Juguete del millonario

2. ¿Foster?

Mamá nego varias veces, aquélla situación era una pesadillas de eso estaba segura...

Necesitaba despertar ahora; me sentía mal, y confusa.

-¡Esto tiene que ser un error! -en ese momento entro Susan con el vaso de agua, mi madre lo tomó y se lo agradeció con un gesto que mas bien pareció de frustración.

¡Y como no estar frustrada!

-No, mujer. ¡Diana quisiera que fuera un error! No sabes como desearía poder retroceder el tiempo y jamás haber apostado nada.

No soportó más y finalmente mis rodillas se debilitan al dar un par se pasos hasta acercarme a ellos; entonces cai de rodillas frente a ambos.

Las manos de mi padre caen al suelo, parece que no puede más... ¡el es fuerte! Pero ahora se ve tan débil.

Calmó mis ganas de llorar, así que mi mano pasa por mis ojos y me limpió rápidamente las lágrimas.

Debo ser fuerte... al menos por ellos. Ya habrá tiempo para llorar sobre la almohada.

-Frank, por más que gritas que es enserio no lo logró creer- dice mi madre hecha un mar de lágrimas, apenas si puede hablar un poco -¿pero... pero co-como?, no lo entiendo, tenemos dinero... ¿porque debías apostar? ¡no se me mete a la cabeza! Querías mas dinero del que ya tenías... -concluye en un tono mucho mas fuerte.

No conocía del todo a ese hombre, solo lo había visto ir y venir cada que salía de las asambleas que mi padre tenía en sus reuniones de negocios. Aunque por las noticias si lo conocía bastante bien, era dueño de una enorme cadena de casinos... mi padre y el eran socios; mi padre era el lider en hoteles y el en casinos.

De eso nos hablaba papa orgulloso... pero ¿porque tenía que pasarnos esto?

-Si, Diana. Soy un idiota. No tengo ni un peso en los bolsillos.

Tragué saliva, -Frank... -habló mamá pero se cortó de inmediato.

-En cuanto al viaje de Selena a Paris, no se que voy hacer. Le di esa maldita tarjeta ilimitada- me miró entre serio y enojado -20mil dolares -gritó alterado -¡20mil dolares Selena Marielen Steel! -pocas veces pronunciaba mi nombre completo, y cuando lo hacía era porque estaba realmente furioso -¿que tanto compraste en una semana? ¡una semana!

Estaba aterrada. Papá jamás me había gritado y menos por el dinero que gastaba de su cuenta. Inclusive habían veces en que habia gastado mucho más...

-Papá yo...

Pero mamá puso sus manos sobre mis hombros haciendo que me callara -Frank fuiste tu quién decidiste darle esa tarjeta. Asi que no te quejes.

Papa enfureció levantándose del suelo -¡¡Acaso tienes una idea de lo que son 20mil dolares!!- ambas también nos paramos y en ese momento retrocedimos asustadas -pero claro que no lo saben, como las señoritas se la pasan solo comprando y gastando. ¿De donde creen que sale el dinero de esas malditas tarjetas ilimitadas? -mis ojos se llenaron de inevitables lágrimas, mi padre parecía un hombre totalmente diferente.

-Jamás nos habías reclamado por eso...- hable con la voz sumamente quebrada. Ganandome la atención de ambos.

Su ceño se fruncio más. Mala señal. Maldita mala señal -en esos momentos teníamos dinero, si gastaban dinero eso no me importaba, porque sobraba... pero ahora estamos en la miseria. Somos pobre Selena, si aún ustedes dos no se han dado cuenta, pues metanselo en la cabeza que de ahora en adelante somos pobres.

Somos pobres... -aquéllo resono con fuerza en mi cabeza.

Suspiró pesadamente para después continuar -y lo lamentó, todo esto es mi culpa.

Mamá me abrazo con fuerza. Una sensación de impotencia recorría todo mi ser.

.
.
.
.

Mi padre ahora estaba sobre nuestro sillón, se aligero la corbata y saco su teléfono móvil.

Ambas estamos frente a él, mi madre entrelazaba mis manos junto con las de ella con demasiada fuerza.

-Esto, esto sera sencillo... esperó -susurró para el mismo antes de ponerse el teléfono a un costado de su cara. No paso mucho tiempo para que el tono de llamada se cortará.

-M-Mamá -dijo el, paso su mano por su rostro. Se veía tan cansado y agobiado -mamá, van a embargarme la mansión, mis autos, mis hoteles, todo, todo, todo, absolutamente todo...

Mi abuela vivía en un conjunto cerrado bastante pequeño, ella jamás había sido una mujer de dinero. Papá había nacido y criado en una familia humilde pero de a poco fue escalando en el mundo de los negocios.

Mi padre quería comprarle una enorme casa a la abuela Dina, pero ella dijo que quería algo mas modesto y pequeño, pues según ella una casa grande le traería mas problemas, principalmente porque el espacio que no utilizará le haría recordar lo sola que esta desde que murió el abuelo Jorge.

-Mamá... luego te- te contaré todo. Por ahora solo debes saber que estoy en las ruinas y necesitamos una casa, podrías Por favor recibirnos durante un tiempo corto darnos posada en tu casa... -el asintió -muchísimas gracias mamá -sus ojos ahora picaban, las lágrimas poco a poco amenazaban con volver -. Te prometo que conseguiré un empleó lo más rápido posible, no lo sé, tal vez conductor o algo que me de lo suficiente para que podamos vivir....

Escuché un pequeño "no te preocupes hijo, esta es casa de ustedes" del otro lado de la línea.

Mi abuela Dina es una gran persona.

Papa asintió -gracias mamá, nos vemos pro-pronto... -y así la llamada acabó.

Después me miró directamente a mí, se puso de rodillas, y trató de sonreír, pero eso no pareció más que una una mueca de tristeza.

-Hija no te pongas triste, ya verás que en poco tiempo volveremos a ser como antes, me esforzare mucho, lo prometo, no me rendire. Por ti y por tu mamá voy a luchar todo lo que pueda -su mano se puso sobre mi cabeza para después besarla -viviremos en una casa pequeña pero acogedora y... -miró al suelo, parecía nervioso.

Ladee un poco la cabeza mientras lo miraba confusa -¿y...?- le alente para que continuará pero sus ojos seguían en el piso. Miré a mi madre para que me explicará que estaba pasando, pero ella estaba igual o incluso mas confundida que yo.



#2380 en Novela romántica
#876 en Otros

En el texto hay: profesor, millonario, juguete

Editado: 05.04.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.