Al día siguiente, Sakura iba tarde a la escuela. Nuevamente no había escuchado las alarmas de su reloj ni de su celular, se había quedado dormida en el cuarto de sus padres, dónde había atendido a Sasori la noche anterior. Apenas había tenido el tiempo suficiente para bañarse, colocarse su uniforme y tomar sus cosas para salir corriendo hacia la escuela; su pie ya estaba mejor así que pudo andar bien todo el camino. Se sintió cansada y tenía demasiadas cosas en la cabeza pero trato de no distraerse con ellas y se concentró en correr lo más rápido posible. Varios alumnos al igual que ella llegaban tarde y cruzaron el portón como si se tratara de un maratón, ella iba por mucho a la cabeza no por nada era la más rápida en la clase de atletismo, llegó a las taquillas y se cambió rápidamente su calzado cuando un sobre cayó a sus pies. No tenía remitente e iba abrirlo cuando recordó que ya habían pasado más de 15 minutos de la hora de entrada; seguramente Kakashi sensei ya se encontraba en el salón pasando lista. Guardó la carta en su bolsillo para leerla luego y subió las escaleras a toda velocidad cuando notó que alguien corría detrás de ella, no le prestó atención y se dirigió a su salón.
—Lo lamento, se me hizo tarde— dijo abriendo de golpe la puerta del salón. Se encontraba agitada y tomaba grandes bocanadas de aire; la carrera que había hecho de su casa a la escuela le estaba cobrando la factura a su cuerpo. Kakashi sensei abandonó el pizarrón donde escribía y giró a verla al igual que todos sus compañeros de clase, a Sakura le pareció que la miraban de manera extraña, lo que le hizo sentir nervios.
—¿Sucede algo?—preguntó ella con voz cohibida. Y se percató que alguien estaba a su lado, se trataba de Sasori que mostraba un aspecto herido y desalineado. Una gasa cubría su mejilla derecha y mantenía una venda sobre su frente, se veía cansado y malhumorado.
—¿No te despertó a tiempo Sasori, Sakura?— preguntó Kakashi sensei rompiendo el incómodo silencio que había embargado a la clase provocando la risa de todos los presentes. A excepción de Naruto, Ino y Sasuke que miraron con ojos muy abiertos a la parejita de recién llegados que parecieron apenados por el comentario del profesor.
—¡No es lo que cree!— se quejó molesta Sakura con las mejillas coloradas. Intentaba defenderse del comentario de Kakashi y le molestó que Sasori no dijera nada al respecto.
—Bueno son libres de amarse pero no de llegar tarde, así que al pasillo los dos. Entrarán a la siguiente hora—les indicó Kakashi haciendo un ademán para que salieran.
Sakura intentó quejarse pero Sasori la rodeó con sus brazos y cubrió su boca con la palma de su mano.
—De acuerdo sensei— contestó el chico y salió con Sakura hacia al pasillo mientras ella pataleaba molesta de ser arrastrada. Sasori cerró la puerta tras de ellos y la clase volvió a la normalidad.
Una vez a solas en la soledad del pasillo, Sasori la liberó y ella le soltó un bufido.
—¡No tenías por qué hacer eso!— le gritó ella cruzándose de brazos y se ubicó lejos de él, en el extremo izquierdo de la puerta.
—Trataba de evitar el numerito que Kakashi sensei se montó y evitar un regaño más—suspiro Sasori desganado y se ubicó al otro extremo. Recargó cansado su espalda contra la pared y cerró sus ojos, aún no estaba del todo recuperado y Sakura pareció notarlo.
—Lo lamento, dejé que me provocará—se disculpó ella abandonando su enojo. Aunque Sasori era brusco con ella la mayoría del tiempo no le parecía alguien malvado.
—No te disculpes— contestó el pelirrojo sin voltear a verla. —Es por mi culpa que no dormiste bien, lo lamento. Fui a tu casa porque no quería que mi abuela me viera de esta forma pero de igual forma lo descubrió—.
—¿Te regañó Chiyo - obasama?— preguntó Sakura preocupada.
—Nada de eso pero no es nada gentil para tratar las heridas— Río Sasori. — Al menos no como tú—agregó volteando a verla.
—Pero qué dices, cualquiera puede curarte igual de bien que yo—contestó apenada y una tímida sonrisa brotó en sus labios.
Ambos rieron avergonzados y a Sakura le pareció ver al antiguo Sasori, el de sus recuerdos. Si tan solo él no se hubiera marchado tal vez ella, lo que sentía por Sasuke…
“No dejaré que nadie te haga daño, déjame protegerte….”
Las palabras que Sasuke Uchiha le había dicho en su casa resonaron en su cabeza y se dio cuenta que nuevamente se estaba dejando llevar por Sasori. Tenía que detener aquello y mostrarse firme sobre sus sentimientos, no es que no le agradara Sasori pero no podían seguir de ese modo, no cuando ellos dos solamente eran amigos. Era momento de establecer algunos acuerdos, así que se aclaró la garganta lo mejor que pudo para darse valor.
—Escucha Sasori...— pronunció ella tímidamente tratando de sonar seria. No entendía porque le causaba vergüenza tener que decirle aquello.
—¿Qué sucede?— preguntó él notando su ligero cambio de actitud.
—Creo que debemos aclarar algunas cosas… No me malinterpretes pero he pensado que no podemos seguir de esta forma...—continuó ella sin mirarlo.