Khana

Capítulo 19: Princesa de la Calma

Llevaba tanto tiempo caminando junto a ellos que olvide por completo lo que sentía estar solo. Y espero que esto no se malentienda, la verdad es que disfruto mucho estar solo; es solo que, quizás me acostumbre demasiado a todos ellos. El clima estaba parcialmente nublado en este momento y frente de mi un gran prado se encontraba presente, a diferencia de lo que pudiera pensar por los paisajes que he visto hasta el día de hoy, este prado carecía de algo. No sabía con certeza que era ese algo que le faltaba, pero sin lugar a dudas había algo que no se encontraba por aquí. Sé que lo normal sería darse cuenta de que eran justamente aquellos quienes me acompañaban antes, quienes faltaban, pero no.

Intente ignorar tanto como pude aquel sentimiento el cual no sabría explicar realmente como era y solo me limite a caminar, avanzar con un único rumbo y sin distracciones, o restringiéndolas lo más posible. Del clima nublado gotas comenzaron a caer, decidí echarme en el pasto mirando hacia arriba y permitiendo que las gotas impactaran en mi rostro, aquel sentimiento me invadió aún más y por pocos segundos recordé todo mi pasado, especialmente algo que ahora que vino a mi mente no puedo sacarlo.

Fue la primera vez que estuve en la ciudadela de las hadas y esto es importante porque en esa ciudadela la magia está mucho más concentrada que en cualquier otro lado, después de todo, las hadas son magia pura y básicamente nada más. En aquel recuerdo, viene a mi memoria perfectamente que una de ellas menciona a la persona con quien estaba entonces: “No son cosas que se encuentren fácilmente” y se refería a una flor que aquella persona llevaba consigo, la cual tiene propiedades únicas. “Ve hacia donde el Henheas del bosque” le comento el hada y después de marcho. ¡Eso es!, grite yo completamente feliz y recordando justamente lo que Khana me había dicho respecto a ir a donde las hadas habitan. Ahora estaba completamente convencido de que aquella flor era la respuesta a la pregunta que me he estado haciendo desde que mi camino y el de los demás se ha separado. Al llegar a esta resolución me levante y comencé a caminar enérgicamente hacia la ciudadela de las hadas, el camino afortunadamente no era largo desde donde me encontraba en este momento, pero eso no significa que no sería peligroso y más aún si la única arma con la que cuento está hecha completamente de vidrio…

El clima hizo todavía más ameno el viaje, he de decir que la lluvia cayendo por mi cuerpo es una de las cosas que más me gustan en esta vida y mientras se va por un prado tan bonito como este, todo solo se intensifica, pero como todo en la vida, en algún momento debe acabar.

Pasaron las horas y curiosamente la lluvia no se detenía y llego el momento en el que llegue por fin a la ciudadela de las hadas, todo era exactamente como lo recuerdo: Una gran ciudad edificada en su mayoría con piedras de colores no muy variados, más que nada Turquesa, azul y verde oscuro, los edificios eran no mayores a 2 pisos todos, incluyendo el palacio principal que irónicamente era el más pequeño de todos midiendo apenas un piso y quizás 4 cuartos por el interior, aunque era el único adornado con piedras preciosas de todas las variedades en puntos aleatorios de la misma pared, las hadas son reservadas con las especies ajenas, especialmente los humanos pero aun así no son seres violentos, sino al contrario podría decir que son casi como los Henheas, a diferencia de que las hadas si pueden asesinar si se lo proponen, aunque esto es algo demasiado difícil de lograr. Pocos son tan estúpidos como para enfrentar a un ser que domina la magia como una extensión de su cuerpo, incluso yo que poseo un arma que parece puede absorberlas, ni con Esaraque me atrevería a enfrentar a un hada.

  • ¿Qué haces con esa cosa aquí? – Pregunto una voz imponente a mi derecha.
  • ¿Disculpa? – Respondí  a la vez que giraba mi cabeza, descubriendo que quien me hablaba era uno de los guardias de la ciudad. Un hombre hada de mi estatura pero más delgado portando una armadura completamente de cuero, en sus manos descansaba una daga elemental la cual brillaba con las propiedades de la electricidad y en su otra mano una pequeña luz que denotaba que era afín al rayo. - ¿Te refieres a ella? – Pregunte señalando a Esaraque sin sacarla.
  • Si. – Dijo secamente aquella Hada. – Vete por favor. – Concluyo de forma respetuosa pero firme.
  • Quisiera que me permitieras quedarme al menos uno o dos días. – Dije de forma respetuosa intentando hacer notar que yo no era peligroso.
  • No. – Concluyo tajantemente el hombre. – Ese tipo de armas no son bienvenidas en este reino, solo demuestran el hambre de poder que tienes, humano.
  • ¡No! – Replique rápidamente al comprender su negativa. - ¡Espera!, no te confundas.
  • ¿Eh? – Murmuro aquel sujeto.
  • Esta arma me fue entregada, pero no planeo usarla para el propósito que crees que la usaría, sino todo lo contrario. – Aquel hombre iba a empezar a hablar pero le interrumpí interponiendo mis manos delante. – En realidad lo que quiero es destruirlas, sé que existen dos y necesito a la “Princesa de la Calma” para encontrar la otra.
  • ¿Princesa de la calma? – Pregunto con demasiada intriga aquel sujeto. – No existen muchas personas que conozcan la existencia de dicha planta. – Al concluir solo se limitó a mirarme fijamente e instantáneamente bajo sus armas y comenzó a caminar hacia el palacio real. – Ven. – Termino.

Si he de ser sincero estaba un poco confundido por todo este suceso ya que aun y cuando yo sabía de la existencia de la planta, nunca pensé que fuera algo que se mantuviera en secreto o que no cualquiera podía saberlo. Aquel hombre me llevo a la puerta principal del palacio me miro e incito a entrar y después desapareció mirándome de arriba abajo por última vez, pero sin decir otra palabra. Al momento de desaparecer la puerta de madera rojiza se abrió permitiéndome la entrada al palacio, por dentro era igual de bello que por fuera aunque como he dicho antes, era demasiado pequeño para ser un palacio normal… Uno pensaría que al ser el lugar donde el rey habita todo sería gigantesco y demasiado hermoso, y aunque si era hermoso no era para nada grande.

  • ¿Por qué te han traído hacia mí? – Pregunto una dulce voz a la voz que se oían pasos caminando por el agua. - ¿Quién eres?
  • Busco la Princesa de la Calma. – Afirmé girando mi cabeza hacia varios lados, porque no podía encontrar a la persona que hablaba.
  • Oh… - Respondió de forma sorprendida aquella persona. – Y, ¿Por qué un humano busca dicha planta?, ¿Sabes siquiera lo que es? – Al momento de terminar de hablar la voz se concentró de forma más física justo a mi izquierda y al girar pude ver a una mujer de cabello completamente plateado vestida únicamente con una gran túnica blanca, descansa y en su cuello se encontraba un pequeño colgante que brillaba tenuemente de color azul.
  • Es una planta mágica que ayuda a quienes la encuentran, en lograr aquello que desean, sé que no hay muchas de ellas en el mundo pero también sé que son las hadas quienes pueden encontrar su paradero.
  • Y, ¿Cómo es que sabes tú eso? – Preguntó la chica de una forma muy curiosa. – Los humanos que conocen ese secreto la verdad es que pensé que estaban extin…



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En el texto hay: criaturas magicas, lobo, magia

Editado: 12.05.2022

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