Julieta quiso quedarse

Enzo

   Guardé las pocas cosas que quedaban sobre la mesa de la cocina de un golpe. Esperaba que viniera hacia aquí con el ruido que estaba haciendo a propósito. Julieta dormía profundamente y lo seguiría haciendo hasta que descondesara el hechizo que le había hecho. No podía creerlo, de veras.

-Me gustaría descansar un rato si no es molestia –se asomó a la puerta de la cocina. Iba en camisón de verano.

Sino fuera porque conocía su casi invencible poder la hubiese golpeado.

-¡Quisiera que me explicaras el porqué de matar a Roth y Galiana! ¡Sino descubro tu jugada antes! ¿En qué iba a desencadenar todo esto?

-¡Estropeaste mi plan! -bufó y amagó con irse.

-¡Alto! –Grité – ¿Estropear tu plan? ¡El plan era matar cazadores, no brujos! ¡Además, no podes seguir escondiéndote en la piel de Emma! ¡La bruja esta camino a este lugar! ¡Ahora más que nunca van a mantener vigilada la casa, ya no van a dejar que solo mi papá se haga cargo de la protección de Julieta!

-¡Roth y Galiana eran unos traidores! ¡Y de Emma no te preocupes! –Suspiró como cansada –Por otra parte, los cazadores van a cargarse a los brujos en algún momento.

-¿Qué no me preocupe? ¿Estás sorda? ¡Viene hacia este lugar! –en cuanto terminé de decirlo comprendí. La bruja no llegaría. Los ojos de la falsa Emma brillaban como los de un gato. Iba a matarla, si es que no lo había hecho.

-Vamos a necesitar más documentación falsa –sonrió.

-No comprendo tú plan. Si vamos a hacer esto juntos me gustaría que te sinceraras conmigo.

-John pregunta menos, se mete menos que vos –ingresó en la cocina y tuve la sensación de que mis órganos eran aplastados por una fuerza invisible.

-Madre –bajé la vista –necesito conocer tus planes. No puedo hacer bien mi trabajo si desconozco los pasos a dar.

-Ya te los voy a contar Enzo. Todo a su tiempo –suspiró –ya probé lo eficaz de tu persona –volví a mirarla esperando a que continuara –esperaba encender el televisor y ver un caso policial que desconcertara al pueblo y eso encontré. Excelente.  

-¡Dijiste que había arruinado tu plan! –me desconcertaba. Nunca sabía cuándo hablaba en serio.

-En parte sí, pero quizás sea mejor así –sonrió –hacé la documentación falsa para Emma, y la de ella –extendió su mano –me la das a mí.

-¿No la destruyo?

-No, ella no va a morirse acá. La voy a dejar en otro lado. Necesito todo para mañana a la noche. ¿De acuerdo?

-¿Pensás que la convención no va a enterarse? –mi voz sonó como si creyera que ella estaba loca. Y quizás un poco lo estuviera.

-No hasta dentro de un tiempo. Ya te voy a explicar.

    Salió de la cocina y las piernas se me aflojaron. Recién en ese momento me percaté de que mi móvil sonaba. Mi padre. No tenía idea de lo que le diría.

 

 

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