—Kadira, hace una semana te deje pasar uno, pero no me provoques que me conoces, vienes a las buenas o a las malas—me advierte susurrando entre dientes en mi oído y camina, yo solo miro a Leónard, que tiene cara de enojo y simplemente ruedo los ojos siguiendo a Rodolfo.
Después de subir las escaleras me guía a donde ya se que vamos—a su cuarto—nadie entra a su cuarto, para el es su único refugio en esta casa, para mi es el infierno de mi tiempo pasado en esta casa.
Al entrar cierra la puesta con pestillo y me acerca a él tomándome por la espalda baja me mira a los ojos y luego me besa de forma devoradora, llega a ser asfixiante para mi. Me apartó de él bruscamente para respirar un poco, pero en un abrir y cerrar de ojos, lo único que veo es como su mano cubre su cara que está roja y mi mano comienza a picar, pero luego mi cara también está volteada y duele, y veo la cara de enojo de Rodolfo y su mano levemente rojiza y se que me a devuelto el golpe.
—En tu casa te lo permití, porque era tu casa y te veías realmente bien, con esa estúpida valentía que ahora tienes, pero ahora estamos en mi cuarto y para mí sigues siendo esa misma chiquilla de 12 años, virginal—dice enojado mientras me coloca boca a bajo en la cama—asique no te hagas conmigo la de chica libre y desnúdate ahora mismo—me ayuda a pararme para el sentarse en la cama y ver como me despojo de la ropa.
Luego de 15 minutos me miró fijamente y me quito mi brasier y bragas y me sienta para que vea como el se quita su ropa, el se quita su saco y camisa de manera lenta, su pantalón se lo quito con movimientos suaves y se acuesta en la cama, poniéndome a horcadas sobre él. Y con esto sabía que hablaría un rato.
—Sabes Kadira, nunca me he sentido con otra persona como me siento contigo, tanto físicamente como emocional—dice mientras me soba el trasero, dándole pequeñas palmaditas—sabes papá me dijo que sería bueno arreglar un matrimonio en la familia, pero yo no creo que sea necesario—me sorprendí enormemente por esa declaración, ya sabia que significaba eso.
—Meriam esta comprometida y José no es nadie especial en la empresa, a papá no le gusta trabajar con mujeres asique tampoco eres tú. Ahora todo tiene sentido—dije—como siempre yo de lenta—Rodolfo me agarro y me acostó sobre su pecho, mientras sobaba mi espalda de forma pausada «arriba, abajo, arriba, abajo» .
—Pero no te preocupes, que primero muerto a tener que compartirte, con un idiota como él—dijo mientras agarraba mi nalgas—tu eres mía y solo mía—me besa nuevamente de forma salvaje mientras apretaba mis nalgas y yo hacia una mueca de dolor—eso dejara marca.
—Rodolfo, porque dices que me amas pero me haces daño—pregunte separándome de él brevemente para respirar por fin—las personas que se aman y se hacen daño, tratan de recompensarlo con el doble de amor, comprensión y cariño, además somos hermanos—susurre—esto no está bien. Si, es no normal que me des cariño, amor y hasta afecto pero lo tuya ya pasa la barrera del límite—explique.
—Es mi manera de demostrarte amor—escuche—además no deberíamos de estar hablando de esto ahora, porque este momento es para nosotros no crees—pregunta y ya se que significa.
45 minutos después, estoy acostada boca arriba con Rodolfo a mi la boca abajo, con su cara en mi dirección y su mano extendida sobre mi estómago donde lo mueve suavemente en círculos.
—Sabes siempre me gustó hacer el amor contigo
—Yo veo mas esto como sexo salvaje que hacer el amor Rodolfo—digo rodando los ojos—estoy moreteada, y me duele la vagina como si tuviera 15 años, es que no puedes ser menos bestia.
—Pues no es mi culpa que a me guste rudo y a ti no—ríe abiertamente—además el rudo es mejor, yo lo veo como mi parte animal, ya sabes—dice obvio—la que se controla para no matar a alguien, bueno esa puede salir libremente de mi a la hora de hacerte el amor.
Yo solo ruedo los ojos y le doy la espalda para unirme a los brazos de Morfeo, pero primero quiero que responda mi duda.
—¿Por qué haces esto?—pregunto más dormida que despierta.
—Hay tantas cosas que no sabes porque eres tan inocente a este mundo de porquería—escuche a la lejanía, talvez era real o un sueño.