Klein: Un juego dulce y oscuro.

Los ojos grisáceos.

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Las mañanas en la universidad de Wenston siempre son ordinarias, aquí no se miran a chicas corriendo con pasta dental en sus blusas, o a chicos con su grupo de amigos creyéndose fuckboys o como sea que se diga. 
 


Todos parecen muertos vivientes, las universidad en realidad te pide mucho, aunque no puedo negar que hay personas como Samy, mi mejor amiga que anda feliz de la vida contándole a todos sus anécdotas de como su hermano se ríe en las noches, claro, todos la toman por loca ya que ella no tiene hermanos. –Una chica que estudia para ser psicólologa, necesita ayuda psicológica ¿Interesante no?–

Caminé cuidadosa hasta mi clase –en este momento no quería soportar a Samy, no ando de buen humor.– Para mi buena suerte a lo lejos logré verlos, caminé rápido en dirección a la clase, un tiempo libre de Samy no pasa todos los días.

A esta hora todavía no hay nadie adentro de la clase, por lo que pude sentarme hasta el final, tiré mi mochila al lado del escritorio y recosté mi cabeza en aquel, vi que las ventanas estaban empeñadas  por las fuertes lluvias de ayer, los árboles se movían con intensidad. Algo me interrumpió de mis pensamientos, la voz chillona de Samy cada vez se hacía más intensa.

—Señor, solo te pedía unos minutos –susurre para mi.

—¡¡Juls!! –grito, nomás entro al aula, haciendo que levantará mi cabeza del escritorio, me busco con la mirada hasta que me encontró –¡¿Que pasa, por qué me ignoraste Juls?! –camino rápido, en cuestión de segundos ya estaba sentada cerca de mi escritorio.

—Lo siento, odio tus gritos y de repente y te llego a odiar a vos. También me sentía enferma.

—¡Mentirosa! Tu nunca te enfermas Juls –dijo, ignorando lo que le había dicho, si yo fuera ella dejaría de ser amiga de una persona como yo.

—Ya Samantha –regaño entre risas Santiago, quien acababa de entrar.

—¿Que? No estoy haciendo nada malo Santi – le saco la lengua, yo solo me reía de lo que hacían.

Bueno, ya no es tan malo estar con ella, cada día me acostumbro más a su estupidez.

—Claro que si, estás hostigando a la pobre de Juls –se acercó hasta mi y me saludó con un golpe de puños. Típico de nosotros —¿Como estas?

—Estoy bien, un poco aturdida por la loca de samy y los exámenes, pero todo bien –respondí sin más, volviendo a recostarme en el escritorio.

—Cierto, mira que acabamos de entrar y los profesores ya nos quieren meter tantos exámenes, eso es una injusticia –exclamo Samy, dramática como siempre.

—Podrías dejar de ser tan dramática.

—¡Ya Santi! ¿Que te hago yo como para que me trates así?

—El simple hecho de que existas –comento entre risas.

Ambos comenzaron a pelear, yo solo los observaba, mientras en mi mente estaba buscando cosas para que mi shipp se hiciera canon.

Si, soy la típica chica que shippea a las personas, y el Samiago es uno de mis mejores shippeos, ellos tienen todo para ser una pareja, bueno, si mi amiga no se acostara con cualquier chico que conoce creo que todo saldría muy bien.

Después de pensar en miles escenarios donde ellos serían pareja termine frustrada al verlos sacarse el dedo corazón –se quedan mejor como amigos– Giré un poco mi cara, y cerré mis ojos.

—¡Ahhhhh, mejor te ignoro! –grito Santi, logré escuchar como caminaba a zancadas, posiblemente a la salida.

—¿Y a este que le pasa? –le pregunté a Samy, quien aún estaba procesando lo que había pasado.

—Quien sabe, tal vez no le dieron.

Ambas nos reímos como locas, tuvimos que bajar el ruido de nuestras carcajadas por que los chicos iban entrando a clase poco a poco.

—¿Que tal estás? –le pregunté, ella sabía a lo que me refería.

—Nada, simplemente e tenido unos problemas familiares  –su expresión feliz cambio a una triste que me mataba, aunque me gusta ver sufrir a los demás ella es mi mejor amiga.

—¿Con tu padre más que todo verdad?

—Si, el me está pidiendo demasiado, las clases de música son muy exigentes, creo que en algún momento llegaré a explotar.

—Deberías hablar con el, decirle que no quieres estudiar música, es tu vida Samy, no puedes dejar que el te diga cómo vivirla.

Ella no respondió nada, simplemente se quedó callada por un momento, hasta que dijo:

—Deberías de utilizar tus propios consejos y comenzar a decirle que no a los demás –me dio una mirada muy gentil.

Samy a pesar de ser muy irritante a veces,  se a ganado un lugar especial en mi, le eh contado cosas de mi vida que jamás le contaría a alguien más.

—Sabes que mientras las personas que me importan sean felices, estaré bien.

—Bueno, entonces nos parecemos más de lo que creemos, esperemos y un día salir de esta asquerosa vida que llevamos.

Asentí levemente y volví a recostarme sobre el escritorio, esperando a que las clases comenzarán.

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El inglés es muy díficil, la maestra lleva explicando lo mismo desde hace una hora, y nomás no entiendo nada.
Rendida, decidí apuntar las últimas cosas que la maestra dejó escritas en el pizarrón, cuando al fin todos salieron a la hora de receso, yo decidí ir a la biblioteca, necesitaba desestresarme, Samy me rogó que la dejará acompañarme pero me negué, ella hizo un puchero pero acepto.
Dijo que mejor iría a molestar a Santiago.

Al momento de entrar por los pasillos de la biblioteca, mi mirada divagaba entre todas las habitaciones cerca de esta, note como el sótano estaba entre abierto, lo más intrigante de la universidad siempre han sido sus sótanos, nadie puede entrar, cada que voy a la biblioteca la necesidad por saber lo que se esconde en ese sótano es mucha.
Algo dentro de mi quiere ir a ver qué se escondía en esos lugares, pero no podía no quería que me descubrieran y luego me expulsaran de la U.

Tome un libro de astronomía y comence a leer. El tiempo pasaba, el silencio gobernaba por este pasillo, quería seguir aquí, no me importaba perder algunas clases, igual Samy siempre me pasa las tareas.



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En el texto hay: sangre, bailes romance, romance enemigos

Editado: 23.08.2021

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