Kecia Y El Dragón Blanco

28.LOS CINCO DESTINOS DE UNA CRYPTID.

                                    ***

Primer destino...

Había una espesa niebla acompañada de nieve, Kecia noto que ya no estaba en aquel jardín, caminaba en medio de un frío castillo, lleno de ruinas acompañado de notable soldad, Kecia se abrazó a sí misma intentando calentarse, y trato de notar en donde estaba, estaba caminando lentamente hacía atrás intentando descubrir en donde se encontraba y mirando mejor, pudo reconocer aquellas paredes, estaba en el castillo blanco, su antiguo hogar, ahora más frio que nunca. Se detuvo en seco al notar que sus pies habían tocado algo helado, una armadura con sangre, Kecia observo mejor y se encontro consigo misma, un grito ahogado salio de su boca al verse tirada en el frío suelo con una flecha clavada de su pecho y con sangre saliendo de su boca, sus ojos sin vida estaban mirando a la nada acompañados de nieve en sus pestañas, Kecia se alejo asustada y escucho una puerta abrirse. Un Sean en su otra forma con sangre y nieve en su rostro corrio hacía el cuerpo y gritaba desconsolado, tomo el cuerpo de Kecia y lo abrazaba mientras lloraba.

—No, porfavor, no me dejes solo, no otra vez, porfavor, porfavor.—Sean rogaba a un cuerpo sin vida, a una Kecia que no podía oirlo, ni sentirlo.

Kecia jamás había visto de esa forma a Sean, era triste y desgarrador y no pudo evitar acercarse al Sean agachado y rendido, Kecia vio sus lagrimas caer y vio las heridas de su rostro.

—Aquí estoy, no llores más porfavor.—Hablo inútilmente pues este no podía oirla. Kecia, nuevamente sin pensarlo, desesperada al ver al desgarrador Sean sufriendo, toco su hombro y este volteo sorprendiendo a Kecia, él no podía verla, luego sin prestar atención al asunto, Sean continuo  abrazando al cuerpo sin vida de Kecia y quito la flecha de su pecho y la observo bien, como queriendo investigar que clase de flecha era, al instante Kecia noto las extrañas cicatrices en los brazos de Sean, antes las había visto, pero había decidido no preguntar, aquellas cicatrices comenzaron a brillar de color azul, cada vez más intensamente y en un grito desgarrador soltado por Sean, las luces en sus sucatrices salieron disparadas de todo su cuerpo en todas las direcciones destruyendo todo lo que tocaba, Kecia tuvo que cubrir por un mometo sus ojos ante la luz azul cegadora y vio como todo se venía abajo y cuando el castillo caía en pedazos Sean cubrio de aquella luz el cuerpo sin vida de Kecia y el de él y cuando todo estuvo caído Kecia vio a su alrededor como monstruos peleaban con otros como Sean, y entonces Kecia noto a Glazunov y a otras personas luchar, de repente todos los que luchaban se agacharon cubriendose, a excepción de quien al parecer era el enemigo, las luces que había lanzado Sean atravesaron a estos haciendolos caer. Sean levanto a Kecia en sus brazos y la llevo en frente recostandola en un gran escalon acompañado de grandes pedazos del castillo caido, la nieve caía con más intensidad y todos observaban mientras lloraban o sentían tristeza a Sean, este movio las grandes rocas sin ningun esfuerzo y sin moverse, parecía mover las cosas con su mente mientras sus cicatrices aún brillaban, de repente la nieve caía de forma extraña creando una especie de mesón blanco y de hielo, encima de este y mientras la nieve continuaba cayendo, Kecia vio su cuerpo sin vida elevarse y ponerse encima de aquel ataud improvisado , Kecia noto que el que estaba haciendo todo ello era Sean, ¿como puede hacerlo? , Sean hizo que la nieve callera sobre Kecia haciendo que se posara sobre ella como una manta blanca, y vio como copos de nieve formaban una coronilla en su oscuro cabello. Sean cayo de rodillas y comenzo a llorar nuevamente y al instante la nieve continuo cayendo y Kecia vio como todos , llenos de sangre y heridos se arodillaban ante su cuerpo sin vida y entre toda la multitud pudo ver un rostro familiar, demasiado familiar y reconosible. ¿Pero que hacía Maya allí?. Al instante todo se evaporo.

Segundo destino...

En la orilla de una playa caminaba una niña  de cabello negro como el ala de un cuervo y de piel blanca como el color de la fina arena que pisaba con sus pies descalzos, aquel lugar era calido y fresco, Kecia podía sentir el calido sol y pudo notar a lo lejos el castillo blanco, más hermoso que nunca rodeado de arboles verdes; la niña parecía buscar algo, y Kecia se sorprendio al ver a un Dragón joven posarse en una gran roca en frente del infinito mar.

—Ahí estas Helo, travieso dragón—Dijo acercandose a la roca.

—Ali, Madre te busca.—Dijo un niño pasando por el lado de Kecia, este también tenía el cabello negro.

La niña volteo y Kecia noto el color de la esmeralda en sus ojos y se les hicieron bastante familiares.

—Buscaba a mi dragón.—Dijo la niña acercandose.

—Quisiera poder tener uno.—Dijo el niño.

—No importa, recuerda que tu no necesitas a un espiritu.—Dijo la niña tomandolo de los hombros y sonriendole.

—No es justo que tu tengas uno y yo no.—Dijo el niño.

—Archie, vamos no te enojes.—Dijo Ali.

—Madre dijo que te llevara a visitar a nuestro padre.—Dijo Archie, Kecia noto que este tenía los ojos azules, iguales a los suyos.

—Bien, porque recogí unas flores para él.—Dijo y el niño la acompaño.

Kecia los siguió, al otro lado de un gran arbol, junto al mar yacía una tumba, Ali se acerco a la tumba y acomodo las flores, detrás suyo estaba Archie. Kecia se acerco a la tumba y su pulso se acelero al leer a quien le pertenecía. Sobre una roca blanca había una frase tayada que ponía:



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En el texto hay: aventura, amor, magia

Editado: 02.01.2020

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