Capítulo 5: Solo mi decisión

Ryu nos dijo a todos que debíamos irnos del sitio pues aunque sus esbirros le harían caso en marcharse y no volver, una vez que lleguen al castillo y el consejero del antiguo príncipe (el cual está tomando ahora el reino en sus manos) Les ordene que regresen, sin lugar a dudas lo harán y en ese momento ya no podré detenerlos, pues desde el momento en que decidí quedarme aquí con ustedes me he convertido en un traidor.

• Tiene sentido… - Dije en un tono ligeramente de burla. - ¿A dónde iremos?
• Hacia el Suroeste. – Respondió Mikhen. – Siento que uno de mis hermanos aún sigue allí.
• Vamos pues. – Dije y comencé a caminar pero Ryu me detuvo en seco tomándome del brazo.
• Espera, no creo que podamos irnos así como así. – comento mirando detenidamente a Mikhen.
• Es correcto, la magia del bosque no me permitirá salir sin antes pedirle permiso. Hay una razón por la que solo nos pueden encontrar en puntos específicos y eso es porque nos es imposible alejarnos a más de cierta distancia del bosque, a menos que tengamos la bendición del mismo.
• ¿Y cómo conseguimos eso? – Preguntó Ryu.
• Exactamente así… - Respondió Mikhen. – Pidiéndola.

Al dar su respuesta, Mikhen se dio la media vuelta y camino hacia el lago una vez más se colocó justo a la orilla y se arrodillo, Khana se colocó detrás de ella y nos miró, creo que pidiéndonos que hiciéramos lo mismo; yo me arrodille justo como Mikhen pero Ryu únicamente se recostó. Segundos después Mikhen dijo en voz alta: “Pido permiso para irme en busca de mis hermanos”

Al decirlo un gran crujido se escuchó, el aire comenzó a soplar con fuerza y la tierra temblaba violentamente, alcance a escuchar un rugido que parecía muy molesto y el agua del lago comenzó a burbujear de nuevo, el nivel del lago empezó a bajar, pues el agua se empezaba a condensar y el viento acarreaba con el muchísimas hojas de los arboles las cuales se fueron pegando en aquella agua la cual comenzaba a flotar hasta formar una especie de figura humanoide similar a Mikhen, de hecho su figura era endemoniadamente idéntica.

• Por favor… - Dijo Mikhen sin levantar la mirada hacia aquella figura.
• Sabes lo que susera si te marchas. – Le respondió aquella figura con una voz… curiosa, difícil de explicar, parecía una combinación entre un monstruo y una dulzura que jamás podrías imaginar.
• Pero mis hermanos. – Respondió Mikhen con voz entre cortada. – No puedo solamente quedarme aquí permitiendo ver como todo se repite una vez más, cuando nací me contaste la historia se mis antecesores y el miedo e impotencia se apoderaron de mí, pues sabía que ocurriría nuevamente. Y fue cuando me dijiste que el antiguo portador del cumulo de la magia había fallecido, que supe que solo era cuestión de tiempo para que todo se repitiera; con el pasar de las semanas fui sintiendo como mis hermanos eran apresador y no entiendo cómo es que no pudiste defenderlos… Se supone que deberías haberlo hecho.
• No te confundas, niña. – Dijo aquella criatura con una voz ligeramente molesta. – Mi trabajo no es protegerlos, sino observarlos y respecto a tu solicitud.
• ¡Por favor! – Le interrumpió Mikhen. – Antes no pude pedirlo porque sabía que no lograría nada, nos es imposible lastimar a las criaturas aun y si nuestra vida depende de ello. Pero ahora los tengo a ellos y a Khana, por favor déjame ir.
• … - La criatura se quedó pensando un momento y después de mirarnos continuó. – Haz lo que desees, pero deberás vivir con tu decisión a partir de ahora, pues aquello que causaras no podrá revertirse, espero lo entiendas.
• Encontraré la forma… - Dijo Mikhen asintiendo con la cabeza, levantándose y caminando hacia atrás para salir del bosque con Khana detrás de ella.
• ¿Qué sucede? – Le pregunte a Ryu el cual únicamente encogió los hombros, pues era evidente que no podía saber lo que estaba sucediendo.

Mikhen no detenía su andar por lo que nosotros dos únicamente nos limitamos a seguirla sin preguntarle algo, suponíamos que no nos respondería y esperaría a que lo viéramos por nosotros mismos, Ryu intentaba preguntarle a Khana, pero por lo que entendí ella únicamente le respondía que lo vería pronto.

Nos encontrábamos en el extremo del bosque, básicamente a la salida y Mikhen se detuvo en seco, miro hacia atrás por una última vez, agacho su cabeza, puso su mano sobre su pecho y extendió su mano hacia el exterior, cuando lo hizo una gran barrera cristalina se rompió como si fuera vidrio, pudo verse como la ruptura se fue extendiendo por el cielo como si siempre hubiéramos estar cubiertos por un gran domo hecho de cristal y cuando todo fue roto Mikhen dio un solo paso hacia el exterior, se dejó caer al suelo arrodillada y comenzó a llorar. No entendíamos la razón hasta que todo comenzó… Los troncos de los arboles comenzaron a craquear y su color vivo se encontraba cambiando a uno grisáceo, las hojas caían y al contacto con el suelo se marchitaban rápidamente, a lo lejos aún podía verse una parte del lago con aquella criatura en la orilla mirándonos y su cuerpo se evaporizo, junto con el agua del lago dejándolo completamente seco, el cielo se comenzó a llenar de nubes las cuales dejaron caer una extraña lluvia seca, el agua que caía no nos mojaba simplemente caía y desaparecía al contacto con cualquier objeto, y tras varios minutos todo el entorno cambio bruscamente… De ser un gran bosque lleno de magia y vida, ahora solo era un montón de troncos muertos.

• ¿Por qué no nos dijiste que esto ocurriría? – Le pregunte preocupado a Mikhen la cual parecía sufrir por su decisión.
• Hay decisiones que debemos tomar por nosotros mismos… Pues las consecuencias no son algo que deberíamos compartir, además tengo la esperanza de que cuando todo vuelva a la normalidad y mis hermanos estén a salvo la magia de este sitio pueda regresarle la vida.
• Entiendo. – Dije seriamente.