La abeja bailarina

Capítulo 5

Los siguientes días, la pequeña abeja se la pasaba encerrada en su casa, ya no salía a recorrer el bosque, ya no cantaba; ya no bailaba, ni siquiera salía hablar con sus amigos. Estaba triste y desanimada, se sentía herida por lo que había pasado en la feria. No pensó que las cosas iban a salir tan mal. Pensaba que ya no valía seguir su sueño, era una vergüenza bailando. Renunciaría a su sueño y se dedicaría a otra cosa, era un desastre bailando, los animales del bosque se lo habían recordado esa mañana en el bosque.

Lloró desconsoladamente toda la mañana, se decía que era una inútil que no sabía hacer nada bien. Unos toques en la puerta la hicieron sobresaltarse pero decidió no abrir, quería estar sola. Pensando que quien estuviera tocando la puerta se había ido se quedó tranquila, pero no fue así, la voz de sus amigos se escucharon del otro lado.

— Sabemos que estas ahí amiga abeja, ábrenos la puerta — dijo una de sus amiga.
— ¡No! — exclamó — quiero estar sola, váyanse — dijo a sus amigos.
— No nos iremos, así que abre la puerta — dijeron sus amigos al mismo tiempo.

Ella resignada, decidió dejarle pasar y abrió la puerta, sus amigos enseguida la abrazaron dándole ánimo y su apoyo.

— Amiga abeja, ya no llores — dijo la ardilla, pero la abejita solo incrementó su llanto.
— No estés triste, puede intentarlo otra vez — comentó la tortuga.
— No, no quiero que se burlen de mí otra vez — dijo la abeja sollozando.
— No puede renunciar a tu sueño, siempre has querido bailar para el mundo — expresó el señor conejo.
— Ya no voy a bailar, no sirvo para eso. Soy un desastre — dijo la abeja volviendo a llorar.
— No puedes renunciar a tu sueño, solo porque ellos dijeron que no lo hacías bien — comentó la ardilla.
— ¡Pero es la verdad! — exclamó la abeja — soy una inútil bailando, doy vergüenza — dijo la abeja.
— No digas eso, no eres inútil. No puedes creer todo lo que los demás te digan, debes confiar en ti — dijo la tortuga.
—Amiga tortuga tiene razón, siempre habrá alguien que te dirá que no sabes hacer nada, siempre habrá alguien que quiere hacerte desistir de tus sueños. Hay persona con malas intenciones que solo quieren hacer daño, buscan la manera de hacerte sentir inferior diciéndote cosas malas, no puedes darte por vencida aún cuando te digan que eres una inútil que no sabes hacer nada, que eres una desastre y una vergüenza. No te crea nada de eso, solo confía en ti, cree en ti y en la capacidad que tienes de lograr tu sueño, usas esas cosas malas que te dicen y conviertela en algo bueno, pero sobre todo. Nunca renuncié a tus sueños, solo porque algunas personas no le gusta lo que haces — dijo él señor conejo.
— Tiene razón señor conejo, no puedo renunciar a mi sueño solo porque los demás hayan dicho eso — contestó la pequeña abeja pensando en las palabras que le dijo él señor conejo.
— Muy bien dicho amiga abeja, desde ahora vas a ensayar para que te vuelvas a presentar en la feria y nosotros te vamos ayudar — dijo la ardilla.
— ¡Sí! — exclamó la tortuga — somos tus amigos y te vamos ayudar — dijo la tortuga.

Los cuatros amigos se fundieron en un gran brazo, la pequeña abeja se sentía feliz al contar con el apoyo de sus amigos, aquellos que nunca la habían dejado sola y se prometió así misma que iba a luchar por cumplir su sueño sin importar lo que los demás pudieran decir.

 

 

 

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