Es jodido extrañarse a uno mismo cuando te ves en antiguas fotos feliz y con una sonrisa diferente —Lascivia.
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Capítulo tres.
El descenso.
Charlotte.
Estados Unidos, 20 de septiembre del 2015.
—Ya sabes como es papá —dice Olivia molesta—. Quiere que pase más tiempo con mi madre y sabe que no me gusta el novio de ella, es un simio descerebrado.
Ruedo los ojos, lleva media hora quejándose de su padre—: ¿Ya acabaste?
—¡Es insoportable! —me ignora—Mi padre hace todo esto para joderme, estoy segura.
La señora de la mesa de al lado le lanza una mirada acusadora. Estamos en una heladería en el centro comercial, desdeda me está sacando de casa a diario, y no quiero imaginarme si mi tía está envuelta en esto. Le doy una gran mordida al helado de menta y chocolate.
—¿Como puedes morder el helado? —frunce el ceño—psicópatas todos.
—Alguien está de un humor fenomenal —digo con sarcasmo—. Tu actitud puedes metertela por donde te plazca.
—No quiero ir, Charly —susurra a punto de llorar—. Quiero quedarme aquí.
(Charly= Charlotte+Marilyn)
—Serán solo unos días —intento tranquilizarla—, podrás llamarme cuando quieras.
Juega con su cabello rubio que se encuentra en una coleta. Olivia Lee es toda una belleza; lleva puesto una mini falda morada, una camiseta blanca y botas de tacón. Miro a mi vestimenta y presiono mis labios en una línea recta. Llevo unos jeans ajustados, una camiseta ancha de color negro con el logo de Pink Floyd, un gorro del mismo color y unas vans rojas. Los cortos mechones de mi cabello se escapan del gorro y caen lisos a los lados de mi cara, y el bolso está a mis pies. Las gafas nasales me molestan un poco, creo que es por el hecho de que estoy pillando una alergia.
Necesito consultar eso con mi tía.
Según Olivia me veo muy bien.
—Sigo sin qu...Oye, mira que chico tan sexy —señala.
Miro disimuladamente y observo con sorpresa a Jake. Está parado a unos metros de distancia, hablando con un chico pelinegro, lleva una sudadera gris y unos vaqueros negros, va despeinado, como siempre. Está de espaldas a mí, pero de alguna forma sé que es él. Como si sintiera mi mirada, se voltea a mitad de palabra y se me queda viendo. Me sonrojo por haber sido atrapada, y bajo la mirada.
—¡El castaño te está mirando! —chilla Olivia—¡Viene hacia acá!
Mis ojos se abren por la sorpresa; me enderezo en la silla y mantengo mi vista en la mesa.
—¿Estos asientos están ocupados, señoritas? —su grave voz eriza mi piel y me hace mirarlo de nuevo.
Está observandome, y lo hace sin reparos. Agradezco haberme aplicado el corrector de ojeras, ya parecía un panda.
—No, están libres —dice Olivia refiriéndose a las otras dos sillas de la mesa—, siéntense.
Se sienta a mi lado y le sus labios—: Él es Derek —presenta al chico pelinegro—, es mi mejor amigo.
Derek es un chico moreno, de ojos color oliva y cabello negro risado, todo un Dios griego, con un mentón cuadrado y pómulos filosos. Olivia está babeando por el chico, mientras mis ojos no pueden despegarse del castaño.
—Olivia, él es Jake; Jake, ella es Olivia, mi mejor amiga —los presento.
Los ojos de Olivia se entre cierran por la incertidumbre, me encojo de hombros, dándole a entender que aquí no voy a hablar.
—Un placer, Olivia —Jake le estrecha la mano y me señala—. Quisiera que me permitieras hablar un rato con Charlotte. Derek se quedará aquí haciéndote compañía.
Mi amiga me pregunta con la mirada si deseo acompañarlo y asiento, aunque estoy segura de que ya Jake la había comprado con la mención de Derek. La debilidad de mi mejor amiga son los morenos.
—Cuídala, Jake, no te conozco, pero te partiría el cuello sin dudarlo si a Charly le pasa algo —amenaza Olivia antes de girarse hacia Derek, quien comienza a hablar con ella con naturalidad.
Me levanto de la silla y engancho el bolso en mi hombro—: ¿Esto a que se debe, Jake?
Camina a mi lado; el centro comercial está a reventar, como cualquier día de semana. Caminamos hacia la salida del lugar, y me detengo en seco.
—¿A donde vamos, Jake?
Sigue sin responder.
Observa el estacionamiento en busca de algo. Me está sacando de mis casillas sin siquiera hacer nada.
—Si no respondes te juro que doy media vuelta y me voy.
Tiene una sonrisa en su rostro, y es una sonrisa tímida—: Le pedí permiso a tu tía para llevarte a dar un paseo. No creí que te molestaría.
—Mi tía y su habilidad de cambiar mis planes —ruedo los ojos—, no me molesta, solo me causa gracia.
Suelta un suspiro de alivio—: Estaba un poco asustado por si te negabas —se rasca la cabeza— La verdad es que me recorrí todo el sitio buscándote.
Pestañeo tratando de procesar sus palabras—: ¿Que tengo de especial para que recorras un lugar tan grande?
Nunca nadie había hecho eso por mí, de hecho, no creo que le importe mucho a las personas.
Se dirige hacia un auto y lo sigo; me abre la puerta como todo un caballero, y luego sube al asiento del piloto. Arranca el automóvil como un experto, y sonrío.
—¿Que es tan gracioso? —arruga la nariz.
—Tu cara de susto.
Bufa—: Respondiendo a tu pregunta anterior, eres simplemente tú. No sé, me encantaría tenerte como mi amiga, nunca me había hecho amigo de una mujer antes, y la verdad es que tu forma de ser es muy parecida a la mía.
Sus ojos brillan y mis mejillas arden.
—Sería un honor ser su amiga, señor.
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—¡Esto es hermoso! —exclamo.
Después de salir del estacionamiento, Jake me trajo a un parque cerca de su casa. Nunca había estado por esta zona, siempre me mantuve cerca de mi casa. Es muy grande y tiene un lago, un puente, mucho césped y flores, bancos de hierro, puestos de comida y faroles. Jake saca del maletero del auto una canasta y coloca su mano en mi pequeña cintura.
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Editado: 17.12.2020