Sasori se encontraba aún consternado en el pasillo cuando Deidara pasó a su lado cargando una caja de cartón.
—¡ Ohayooo, Sasori no Danna!—Lo saludó el rubio con una amplia sonrisa, feliz de encontrarlo tan temprano por la mañana hasta que se percató de la gasa y venda que cubrían las heridas del pelirrojo.
—¿Danna qué diablos te pasó?— preguntó compungido Deidara y sus ojos se detuvieron en los vendajes de la mano de Sasori que ya estaba teñida completamente de rojo por su sangre.
—No es nada… tan solo marchate...— contestó Sasori secamente sin verlo.
Deidara frunció el ceño ante su respuesta y supo enseguida que algo ahí no andaba bien. Así que abandonó la caja de cartón que cargaba en el piso y de manera brusca atrapó la muñeca de Sasori para empezar andar con él por el pasillo.
—Siempre haces lo mismo. Eres molesto cuando te pones así Danna—se quejó Deidara caminando a pasos agigantados sin voltearse a Sasori que caminaba a regañadientes detrás de él.
—¡Oi, Deidara! ¡¿Qué diablos haces?! ¡¿A dónde me llevas?! Me haces daño— se quejó Sasori detrás de él, apenas siguiéndole el paso.
— Por si no te has dado cuenta, idiota, tu mano está sangrando— se detuvo brevemente Deidara y levantó la muñeca de él para que viera su propia mano herida.
—¿A quién le dices “idiota”, Idiota? Además es mi problema, no te entrometas—le dijo Sasori tratando de soltarse de él pero Deidara lo sujetó con más fuerza para obligarlo a seguir andando.
—Aaah que molesto eres Danna aún conservas esa parte tuya intacta—resopló desanimado Deidara levantando su largo flequillo que le cubría la mitad de la cara.
—¿A qué te refieres?— preguntó Sasori curioso sin oponerse ya a seguir caminando.
—Siempre quieres arreglar todo solo ¡Tan solo eres un maldito orgulloso!—soltó Deidara deteniéndose frente a la puerta de la enfermería.
—¡¿ Hey… a quién le llamas maldito orgulloso?! Idiota insolente— se quejó Sasori soltándose de él y le dirigió una mirada despectiva.
—¡Ves, a eso me refiero.Siempre te haces el fuerte cuando en verdad estás herido!—le gritó Deidara muy cerca de su rostro, tan cerca que sus narices podían tocarse.
—je… no te necesito— soltó Sasori tratando de ponerle las manos encima.
—¡Vas a hacerte más daño idiota!—dijo Deidara sujetándolo con cuidado de los antebrazo para detenerlo.
Ambos se quedaron ahí unos segundos forcejeando cuando de la puerta de la enfermería se abrió, se trataba de Tobi que ladeó la cabeza confundido al ver la extraña pose en la que estaban.
—Parecen un viejo matrimonio—bromeó el chico enmascarado con una risita que provocó el enojo de los dos jóvenes. Ambos lo fulminaron con la vista y aporrearon sus puños de forma sincronizada sobre su cabeza.
—¡¿A quiénes llamas “Viejo matrimonio”?!—exclamaron al mismo tiempo Sasori y Deidara.
—¡Que malos son! Si Tobi es un buen chico. Ni porque ayude a la niña del retrato...—dijo éste chillando mientras se sobaba la cabeza.
—¿La niña del retrato?—preguntaron al mismo tiempo Sasori y Deidara parados en el marco de la puerta y se voltearon a ver incómodos de tener tanta sincronía al hablar.
—Dicen que no son un viejo matrimonio y hablan coordinados...—Murmuró Tobi en voz baja casi para sí mismo y luego continuó.— Sí, la niña que dibujó Sasori no Danna en el club cuando competía contra Deidara-sempai ¿Acaso lo olvidaron? Bueno, si no es ella, sí que se parece mucho... —dijo Tobi pensativo, recargando su mejilla en la palma de su mano y antes de que pudiera decir algo más, Sasori ya se encontraba haciéndolo a un lado de manera brusca para entrar a trompicones a la enfermería. Deidara lo imitó y entró detrás de él haciendo caer a Tobi de manera estrepitosa.
—¡Sakura!— gritó Sasori al verla acostada en una de las camillas ubicadas al fondo del consultorio. Rápidamente se ubicó a su lado y observó cómo ella se giraba de un lado a otro mientras dormía. Emitía débiles quejidos y su respiración era errática; su rostro estaba cubierto de sudor.
—¡Qué rayos le sucedió!—se giró Sasori molesto para confrontar a Tobi.
—Tranquilo Danna, seguramente Tobi tiene una explicación para esto—intervino Deidara tratando de tranquilizarlo.
Tobi que se estaba levantando del piso les dirigió una mirada perpleja mientras sacudía su uniforme.
—¿Yo?— preguntó Tobi señalando así mismo. —Yo solo la encontré así en el pasillo… aunque ahorita que la llamaste “Sakura” creo que oí a alguien gritándole en los jardines ¿Qué raro no? ¿Es tu novia Sasori no Danna?— preguntó Tobi con un tono infantil y curioso.
—Como sea, deberíamos traer al doctor. No se ve muy bien—sugirió Deidara ignorando a Tobi y se concentró en el estado de Sakura.
—Ah, creo que será lo más conveniente—murmuró serio Sasori.— Iré a buscarlo— dijo dirigiéndose a la puerta pero Deidara lo paro sujetándolo del hombro.—