy bastante mayorcita.
Vengo a esta fiesta dispuesta a divertirme y analizar la actitud de Charles desde la mayor distancia posible. Elaborar una estrategia de juego y así ganar.
No contaba con que Charles estaría en la zona de arriba —seguramente colocándose, me niego a pensar lo del polvo— y que desde abajo distinguir a una persona en concreto es muy complicado.
Veo a Jack, ese chico que recuerdo vagamente de la fiesta y del día de la azotea. Lleva unos vaqueros rasgados azules y una camiseta negra. Tiene una sonrisa en su cara y me parece que también lleva un poco de pintalabios.
Al parecer él también me ve a mi, por qué comienza a caminar hacía donde estoy yo con paso decidido antes de que yo pueda reaccionar.
A veces odio ser de reacciones tan lentas, porque la verdad es que no me apetecía nada ver a Jack.
—¡Hola Raquel! —Arrastra un poco las palabras, pero no parece borracho, así que yo sonrío a modo de saludo—. No pensaba que vendrías a un evento como… este.
No sé a qué se refiere con “un evento como este”, pero tampoco tengo ganas de descubrirlo.
—Supongo que era momento de salir de casa y divertirme un poco, ¿no?
Él sonríe ante mi respuestas y pone su mano por encima de mis hombros. Yo me remuevo disimuladamente pero claramente incómoda con el objetivo de apartar su brazo. No funciona,
—¿Te pareceré un caballero si te invito a una copa?
Niego con la cabeza riendo:—Me parecerás un estúpido de cualquier manera, así que acepto esa copa.
No sé que estoy haciendo.
He aceptado una copa, una copa de un chico que apenas conozco, y del cual no tengo demasiada buena impresión.
Bailo con Jack un rato mientras me bebo la primera copa, a la cual sigue una segunda. Lo estoy haciendo con todo el control de mi cuerpo y de mi mente, así que no estoy preocupada.
—¿Quieres subir arriba? —Jack pregunta (medio gritando) en mi oído y no espera mucho a que yo conteste, porqué me estira del brazo para dirigirme por las escaleras.
En su defensa diré que yo no puse ninguna resistencia.
Una vez arriba recupere un poco la consciencia de donde estaba —y con quién—, pero Jack no me hacía demasiado caso. Su mano estaba ya en mi cintura y su boca estaba haciendo un recorrido directo hacía la mía.
—Jack… —pronuncio yo para tratar de rechazarlo de manera amistosa, pero él parece no oírme—. ¡Jack!
Ni caso. Sus labios impactan contra los míos y saben de manera asquerosa. Me dan tanto asco que mi primera reacción es pegarle una cachetada tan fuerte que las personas más cercanas a nosotros se quedan mirándole. Solo entonces él vuelve en si.
Me mira con rabia, no sé si por la vergüenza que debe estar sintiendo, porque le he rechazado o por ambas.
—¿Qué cojones…? —Su tono ya no suena divertido, más bien tiene un toque agresivo que me hace retroceder—. No se te ocurra volver a hacer eso. Nunca.
—No se te ocurra volver a tratar de besarme sin mi permiso. Nunca. —respondo yo en su mismo tono. Si él cree tener motivos para enfadarse, yo tengo el doble—. Si me disculpas, me voy.
—No te disculpo —Me agarra de las muñecas fuertemente, llegando al punto de hacerme daño—. De hecho, creo que te vas a quedar un ratito más.
—No, no me voy a quedar.
Su agarre en mis muñecas aumenta y empiezo a sentir que pasa de soportable a bastante doloroso. Nadie en la zona VIP parece darse cuenta de lo que está pasando —y si lo hacen, o les parece muy normal o piensan que no les sale rentable ayudarme—, así que me siento atrapada.
Justo cuando estoy a punto de pegarle una patada oigo una voz.
—¿Qué está pasando aquí? —La voz suena agresiva y autoritaria, y por muy cliché que pueda llegar a parecer, es justo la voz que más necesitaba. La suya.
—Nada, Charles. Vete con tu puta. —Jack habla tan casual que un escalofrío recorre todo mi cuerpo.
No sé si Charles puede notar el miedo en mis ojos, pero espero que lo haga.
—Si te parece… —dijo él acercándose a donde estamos y agarrándole las manos—. Prefiero quedarme con ella.
A Jack no le agrada la idea —lo sé porque el agarre en mis muñecas aumenta y yo suelto un pequeño ruidito por el dolor—.
—Te he dicho que la sueltes —Charles hace pausas entre las palabras para darles más énfasis, y solo entonces Jack me suelta—. Tiene mi protección. No la toques.
Jack se va frustrado y enfadado, pero no me importa.
Tengo problemas más importantes ahora mismo.