Kull-Dan: La Búsqueda de las 7 Máscaras Perdidas

El Experimento CUCH-36.

 

 Debajo de un maid café de Luxemburgo, se ubica más allá del subterráneo un laboratorio cibernético, el cual una vez entrando se percibe el olor a chispas pirotécnicas de un soldador eléctrico que se esparcen constantemente, mientras que alguien con una careta de protección puesta en el rostro sostiene la herramienta con el brazo izquierdo para seguir unificando las grietas de un cuerpo metálico, sin embargo el joven inventor deja de ejecutar el cautín, levanta la placa de su máscara y parpadea 2 veces para observar con fijeza la consistencia de la placa arreglada. De pronto, una exclamación es percibida desde el lado izquierdo del muchacho, la cual deja a éste mismo con una reacción y una exhalación quejosa.

 

- ¿?: ¡Wu! ¡Eso, Lenay! Tú sí sabes jugar…

 

   En ese instante, el muchacho disgustado le pide a su amigo ruidoso el siguiente favor con tono exhaustivo:

 

- ¿?: ¡Harlie! ¿Podrías dejar de ver gameplays y ayudarme con el invento? Así mínimo, me demuestras interés en lo que estamos trabajando…

 

   Después de haber dicho su plegaria, el joven vuelve a soldar, de tal modo que vuelve a colocar su careta y presiona el interruptor que acciona la herramienta, nuevamente. En cuanto a Harlie o Hanh Ehrlichmann, quien se dirige con mucha confianza al área de control que está a 6.5 metros detrás de su compañero, para presionar un botón proveniente de un tablero de comandos físicos y al mismo tiempo le dice una recomendación sutil pero descarada por otro lado:

 

- Harlie: Jaja… Vamos, Conreid. Relájate.

 

*Click*

 

   Al oprimir la tecla, el cautín deja de ejecutar su función, haciendo que Conreid o Conrado Diederich agite la herramienta para calibrarlo a como estaba anteriormente, pero al saber que no tendrá resultados esperados, recibe otro comentario de su colega de forma indeseada.

 

- Conreid: *Suspiro*

 

- Harlie: Además, ya me había adelantado con lo que me tocó.

 

  En ese entonces, el joven soldador vuelve a aproximar su máscara de protección hacia arriba para que Harlie vea su reacción respecto a su veredicto.

 

- Conreid: ¿En serio?, ¿cómo en qué?

 

   Conreid cuestiona con tono escéptico y extrañado. Tras decirlo, el receptor arroja 2 bosquejos a la mesa de su amigo, mientras le contesta de modo pretencioso:

 

- Harlie: En leer los planos.

 

   Después de responder con tono presuntuoso, el presumido de Harlie recarga sus brazos sobre la esquina inferior de la izquierda de la mesa, de forma que suspende su cuerpo hacia en frente, la cabeza atrás con los ojos tranquilamente cerrados. No obstante, Conreid le comenta su opinión respecto a la tarea realizada por su compañero de manera impresionada y simultáneamente revisa la estructura de los objetos no orgánicos:

 

- Conreid: *Jadeo* Eso es imposible. Son muy complejos para entenderlos en un minuto.

 

- Harlie: Oye, tú y yo compartimos el mismo intelecto. Es muy sencillo…

 

   Dice el joven con tono relajado, en cuanto a Conreid le va diciendo su opinión respecto al modo que utilizó Harlie para leer los diagramas.

 

- Conreid: No dudo que te aprovechaste de tu habilidad para memorizar bosquejos a la perfección. *Suspiro*

 

   Luego de suspirar de cansancio, el chico vuelve a su actividad, colocándose una vez más la careta y activando la herramienta eléctrica mediante un botón escondido bajo la mesa, de tal manera que mantiene el movimiento sobre la grieta actual.

 

- Harlie: Um… En efecto, mon frënd.

 

   Expresa el muchacho al estirar sus brazos hacia arriba con sus dedos entrelazados al revés y los ojos cerrados. Sin embargo, procede su paso refinado hacia una moldura hecha a base de tecnología, esto es para accionar un circuito detrás del material mediante detector de globo ocular, el cual verifica la identidad del joven, conduciendo a un tablero pequeño con un protector de huellas digitales para introducir códigos para que se transformen en pseudo-compilaciones en función a los diversos mecanismos del laboratorio, de tal manera que Harlie inserta una contraseña para desactivar nuevamente el cautín que está usando Conreid, haciendo que éste mismo reaccione de forma exaltada y levante la careta, otra vez.

 

- Conreid: ¡Harlie!

 

  Le grita a su compañero por el acto reciente.

 

- Harlie: Oye, te recomendé que te relajarás.

 

   En ese entonces, el joven confiado activa un último comando, el cual expulsa la cubierta de la compuerta trasera, haciendo que Conreid voltee de forma sorpresiva y regrese la vista hacia su colega, quien regresa el protector del dedo índice en su lugar e invierte el panel detrás de la moldura, simultáneamente le propone una invitación a su amigo extenuado.




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