Continúa la transmisión…
En ese instante todo el mundo se congeló para Abby, no había ruido, aquellos aplausos y aclamos se escuchaban sumamente lejanos y ella, quieta en el escenario, los latidos de su corazón se sentían y escuchaban tan fuerte que creía que en cualquier momento caería desmayada al piso.
Sus miradas se encontraron, no hubo necesidad de palabra alguna, ella le miraba con nostálgico reclamo esperando que se aproximara al escenario, que recordará, que hiciera algo, él solo la miraba triste por encima de aquellos lentes oscuros, pronto su mirada cambio a una más seca y fría, sin decir o hacer nada, se giró. Abby en ese momento bajó del escenario, esperanzada y decidida a hablarle pero no pudo avanzar entre sus compañeros que la halagaban y la felicitaban.
—Amm...gracias chicos, enserio muchas gracias pero...amm..¿me permiten pasar?—
Los muchachos no parecían entender la urgencia de la morena por atravesar el salón. Wally observó con detenimiento la actitud de su amiga mirando hacia el fondo, dándose cuenta al fin, de por qué tanta urgencia, Nigel estaba saliendo del salón sin dejar de mirar de reojo hacia el escenario, el güero de un salto bajó del escenario queriendo alcanzar a aquel chico de lentes, sin embargo, al igual que con Abby, fue rodeado rápidamente por un grupo de chicas que estaban impresionadas por su desempeño en el teclado.
Ni siquiera le conocían, de hecho confirmó que ninguna de ellas siquiera sabía su nombre, eso no le molestaba, no era un alumno del Instituto, aún, pero igual el contacto femenino siempre le había fastidiado a Wally, esta vez no era la excepción.
—Hey, son muy...— se contuvo casi mordiéndose la lengua el no decir algo ofensivo —amables, pero debo irme—
Por fin lograron ambos abrirse paso, para su mala suerte, Nigel ya se había marchado. Abby soltó un suspiro resignada mientras que Wally chasqueó su lengua por frustración. Hoagie los había alcanzado ya al final del gimnasio.
—¡Wow!—
El castaño llegó abrazando a ambos de espaldas por los hombros, sacándoles por un momento del trago amargo que pasaba por sus gargantas.
—¡Chicos, estuvieron increíbles! — dirigiendo su mirada a Wally —de ti no tenía expectativa alguna, pero no creí que el arte fuera propio en ti—
Esbozó una sonrisa de lado hacia el güero, dejando un momento a Abby para revolver el cabello del chico, aplicando una llave amistosa al cuello.
—¡Ah, basta ya Hoagie!—
Reclamaba Wallabee por la muestra tan efusiva de su amigo. Abby no dejaba de mirar hacia la puerta, abrazaba su brazo izquierdo con algo de fuerza contra si misma y Wally, lo notó, lo supo en ese momento, ella estaba triste y decepcionada.
—Y tú Abby— después de que el güero dejó de poner resistencia se volvió aburrido y le soltó, girando su atención a la morena —de verdad tienes una voz hermosa—
Abby giró su mirada a Hoagie sonriendo ligeramente, no quería que se notará su notable impotencia al ver a Nigel marcharse así sin más.
—Jeje, ay brother— dándole un suave golpe al hombro —basta, me harás sonrojar—
—Jajaja, es la neta —
A pesar del ambiente ameno que Hoagie y los demás chicos habían creado por sus comentarios y halagos, Wallabee sentía que no era del todo alegre, de nuevo había visto un rasgo de Abby que otros no pudieron siquiera sospechar y sentía que debía hacer algo, algo que quizás le podría traer duras consecuencias.
—Bueno chicos yo debo irme—
Dijo finalmente el güero, interrumpiendo la plática entre los dos chicos.
—¿Te vas?—
Preguntó Abby con una mirada extrañada, realmente pensaba que se quedaría para ayudar a preparar todo para esa noche, a Hoagie también le sorprendió pero supuso que su amigo tenía cosas importantes que hacer, lo cual lo dejó pensando en sus propios asuntos con los Ninja Adolescentes.