Knd: Promesa

Capítulo 30: Un vestigio de lo que solía ser.

Continúa la transmisión…

 

Nigel se le quedó viendo fijo a aquel chico, algo dentro suyo le estaba dando mala espina —¿tú… me conoces?— preguntó intrigado ante la presencia algo oscura del muchacho.

 

—Claro que si, somos primos— Bruce sonrió con un aire de amabilidad, levántandose de su silla —disculpa si te asusté pero jejeje, Ashley me dijo que vendrías y pues quise preparar una entrada sopresa— riendo se aproximó a Nigel estrechando su mano.

 

—Oh, oh ya veo— Nigel pudo soltar el aire tras esa cálida bienvenida —jajaja pues hombre, si que fue una sorpresa… algo escalofriante pero sorpresa al fin— estrechó con gusto la mano de aquel chico rubio.

 

—Sí, lo siento de verdad pero pues a nosotros nos gusta mantener este aire— Bruce sonreía mientras miraba a Ashley de reojo —puede ser un poco diferente a lo que estás acostumbrado pero si no te sientes cómodo podríamos discutir esto en el comedor— dijo tomando de los hombros a Nigel.

 

—¿En el comedor?— preguntó Nigel un poco intrigado, pero recordando la hora cayó en la cuenta de eso —oh, no… no quisiera ser una molestia—

 

—No es ninguna molestia— contestó Bruce mientras Ashley les seguía detrás —igual mi hermana ya te puso al tanto de la situación ¿verdad?— sonriendo le dirige una leve mirada a su hermana para que se ponga al lado de ellos.

 

—Bueno sí, pero— Nigel seguía pensando en lo que ella le había dicho —ya le dije que si necesita que firme, cualquier cosa, lo haré—

 

—No se trata solo de eso Nigel— afirmó Bruce ya mas serio.

 

—De hecho hay otras cosas que queremos contarte— comentó Ashley a su derecha —Bruce y yo estamos al tanto de tu situación con ya sabes— decía la chica tocando su cabeza.

 

Nigel se asombró con eso —eso quiere decir…— se alejó un poco —¿tú también?...—

 

—Nigel tranquilo, nosotros sabemos algunas cosas que tus propios amigos te han estado ocultando— dijo finalmente Bruce —pero creo que será mejor discutirlas después de cenar, tenemos toda la noche—

 

—No— dijo con firmeza Nigel que dentro de su cabeza armaba el rompecabezas con las cosas que le habían estado pasando —si tienes algo que decirme, ambos, lo quiero escuchar aquí y ahora— les miró cruzado de brazos sin moverse de su lugar.

 

Ambos muchachos se miraron y esbozaron una sonrisa acompañada de un suspiro.

 

—De acuerdo Nigel, entonces— volviendo a su escritorio — siéntate por favor— dijo Bruce sin dejar el tono de amabilidad mientras miraba a su hermana —Ashley, querida, por favor ¿podrías traernos té y unos sándwiches?—

 

—Claro que sí hermano mío— respondió la chica saliendo y cerrando la puerta de la oficina tras de si.

 

Nigel tomó asiento mirando a Ashley hasta perderla de vista, algo dentro suyo seguía temblando, como si hubiera una trampa.

 

—Sabes Nigel, no somos realmente parientes, si estás interesado en mi hermana yo podría…— murmuró Bruce tomando su lugar en la silla principal, frente a Nigel.

 

—¿Eh?...— ese comentario hizo desatinar al joven haciendo que sus lentes se resbalarán un poco sonrojándose —no, no… ¡por supuesto que no!— negó acomodando sus lentes.

 

—Jajaja está bien, no tienes por qué ponerte nervioso… hmm…— comentó Bruce ladeando la cabeza al percatarse del tipo de lentes que traía  —vaya ciertamente no pensé que necesitarías lentes de lectura— apoyándose en el escritorio.

 

—Ah… bueno, siempre los he usado— dijo mirándolo algo intrigado —pero ahora que me dices eso, estoy mucho más curioso, así que— dijo levantándose y apoyándose en el escritorio para verlo fijamente —sin rodeos, dime todo lo que sabes de mi y de por qué de estos raros flachazos de memoria—




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