Eso dijo la Profesora, ese trabajo había que realizar para poder aprobar la materia. Y si no fuera por la necesidad latente de la joven por terminar la secundaria lo más rápido posible, no habría considerado preguntarle a esa joven que mantenía su mirada clavada en su ordenador, ignorando todo el caos que se formó en el salón cuando la Profesora dijo claramente; “Trabajo en grupos”. Se sintió muy vulnerable al considerar una respuesta negativa de su parte pero… ¿Cuál otra opción tenía?
Ya no tengo a nadie más.
—No tengo opciones, ¿de qué me servirá esperar aquí? —Pensó la joven para sí misma, consiguiendo una fuerza de voluntad para caminar hacia esa chica de cabellos dorados.
Así que sin más, dio sus primeros pasos hacia ella, a medida que avanzaba, podía distinguir mucho mejor lo que la chica había buscado en su computadora.
¿Sirenas?
¿Qué está buscando esta chica?
Tal vez nuestra joven protagonista no lo sabrá por ahora, pues ellas dos siguen siendo completas extrañas, pero será mejor retroceder unos minutos, exactamente unos 28 minutos. Porque como toda historia es mejor iniciar…
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Desde el Comienzo
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Las sirenas son doncellas marinas mitológicas pertenecientes a las leyendas.
Criaturas que engañan a los navegantes con su gran belleza y la dulzura de su canto; de la cabeza al ombligo tienen cuerpo de virgen y forma semejante al género humano, pero poseen una escamosa cola de pez, que siempre ocultan en el mar.
Estaba segura que fue la quinta vez que el texto se repetía en su cabeza de nuevo. Pero ya lo sabía, esa información ya la conocía, pero en esos momentos su cerebro no funcionaba correctamente como para entenderlo correctamente.
Así que nuevamente poso sus azulados ojos al inicio del texto, comenzando la lectura nuevamente.
Las sirenas son doncellas marinas mitológicas pertenecientes a las leyendas.
Esa era la información que le brindaba esa página, soltó un suspiro, aburrida, observó cada rincón de la computadora, esperando inútilmente de encontrar algo interesante para ver, pero para su mala suerte, su mirada vago hasta ver los números posados a un costada de la pantalla de aquel monitor; eran las 08:16 de esa mañana, exactamente. Solo pasaron dos minutos de la última vez que miro la hora, suspiro frustrada, recargando su cabeza en su mano, que a su vez esta era retenida por su brazo que apoyo bruscamente en el escritorio. Y una vez más, volvió a leer el texto.
Las sirenas son doncellas marinas mitológicas pertenecientes a las leyendas.
— ¿Qué fue eso? —Pensó para ella misma. Tal vez su paranoia la hizo escuchar algo que no era, pero descartó esa posibilidad. Saliendo de su aburrida burbuja, recordó donde estaba.
Dio un rápido vistazo al ambiente que la rodeaba, escritorios por todos lados con sus respectivas computadoras conformaban el Salón de Computación de su escuela, sin mencionar a los estudiantes que se juntaban en grupos para charlar un rato antes de que la Profesora hiciera presencia, no era necesario decir que aquellas risas que ella escucho claramente, podrían provenir de cualquier lugar, obviamente.
Pero no pudo evitar pensar que aquellas risas iban en un tono burlesco hacia su persona, pues aunque ella intentará negar que no le importara que se rieran de ella, sabía la razón por la cual lo hacían, ella lo sabía perfectamente, sería tonto no saberlo.
“Pero no importa”
Poso su intensa mirada zafiro en el texto nuevamente, leyendo para sus adentros, se sentía tanto el fastidio que ella llevaba encima que no podía evitar leer con odio cada palabra que anteriormente ya había leído.
Las sirenas son doncellas marinas mitológicas pertenecientes a las leyendas.
— ¿Qué hora es, por cierto? —Su curiosidad volvió a ganarle. — ¡Ah! Qué lindo. Las 08:17.
Desvió su mirada, otra vez. Pero esta vez la fijo en la puerta del salón. La Profesora no había llegado todavía, era la costumbre. Esa Profesora siempre llegaba tarde, excusándose de estar con asuntos importantes. Pero al final siempre es lo mismo: Entra por la puerta, pide disculpas por la tardanza, explica como es el trabajo, especifica la fecha de entrega y se retira del salón despidiéndose, y así termina su clase.
A veces se preguntaba: ¿Qué es tan importante para una Profesora que le prohíbe seguir con su rutina habitual?
Pero a fin de cuentas, seamos sinceros; No será nada intrigante, ¿para qué ilusionarse e imaginar fantásticas historias de un amor prohibido entre Profesores o intentar acabar con la reputación de una Profesora por pura envidia? Vamos, eso no pasa tan seguido, al menos estaba muy segura de que no en este caso.
— ¡Ah! ¡Miren eso! —Pensó, sonriendo feliz después de una amargada mañana. — Son las 08:26, ¿Quién diría que pensar en la vida privada de tu Profesora llevarían tantos minutos de una aburrida y monótona clase? —Su mirada volvió a dirigirse a la puerta, donde mantuvo sus ojos puestos durante todo ese rato. —Y hablando de la Profesora, ya puedo ver su silueta atrás de la puerta.
No quería que la mujer sintiera su intenta mirada así que volvió a mirar el monitor, leyendo el texto de nuevo.
Las sirenas son doncellas marinas… Bah, ya no importa cuántas veces lo lea.
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Editado: 08.04.2020