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Al abrir los ojos, este se encontraba en una sala blanca, o al menos eso pudo distinguir en un principio, pues la vista de Haru estaba borrosa. Cuando ya pudo distinguir el lugar en el que estaba, pudo distinguir al fin la habitación. Parecía más bien una celda, pues en frente de él había unos barrotes grises, era pequeña y, al momento de mover el brazo, noto unas cadenas. Había sido capturado y encerrado, no lo podía creer y menos saber dónde estaba. Miro a la puerta de la celda, esperaba ver a su secuestrador tarde o temprano y así fue, Xigbar apareció con un portal negro en frente de él. Al momento de verlo, frunció el ceño molestó.

—Vaya, has despertado más pronto de lo que creía —al momento de aparecer, el villano habló—... Creo que no nos han presentado correctamente, me llamo Xigbar, es un placer —Espero que Haru respondiera, pero este no lo hizo, pues seguía con su mirada molesta—... Vaya, ¿te ha comido la lengua esa gata?

—Se llama Chirithy —respondió al instante el pelirrojo—.

—Ah, ¿dices el nombre de esa cosa pero no el tuyo? Vaya, ¿es que tus padres no te han enseñado a respetar a los mayores?

—Mis padres no siguen en esta vida.

El hombre se quedó callado ante esa respuesta, para luego dar así una sonrisa malvada. Sin embargo, Haru no se dejó intimidar.

—¿Qué quieres de mi?

—No tienes educación pero sabes preguntar lo que quieres saber, me caes bien chico —el pelirrojo no dijo nada ante esto, dejó que siguiera hablando—, ¿sabes lo que es un cebó?

Xigbar se quedó callado unos segundos, esos segundos pasaron a ser minutos, así que el chico en apuros no tuvo más remedio que responder a su pregunta, dando un suspiro.

—Es algo que se usa para atraer a algo que quieres atrapar, como un pez o —entonces, los ojos verdes se abrieron como platos, dándose cuenta de algo—... ¡¿Para que quieres a Hoshi?! —pregunto el chico alarmado, agitando sus brazos, los nervios lo habían dominado—

—Además de listo, avispado —río el de la túnica tras esas palabras, observando como el chico se movía de forma agitada—... Para que ella me despierte, para eso la quiero. No pude cumplir mi deseo y ahora mi cuerpo ya no me pertenece, pero no me he rendido, y pienso usar a esa mocosa para cumplir mi meta de ser un Elegido de la Llave Espada.

El pelirrojo se quedó confundido ante esas palabras, no esperaba para nada esa revelación y menos entendía las intenciones del mayor, ¿por qué quería una? No hizo falta preguntar, pues su contrario leyó la expresión del joven.

—La quiero para poder sentirme poderoso, al igual que mis ex compañeros... ¿Crees que con mis pistolas podría conseguir algo? No, la Llave Espada me podría dar lo que quiero, incluso tú que no has visto ninguna, puedes imaginarlo...

Haru no pudo refutar nada contra eso, entonces el mayor chasqueo los dedos y el chico cayó al suelo, pero seguía encadenado. Sin ninguna consideración, agarro la chaqueta azul del chico y tiro de él, arrastrandolo. Apareció un portal negro y ambos cruzaron. Llegaron a una plaza, rodeada de edificios negros y altos, uno de ellos, que estaba en el centro, tenía una pantalla en lo alto. Si  alzaban la vista, podían distinguir un cielo morado.

Haru fue dejado en el suelo, en la plataforma verde del edificio de la pantalla. El pelirrojo miró sus pies, los cuales estaban encadenados también.

—No podrás escapar, ni lo intentes —Le advirtió Xigbar, quien se mantuvo al lado del muchacho y miro hacia el frente, esperando la llegada de Hoshi—... No creo que tarde mucho en llegar.

Y efectivamente, unos pequeños pasos fueron escuchados, los cuales se hacían más sonoros, indicando que se estaba acercando. Apareció primero Chirithy y segundos después Hoshi, quien tenía su vara en sus manos mientras tenía una mirada seria. El pecho de la pequeña subía y bajaba con rapidez, mientras de su boca solo salían jadeos, sin dejar de mirar al rostro de su antiguo enemigo.

—¡Xigbar, deja a Haru en paz! —grito la niña al momento de ver a ambos, sujetando con firmeza su bastón—

—¿Por qué debería dejar en paz a tu amiguito, niña curandera? —subestimo Xigbar a la pequeña, quien no bajaba la guardia, se mantenía en su sitio—... Sí quieres que lo haga, despiertame entonces... Sí lo haces, liberare a tú amigo.

—¡Hoshi, no lo hagas! —grito el pelirrojo, levantando su cabeza—

—Y no lo haré —respondió la mencionada—. No he olvidado como es la Organización XIII, y menos tú —separó un momento sus pies, imaginando que iba a ser atacada en cualquier momento y no se equivocaba, pues al momento de recibir la negativa, Xigbar hizo aparecer sus pistolas—.

—Entonces... Tendrá que ser a la fuerza —En el momento de que el varón apuntó a la niña, Chirithy se subió a la espalda de ésta y en el momento de que el contrario disparo, Hoshi rodó por el suelo, esquivando así la bala láser. Luego se levantó y agarro su vara, apuntando hacia el adulto.