"Cuando era un niño no había nada que me trajera más felicidad que pasarla junto a mis amigos, yo era su fuerza en el equipo y hasta hoy sigo siendo muy fuerte y valiente pero a lo único que podría parecer débil y es ahora que me doy cuenta es ante ella, la niña tierna de ojos rasgados que en su mirada había una inocencia que..."
—¿¡Qué demonios estoy escribiendo?!— decía aquel joven rubio de 16 años sentado en el escritorio de su cuarto arrugando la hoja y tirándola en el cesto de basura que estaba ya repleto de papeles, lo que delataba que había estado haciendo eso por horas —esta tarea es estúpida— gruñendo por lo bajo, no acostumbraba a realizar la tarea con empeño pero si no entregaba este reporte perdería la última oportunidad de pasar el curso —tsk...no entiendo ¡¿qué tiene que ver la redacción con mi niñez?!...es mas, no entiendo por qué la maestra nos pidió escribir sobre lo —más importante de nuestra infancia eso es ridículo— levantándose se fue a tumbar a su cama boca arriba pensando en por qué había recordado algo como eso, esa niña de ojos finos y cabello largo negro —no puedo confesar eso en un trabajo...pero— cerrando sus ojos por un momento se adentró en sus pensamientos —"por qué solo aparece su imagen... por qué no recuerdo mas?"— estaba a punto de quedarse dormido cuando...
—¡Wallabee! ¡La cena esta lista, mi pequeño marsupial!— su madre le grito desde la planta baja.
—¡¡No me llames así!! Ya voy...— se levantó algo molesto por cómo le llamaba su madre —ya no soy un niño...— miró una foto que tenía en su cómoda de cuando era niño y se veía al lado de esa niña de la cual solo recordaba eso, su rostro. Sus amigos que también solo recordaba ciertas cosas y ni siquiera si eran ciertas o solo sueños infantiles de su vida en Estados Unidos.
Wallabee Beatles hace tres años que había regresado a Australia, hace tres años que no recordaba casi nada anterior a los 13, hace tres años que dejo a los que tal vez fueron sus amigos.
Al otro lado del mundo una joven de cabello largo se prepara para presentar un examen muy importante, ha estado estudiando toda la semana para ello y es el último del semestre así que debe estar segura de todo —el sistema nervioso central se encuentra dividido en múltiples ramificaciones...— repasaba frente al espejo mientras se arreglaba pero se des concentró al mirar aquella foto en el borde de su tocador. Una fotografía que le traía suma nostalgia sin razón, conocía a cada uno de esos chicos pues eran amigos y compañeros de escuela, a todos menos uno, el chico rubio que sonreía a su lado.
—"¿Por qué no puedo recordarte? "— apretó esa foto contra su pecho como hacia cada mañana desde hace tres años. Él siempre estaba en sus sueños, en sus memorias pero en flashes espontáneos que de repente le daban. —"¿Tan importante fuiste o eres para mí?... ¿quién eres?"— se cuestionaba internamente hasta que...
—¡¡Ya deja de andar de enamorada y baja a desayunar!!— grito una voz de un tono más chillona que la suya.
—Mushi!!...— Sorprendida por la inoportuna entrada de su hermana menor guardo en el primer cajón aquella foto —¡¡ya te he dicho que no entres así a mi habitación!!— fue hasta la puerta molesta.
—aay...oye y ¿quién es ese chico rubio por el que tanto suspiras?— negándose a irse —es el güero que tanto mencionas en tus sueños?—
La joven se puso toda roja cuando escuchó eso —¡¿"acaso hablo dormida?!"— Se preguntó —¡¡ya vete!! ¡¡No es nada que te importe!! En un momento bajo— y así saco a su pequeña hermana quien molesta se retiró.
—Sabes...¡¡eras más divertida antes!! Hum!— tras escuchar esa frase y los pasos furiosos de su pequeña hermana.
La chica japonesa se quedó pensativa tomando su bolso —"es verdad...me pregunto, ¿cómo era yo de niña? "—
Kuki Sanban a pocas horas de terminar su primer año en la preparatoria se cuestiona el por qué no recuerda nada anterior a los 13 años y el único vestigio que tiene es esa foto que los vincula a todos, pero entonces por qué no puede recordar.
Bajo a desayunar para que no se le hiciera tarde, su madre como siempre estaba pegada al celular y su padre intentando que el desayuno fuese "perfecto", suspiro pero igual saludó animada. Mushi le miraba igual de molesta por lo de hace rato y Kuki sólo la ignoró, comían tranquilos hasta que tocaron el timbre de la puerta —¡yo abro!— dijeron al unísono ambas chicas pero fue Mushi quien llego primero a la puerta.