Khalid Cafiero.

Capítulo 14

—¿Qué he hecho? —murmuro mientras llevo una mano a mi frente. Desvío la mirada a donde una vez estaba el cuerpo de Camilo, y todo se repite en mi cabeza como si fuera una película, me veo en el suelo disparando a Camilo y este cayendo, ensuciando la pared y suelo.

Mis lágrimas me amenazan por salir.

—Giles, llama a Luther y dile lo que ha pasado, necesito que envíe algunos hombres. Y busca en donde se esconde la basura de Tiburón.

—Sí, patrón.

—Davy, necesito que prepares un auto para salir dentro de una hora donde Eliseo. Levi, en dos horas te quiero allá en el hospital.

De repente siento unas manos calidad sujetar mi brazo, al girar mi mirada veo a Marta, con una simple sonrisa.

—Vamos al baño, te ayudaré —me indica para subir la escalera, y sin reprochar nada, acepto la invitación sin olvidar la muerte de Camilo.

Marta me guía hasta el baño, donde empieza a llenar la bañera, mientras que pego mi cintura en el lavamanos. Ella me ayuda a quitarme la ropa y antes de enviarme a la bañera, me quita algunos rastro de sangre que antes no vi.

Mi cuerpo se hunde en aquella agua tibia, donde mis músculos poco a poco se van relajando; Marta agarra una esponja y empieza por mi espalda, lavándola con cuidado, luego por mis brazos y dedos, hasta llegar a mis piernas. Luego se sube las mangas de su vestido y empieza a limpiarme el cabello, dándome algunos masajes.

Me ayuda a salir y me guía hacia la habitación donde en la cama ya está una ropa limpia; me visto por mi cuenta mientras que Marta limpia el baño. La puerta da dos golpes.

—Pase.

Giles entras y en su mano hay una bandeja de comida.

—Debes de comer algo, lady —menciona al dejarlo en mi cama—, me dijiste que tenías hambre.

Pero al contestar aquella llamada, mi hambre se ha ido.

—Gracias.

—El patrón quieres que vayas al hospital con Levi.

—¿Por qué?

Giles se moja un poco sus labios—. Estarás más segura que aquí, además, el patrón tendrá la vista en ti.

—¿Qué pasará con Tiburón? —y al hacer esa pregunta me asusta—. Él me quiere muerta, su voz lo confirmó.

—El patrón hará lo posible para que Tiburón no te toque. El hospital donde está Eliseo, él y su pandilla tiene prohibido entrar.

Lo miro con confusión, mientras trato de comer.

—Malas acciones llevan represalias grandes.

—Entiendo —respiro—, termino de comer y bajo.

Giles me sonríe—. Gracias por salvar a Eliseo.

Por un momento juro que voy a llorar, pero me contengo.

—No fue nada, igual salió herido —respondo— además, tengo una jodida pandilla que me quiere muerta.

—Otra persona se hubiera rendido, tú no lo hiciste, peleaste a tal punto de ensuciarte tus manos de sangres, eso no lo hace todo el mundo.

Comienzo a llorar; ese es el problema, ahora mis manos están sucias de sangres, Giles se sienta por detrás y me rodea con sus brazos, pegando mi espalda contra su pecho.

—Lo hiciste bien, lady —me susurra y me deposita un beso cerca de mi sien.

Espero unos minutos hasta que me calmo y vuelvo a comer. Al terminar, Marta se encarga de la bandeja y salimos de la habitación. Al estar por la mitad de la escalera, veo varias armas por el suelo, sobre una tela gruesa, oscura; mientras que los hombres arman algunas, haciéndolas más grandes y largas.

—Esto es una gilipollada —dice un hombre robusto—, ahora tendremos una disputa con una estúpida pandilla.

—Cálmate Coby, será sencillo acabar con ellos de una vez.

—Exactamente, todo será tan fácil.

Levi está en la entrada, esperándome, me hace una seña con su cabeza y caminamos hasta su auto. La madrugada es sorprendentemente fría, me monto en el asiento del copiloto y el aire está a su máxima velocidad.

—Joder —me quejo al mover a otro lado el ventilador. Levi se monta, se pone el cinturón de seguridad y observo que pone los ventiladores hacia él— ¿No te mueres de frío?

Él me mira por un momento—. No, ya estoy acostumbrado, pero ¿tú tienes frío?

—Un poco —digo sin evitar los leves temblores.

Levi apaga el aire y baja las ventanas del auto, por un lado me siento bien pero la brisa de la madrugada hace que siga muriéndome de frío. De repente veo que Levi extiende su brazo hacia atrás, agarra una tela gruesa y me la da.

—Ten, te hará mejor.

La cojo y me arropo con ella. El auto se pone en marcha y en el trayecto hubo silencio total; Levi me incomoda un poco, su silencio y esa seriedad es impresionante, miro la ventana y noto que él agarra la misma avenida que Giles pero agarra más velocidad. El vigilante del hospital nos deja entrar, y este se estaciona, apagando todo.

Caminamos hasta el edificio de emergencia y Levi pasa de largo, sin necesidad de hablar con la chica de la recepción, camino rápido para alcanzarlo.



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En el texto hay: mafia, drama, accion

Editado: 16.06.2022

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